Fuentes
Elizabeth (2012). Esto es lo único que me
faltaba. Varios cuentos de amor y adulterio. Bruguera. Caracas
Este es un libro que forma parte de la
bibliografía de base para la preparación del taller “De virgen a bicha”, que
espero dictar al menos una vez, durante el año 2013 en Ciudad Bolívar.
Prologado por su “hermana” Valentina Quintero
bajo el subtítulo de “Hembrones, desnudos y combustión espontanea”, quien
cuenta la decisión de ambas para consolidar los valores de la liberación
femenina y asegurarse un futuro en el competitivo universo de la belleza
femenina venezolana, cual fue “Seríamos unos hembrones a los 40, sin importar
la edad que cada una tuviera, pues ese jamás fue un asunto a exponer en el
matinée.” (p. 6)
Como mujer feliz a todo trance y en todo
momento, tal lo refiere Valentina Quintero, “El ascenso a titular en su
meteórica carrera académica en pos de la felicidad lo obtuvo Eli cuando se le
quemó la casa. Puso el cuarto como sesión de santería en Sorte el 12 de
octubre. Se había impuesto como trabajo de grado “La búsqueda del orgasmo
múltiple como mecanismo de afirmación de la voluntad liberadora y gozona de las
mujeres musulmanas”.” (p. 7). "Mi marido es un cornudo" es una obra autobiográfica ya que se trata de "un episodio de su vida expuesto sin el menor pudor" (p. 8) y forma parte de lo que Quintero refiere como "documento público y notorio en su prolífica carrera académica de la felicidad objetiva. (p. 7, negritas propias).
Según Quintero, el libro que analizo, trata
de “Un manual generoso para comprender que las mujeres somos unas desatadas,
que cuando nos entregamos jamás medimos la altura del barranco y que el
ridículo lo borramos tan pronto llegamos a “cierta edad”. Para que terminen de entender que el contrato
de Elizabeth con la felicidad es radical, concluyo con su tesis más reciente:
“Nada científicamente hablando, puede demostrar que la realidad existe. Ningún
Premio Nobel de química o física o lo que sea, ha podido asegurar que lo que
vemos o vivimos es verdad. Lo que nos lleva a concluir que quizás lo que
quisimos que no hubiese ocurrido nunca, realmente jamás ocurrió.” (pp. 8 – 9)
Traducido al lenguaje de la cotidianidad, esto último lo interpreto
como que, la infelicidad no puede existir por cuanto los eventos que pudieran
haberla sembrado en la vida de cada quien,
bien pueden no haber ocurrido. ¿Evasión o negación de la realidad?, es
posible, pero sin lugar a dudas, es una expresión de base científica que
resulta útil a la hora de aprehender que la felicidad radica y vive en cada uno
de nosotros y que la alcanzamos a través de nuestra actitud ante la vida y los
eventos que individualmente marcan nuestra existencia.
Luego la propia autora, dedica el libro a su
madre de una manera muy particular, recordando los años en los que ella y su
hermana estaban convertidas al socialismo y la redención del pueblo hasta que
en su bunker de la liberación apareció una
cucaracha voladora que, luego de haber resultado muerta por las acciones
de la madre, le llevo a indicarles si con ese valor irían a la guerrilla. Obviamente, una
manifestación de la temerosa femineidad cuando de alimañas menores se trata, lo
cual obviamente no incluye al hombre.
Llevados de la mano en un recorrido de unas
ciento treinta páginas en catorce cuentos o narraciones breves, el texto de
Fuentes nos en el mundo del amor desde la perspectiva del género de las
aventuras, que el amor, cualquiera sea su naturaleza siempre es tal. A mi modo
de ver, hay dos referentes autobiográficos en “Loca por un ratico” y “Nadie
como Jack”, este último, centro de atención que al contemporanizarnos en su
contenido mueve importantes reflexiones de la vida universitaria y la búsqueda
juvenil de la redención del mundo.
