En
Venezuela, se ha convertido en un lugar común y parte de la tertulia diaria, hablar
de la crisis política y sus consecuencias en términos de escasez, inseguridad y
corrupción, para ubicar estos problemas en el orden que cada uno de ellos
incide de manera directa en la vida de cada uno de nosotros. Es el nivel del
coloquio y habla cotidiana.
Sin
embargo, estos problemas son analizados a niveles más elevados que el que
antecede. Se analizan como parte de la dinámica política del país y desde muy
diversas aristas, generalmente asociadas a actores de la vida nacional,
regional o local. La intención es aclarar el camino y verificar, si se puede,
el posicionamiento o momento de los problemas en el contexto de la
gobernabilidad, del cambio y la transformación necesarias para el avance de la
sociedad en su totalidad y, obvio es, para establecer estrategias de cualquier naturaleza
a efectos de procurar la defensa de intereses particulares o colectivos y
alcanzar objetivos concretos de cara a la superación de los mismos.
En
el ámbito de lo político esta tarea es cumplida de los llamados analistas políticos,
asociados o no a los agentes que se mueven dentro de ese marco, en el país. De
allí que su presencia e ideas pueda ser constatada diariamente en las páginas
de opinión que a nivel de lo nacional, regional o local e incluso internacional
circulan en Venezuela y, hoy más que nunca, en las denominadas redes sociales.
De hecho los hay de uno y otro signo ideológico – político en el escenario de
la polarización política venezolana y también, los freelance, aquellos que dicen
trabajar por cuenta propia pero que, generalmente están al servicio de quien les
paga, perdiendo mucha de la objetividad necesaria para afrontar ese delicado
trabajo de filigrana con la mayor y mejor responsabilidad que les sea necesaria
en beneficio de un colectivo que demanda información adecuadamente sustentada.
Otros,
sencillamente realizamos nuestra tarea en cuanto al análisis de la realidad sea
esta de naturaleza política, económica, social o cultural, publicando el producto
de nuestras habilidades cognitivas y procesamiento de la información, en los
medios que así nos lo facilitan o en nuestras propias páginas personales, en
las que dejamos caer parte del trabajo profesional que deseamos sea conocido
por quienes nos siguen en las mismas.
Sin
embargo, hay en esa actividad y no me considero un analista político pero
procuro leer lo que se publica al respecto, individualidades regionales y
locales que se atreven en su osadía, a publicar y publicitar verdaderos
adefesios del análisis, los cuales hemos podido averiguar, no responden a
ninguna de las categorías anteriormente señaladas sino que, el alimento que les
anima es exclusivamente de carácter pecuniario, no porque cobrar por el
servicio que se presta viniera a resultar pecaminoso o del mal ver, sino porque
la pecunia deviene del chantaje al que en algunos casos someten a quienes
desean favorecer con la interesada asimetría de sus conclusiones que, la mayoría
de las veces no tienen asidero valedero apoyado o sustentado en documentación
alguna ni en un análisis concreto de la realidad, ya por el contario, su única
referencia está basada en el cuanto hay pa´eso.
En
el caso de Guayana, los hemos detectado en las tres ciudades más importantes
del estado Bolívar: Ciudad Bolívar, Ciudad Guayana y Upata. Algunos son
profesionales muy nombrados en los círculos políticos, económicos, sociales y
culturales que suelan frecuentar. Le hemos hecho un seguimiento a sus columnas
y publicaciones y en ellas se puede apreciar como hoy dan una información,
producto de uno de esos “análisis” y mañana publicitan algo totalmente
diferente. Cuando hemos realizado trabajo de campo y profundizado las razones
de esos cambios sistemáticos que operan en términos pendulares, encontramos que
fulano les pago tanto o los comprometió en aquello y así van obteniendo el
sustento en cada “sablazo”, vendiendo su alma al mejor postor en franco
irrespeto a sus propias condiciones humanas.
En
los últimos días precise las aseveraciones de uno de estos analistas. Refería
escenarios posibles en cuanto a los resultados del próximo ocho de diciembre en
el Municipio Heres y se atrevía a dar un orden sin ningún tipo de consideración
racional, sustentado en lo que parecía ser más bien su odio personal hacia la
figura del actual alcalde Victor Fuenmayor que cualquier cuestión procesada a
la luz de los acontecimientos que se suceden en este contexto electoral.
De acuerdo con sus apreciaciones,
resultaría electo alcalde el candidato del PSUV; en segundo lugar arribaría un
señor que según él, este es un dato duro en su reláfica, es el único que tiene
forrada con sus afiches la capital municipal y, en tercer lugar llegaría la
candidatura del actual burgomaestre Víctor Fuenmayor. Seguro estoy que si
Fuenmayor lo llama y le coloca en los bolsillos una determinada solución a sus
problemas cotidianos, lo pone a ganar en sus análisis. Yo, tengo mis dudas
respecto a ese orden definitivo y tengo como soportar mis conclusiones,
advirtiendo que con Fuenmayor solo mantengo y he mantenido una amistad muy
lejana y obviamente, ni me paga ni le cobraría por emitir mi juicio al respecto.
Es una cuestión meramente metódica y de práctica académica si se quiere.
Otro
a quien preste atención momentánea, señala que en situación similar, la que
corresponde al Municipio Autónomo Piar, el final seria de fotografía entre “Gollo”
Martínez y Oscar Contreras. A este de verdad no sé si valga la pena referirlo
porque a estas alturas de la campaña, aseverar una cuestión como esa raya en la
más impúdica pobreza cognitiva e intelectual. Me atrevo a suponer que es una
trampa caza bobos a ver si “Gollo” le picha algo y cambia el resultado de sus
elucubraciones. Para ambos analistas, señalo el pecado nunca al pecador, con
todo mi respeto les sugiero tengan un poco de respeto por si mismos y más aun,
por la comunidad que pueda leerles o escucharles, ambos están errados en sus
apreciaciones. En las mías, puedo equivocarme, pero siempre tendré como
demostrar la forma en la que llegue desde el principio al final de mis
conclusiones. Lo demás, pura pacotilla.
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