La sociedad venezolana en general, particularmente los sectores de esta que
se han dedicado a promover su participación en la política debido a que esta es
una cuestión muy seria y trascendente que no puede estar exclusivamente en
manos de los políticos por muy profesionales que sean por cuanto el resultado
de su gestión nos afecta a todos, han estado y están evaluando las posiciones
que han de asumir en estos momentos, más allá de la cuestión eminentemente
municipal.
En lo personal he visto que como muchas personas sin militancia partidista,
que no ausentes de la política y sus eventos, dado que han quedado atrapados
entre el asfixiante comportamiento dictatorial del gobierno, a un extremo; y en
el otro, la dirigencia de oposición que pecando, no sabemos si de ingenuidad o
desorientación, le han dejado en medio para que tomen sus propias decisiones,
como evidencia de su mayoría de edad.
Entre los extremos tiránicos de un gobierno que pretende controlar
totalmente el Estado y el ejercicio del gobierno, no solo en el ámbito de lo
público sino también en lo privado de la vida personal y ciudadana y, los partidos
políticos y su dirigencia, erigiéndose como controladores de sus decisiones en
cuanto a posibilidades de construcción de futuro, la sociedad civil venezolana
ha de revelarse. Entre el llamado a elecciones realizado por el CNE, imponiendo
como siempre en los últimos veinte años sus propias y benéficas condiciones y,
la contradicción abstencionista de los partidos que pretenden imponer su
hegemonía política al país opositor, pero procuran un by pass que les lleve directamente a las presidenciales, algunos
sin primarias previas y candidatus habemus, a su vez que el cierre de la
triangulación, al considerar los sectores radicales que consideran la
posibilidad de una salida violenta, incluso armada o tipología golpe de estado;
a la sociedad civil no le queda otra que decidir por sí misma.
Especulando, me atrevo a aventurar que este comportamiento del gobierno y
de los partidos políticos así como de los radicales, al dejar de lado y a la
deriva las opiniones de la sociedad civil, abren camino para que esta asuma su
responsabilidad y asome un candidato extra partido con claras opciones de ganar
una elección presidencial. En mi opinión, veo asomar de nuevo el nombre
de Lorenzo Mendoza, quien una y otra vez ha negado planes en ese sentido. No se
trata de tener planes o no, se trata de que en medio del espíritu mesiánico del
voto electoral venezolano, una figura de la sociedad civil, sin nexos con el gobierno,
a quien ha enfrentado, ni con los partidos políticos de oposición, a quienes
desde hace ya un tiempo prolongado retiró apoyo financiero, la figura de LM
puede emerger como "comodín" en medio de la crisis política nacional
y con posibilidades ciertas de imponerse, incluso llevando a los extremos a
tocarse y entenderse para cerrarle el paso, como ya ocurrió en la oportunidad
en la que Renny Ottolina representaba un verdadero riesgo para el
"establecimiento" político de aquellos años en los que la decadente
política de partidos abrió compuertas posibles al mundo de pensamiento
independiente.
Mi costumbre de leer entre líneas recibió una señal a considerar en
cualquier análisis de mercadeo publicitario, incluso de naturaleza subliminal y
objetivos de posible posicionamiento político electoral por bandas. La frase
que hoy exhibe Polar al final de sus comerciales dice mucho, tanto como
queramos interpretar: "Tienes mi palabra"...