El primero muestra la actitud femenina,
preocupada por su atractivo y el pícaro manejo de situaciones de situaciones
límites ante “El Hombre”, en una sucesión de picheos que terminan ponchando al
más pintao con aquello del reciente corte de pelo. “Puntería”, que deviene en
segundo relato, da cuenta de la teoría
del flechazo y amor a primera vista, el cual se da sin aviso previo, donde y
cuando menos se espera. Trae a mi memoria todo el aparataje evolutivo
darwiniano y el emparejamiento natural en procura del mejor ADN posible para la
descendencia, a la par del inevitable enamoramiento cruzado en el que ellas se
“derriten” por el hermano de su mejor amiga o lo contrario, aunque en ese caso
particular, se tratase del hermano de su amigo.
En ese relato reivindico lo relativo a las
vivencias del aquí y el ahora en dos citas impecables: La primera del Carpe
diem de Horacio en sus Odas I 11 8, (“Dum loquimur, fugerit invida aetas: carpe diem, quam
minimum credula postero.”) “Mientras
estamos hablando, he aquí que el tiempo, envidioso, se nos escapa: aprovecha el
día de hoy, y no pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de
mañana” y esta otra de Walt Whitman en su poema “No te detengas”: “Disfruta del pánico que te provoca tener la
vida por delante… No permitas que la
vida te pase a ti sin que tú la vivas.” (p. 27) y que les invito a
leer ambas in extenso, como mensaje
central del libro de Elizabeth Fuentes (2012), al final de esta nota.
Avanzando
en el texto alcanzamos el tercer cuento
de amor, “It´s imposible”. Una narración en la que apreciamos una expresión
conceptualmente elevada del arte de la cacería masculina tras el género
opuesto. Refleja mucho de la mujer de hoy en la pregunta directa: “- Y a ti te
encanta adornar las cosas para llegar siempre a lo mismo. Me caes a cobas con
las ardillas y la literatura pero lo único que quieres es acostarte conmigo.
¿Me lo vas a negar? – Para nada: claro que me quiero acostar contigo. - ¿Ah sí?
Pues entonces vamos a salir de eso ya. Pide la cuenta…” (p. 33). Una mujer que
tampoco se anda por las ramas a la hora del té.
Pero,
una idea que me parece sustantiva es el correspondiente a la “virgen mental”. Esta
idea no la concibo desde lo femenino en el sentido que Eli lo ubica. En mi
opinión, la virginidad mental, tal la concibo, ha de alojarse en la estructura
cognitiva del hombre de manera que, cuando este acude al encuentro amatorio con
la hembra, ha de hacerlo prevalido de que ella es virgen a todo trance y
tratarla como tal para amarla intensamente. De esa manera asumo el concepto.
Guiar a la hembra y dejarse llevar al unísono en una sinfonía que no tiene
final, solo silencios[1]…
Cruzamos
el primer tercio del libro con la pieza “Tan decente el escritor” y aterrizamos
en “Nadie como Jack” entre las páginas 45 y 57. No es el texto más largo pero
si, a mi modo de ver, autobiográfico ó por lo menos con mucho de lo vivido por
la autora. Más que una historia de amor, suena a historia de un enamoramiento y
tiene una base circunstancial que vivimos muchos de quienes acudimos a la
Universidad Central de Venezuela para
recibir nuestro entrenamiento profesional en un momento signado por la búsqueda
y el planteamiento de las acciones que llevarían a la redención del pueblo
venezolano y de la humanidad toda. El trabajo revolucionario de campo muy a
tono con lo que se pretende sea la formación de los jóvenes que acuden a las
universidades e institutos bendecidos por el oficialismo, que terminan formando
ó más bien deformando la praxis operativa de algunas actividades profesionales.
La
“cosedura de una historia” y las realidades objetivas, en su caso “azares
objetivos, “el hilo mismo de la cosedura: un azar por aquí, otro por allá y
lista toda una vida” (p. 49). Es un planteamiento contrario a lo que en el
fondo y desde la profundidad de su pensamiento nos dice Elizabeth Fuentes con
el ejemplo de su vida, su inteligencia y sus dos publicaciones: Algo así como
que cada quien construye su propia vida y es responsable por a ello solo ante
una persona, ante sí misma. Ese es el trasfondo por donde la muy conocida “Eli”
envía su verdadero mensaje a todos, aunque particularmente a la mujer, en la
vida estamos para ser felices, aunque en materia de amores recibamos algunas
sorpresas. Por esa razón considera que no solo hay que estar en disposición de
recibirlas sino, hasta de ser parte activa de otras tantas en las que
terminamos siendo protagonistas.
Aquello
de “una manía clase media, que si persistía se podía convertir en práctica
reaccionaria” (p. 45), me sonó a discurso conocido desde mis inicios en la política universitaria,
cuando recién iniciaba mi primer año en la Facultad de Farmacia, por allá en el
segundo lustro de los sesenta. Marta Harnecker, “Los conceptos elementales del
materialismo histórico”, y la obligatoriedad de su lectura y análisis, así como
de otros de sus textos en tanto base de nuestra formación marxista, en el caso
de quienes nos decíamos abanderados del cambio y la transformación
revolucionarias además de terminar enamorados, como en mi caso, de una
estudiante de comunicación social a quien no pocas veces acompañe
introduciéndome en las clases de la Dra.
Cuenca.
“Como
mucho” refleja una realidad hombruna que se verifica diariamente en una
expresión femenina de la cotidianidad masculina: “Los hombres son básicos y
elementales”. No deja de ser cierta y en lo personal lo asumo, quien puede con
o contra la “inteligencia” a la vez que las labores de inteligencia de una bien
asentada y avisada “cuaima”. Quien busca, trátese de la cuaima o el básico,
encuentra. Y si se busca y se encuentra no queda de otra que proceder como en
efecto lo hace Eloisa que, como bien lo ejecuta toda mujer que se precie de
tal, dicen de que color es el burro porque tienen los pelos en la mano. Luego,
en “Nada personal” se adentra en una temática vigente hoy en toda literatura
que se respete y respete las circunstancias y hechos de la realidad actual, el
uso de las modernas tecnologías de la información y la comunicación, en el caso
concreto de este relato, léase celular y más específicamente el bebe, el Black Berry. Añade un nuevo
verbo a nuestro léxico: “pinear”. Parte del avance y transformación de la
cultura ante los adelantos de ciencia, la tecnología y la innovación. Amor y
adulterio virtual.
Luego
de estos primero siete cuentos que de alguna forma he señalado, quedan aún
otros siete. Obvio, no los referiré para dejar en Uds. el deseo de averiguar
por cuenta propia de que trata cada uno. Por eso los invito a adquirir y leer
el libro de Elizabeth Fuentes. Vale la pena y no se arrepentirán. Desde ya, la
he ubicado, luego de esta segunda obra suya, en el contexto de mis escritores
favoritos al lado de Francisco Suniaga, fenómeno de las letras venezolanas
actuales y Eduardo Sánchez Rúgeles, otro genio de las letras nacionales de esta
época, obvio está, cada quien en su género.
Este
texto de Elizabeth Fuentes me ha llevado al registro de mis recuerdos y revisar
las notas que tengo acerca de un texto de estructura similar, que no me he
atrevido a hacer público y que he titulado “Diez cuentos eróticos y una canción
de amor”. Surgió en mí, luego de haber leído y experimentar el deleite de este
género literario en la obra de Rubén Monasterios, “El encanto de la mujer madura y otros relatos
obscenos” (1987, Línea. Editores. España). Parte de mi “cosedura” con el libro
de Fuentes viene de allí.
No
creo que haya dudas en cuanto a la forma como me identifico con la obra de
Elizabteh Fuentes y su ejemplo de una vida apasionada con, en y más allá del
amor erótico y personal. También se trata de la pasión por todo cuanto hace,
porque esa es la vida, estar en el presente y estar por encima de la
existencia. Para mí no puede ser de otra manera. No en balde mi blog se
identifica bajo las coordenadas de “En el aquí y el ahora”, lo que deviene de
una traducción de Carte diem en cuanto a la necesidad de vivir el presente, más
allá del momento.
Es
un libro que se puede leer e interpretar desde el manejo del lado femenino como
ha sido escrito, pero también desde lo masculino. Es toda una obra Yin-Yan.
Imagino a Elizabeth Fuentes, no en un monologo basado en estos textos, sino en
un dialogo. La veo actuando su propio guión al lado de una actriz como Elba
Escobar quien es la estrella de su obra anterior: “Mi marido es un cornudo”,
que tuvimos ocasión de leer en directo, en cuanto al libro original y luego,
disfrutar en la interpretación de la Escobar.
Cada
libro es percibido desde los intereses de cada lector. Del momento en el que es
leído y la situación particular en la que el lector pueda encontrarse. Al
margen de estas condiciones, el libro de Elizabeth Fuentes nos brinda la
oportunidad de disfrutar una buena lectura, distraernos y reírnos un rato a la
vez que reflexionar sobre nuestra condición de hombres y mujeres con respecto a
un tema fundamental, el amor, aliñado con sus cuentos de adulterio. En mi
modesta opinión, pero mi opinión al fin de cuentas, un libro que me ha gustado
mucho, tanto como el anterior de la misma autora. Lo recomiendo.
He
aquí los dos textos ofrecidos, citados por la autora en uno de sus relatos:
No te detengas (Walt Whitman)
...Carpe Diem! Aprovecha el día
no dejes que termine si haber crecido un poco,
sin haber sido un poco más feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie
te quite el derecho de
expresarte que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida
algo extraordinario...
No dejes de creer que las palabras, la risa y la poesía
sí pueden cambiar el mundo...
Somos seres, humanos, llenos de pasión.
La vida es desierto y también es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en
protagonistas de nuestra propia historia...
Pero no dejes nunca de soñar,
porque sólo a través de los sueños
puede ser libre el hombre.
No caigas en el peor error, el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes...
No abandones tus creencias. Todos necesitamos
aceptación, pero no podemos remar en
contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en infierno.
Disfruta el pánico que provoca tener
la vida por delante...
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro y en
enfrentar tu tarea con orgullo, impulso
y sin miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte...
No permitas que la vida
te pase por encima
sin que la vivas...
Carpe
diem (Horacio, Odas, I, 11, 8)
“Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi
fienm di dederint, Leuconoe, nec Babilonios
temptaris numeros. Ut melius quicquid erit pati!
Seu pluris hiemes seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrenum, sapias, vina liques et spatio brevi
spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.”
No busques el final que a ti o a mí nos tienen reservado los dioses
(que por otra parte es sacrilegio saberlo), oh Leuconoé, y no te dediques a
investigar los cálculos de los astrólogos babilonios. ¡Vale más sufrir lo que
sea! Puede ser que Júpiter te conceda varios inviernos, o puede ser que éste,
que ahora golpea al mar Tirreno contra las rocas de los acantilados, sea el
último; pero tú has de ser sabia, y, mientras, filtra el vino y olvídate del
breve tiempo que queda amparándote en la larga esperanza. Mientras estamos hablando,
he aquí que el tiempo, envidioso, se nos escapa: aprovecha el día de hoy, y no
pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de mañana.
[1] Un texto en el que se puede analizar y ampliar esta información
corresponde a Diego Armario López (2007) La
segunda virginidad. El poder sexual de la mujer madura. Almuzara. Cordoba.
España.
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