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Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Venezuela, septiembre del 2018


El título intenta parafrasear la pieza musical qe apropósito de la situación argentina de finales de los ochenta, escribiera Cacho Castaña como homenaje a la esperanza del cambio y la transformación. Argentina, al menos hoy respira un ambiente de tranquilidad y justicia en contra de la impunidad gubernamental.

Ahora bien, no siempre que expresamos nuestro pensamiento, estamos conectados con la realidad latente. Aunque en Miami todo se sabe y se dispone de muy buena información sobre lo que diariamente ocurre en Venezuela, no es verdad que la mayoría que hoy desea la salida de los “usurpadores” (85,00 % según últimos sondeos de opinión), piense en la realización de elecciones que estarían a la vuelta de la esquina. El país perdió el norte institucional, hay que reconstruirlo todo. Por tanto, que me sepa disculpar ‏ @PoleoRafael pero su comentario de esta hora a través de twitter.com, no viene al caso. <<Para aceptar la formula de elecciones generales que Maduro propondría a Trump habría que asegurar que las condiciones sean equilibradas, empezando por el Consejo Nacional Electoral, la vigilancia internacional y el rol de las Fuerzas Armadas>> Me parece una solemne pendejada pensarlo, mucho más, plantearlo en este momento.

Aquí solo hay una salida y no más. La transición es y será necesaria y no considero que la grave crisis que padecemos, se resuelva a esta hora, con elecciones generales i de ningún otro tipo, por ahora. Primero, re-institucionalizar el país y restablecer sus equilibrios fundamentales: Abastecimiento alimentario, producción de alimentos, abastecimiento de medicamentos, generación de empleos, seguridad jurídica, personal y de los bienes y una sarta de etcéteras que va, desde los servicios públicos hasta la superación de la impunidad y establecimiento y aplicación de los cánones de la justicia a quienes han delinquido desde el poder a través de la siembre del miedo y el terror en la población. No vale, en septiembre del 2018, que los políticos de oficio quieran meter de nuevo país en el saco de sus ambiciones partidistas, grupales o personales. Basta de egolatría. Queremos un país de todos, hecho entre todos. Un político está en la obligación de escucharnos, ya no estamos para obediencia a ciegas.

Por otra parte, que el "usurpador" hable ante ¿quién?, porque allí no había nadie, es ya un sin sentido. Habló a las paredes para decir lo que ya el mundo sabe, un mentira tras otra. Su asistencia me deja un fresquito, se le ve perdido, lo que sumado al show del otro, del "yerno" al estilo Jalisco; más las dudas existentes en cuanto a lo que mora en el interior del barco chino embanderado con la Cruz Roja, asoman una realidad que me lleva a pensar en un buen regalo a los escorpianos, en ocasión de sus fechas natales, y un dulce de lechosa que por Guayana degustan con queso de cincho y también de mano y guayanés.

Porque tamaño embuste y contradicción como esta perla <<@NicolasMaduro ante la 73 Asamblea General de la @ONU_es: ”no podemos permitir que se nos quiera imponer un modelo económico, cultural y político único>>. No vale un  modelo único para Venezuela, que no es otro que el modelo de la democracia globalizada y centrada en el bienestar del hombre; pero si vale un modelo único obligado, para imponerlo internamente a los venezolanos por un ignaro de los tiempos, y su casta de lame pisos y chupa suelas. Dicen que los relojes avanzan.... y de repente, sale el pajarito.

domingo, 9 de septiembre de 2018

Tengo miedo, y tu?


Si me preguntaran, ante la realidad de nuestro contexto país hoy, por mis temores y si tengo miedo, mi respuesta es definitivamente SI!, tengo miedo.
 
Si ahora me preguntas, de que tenor es miedo, cuánto miedo tengo, puedo responder que mucho. Mucho miedo. Si hubiera la posibilidad de medirlo, respondería que mi miedo y mis miedos están a nivel del cien por ciento, mi capacidad para albergar el miedo esta compada. Mi indicadores de miedo pueden estar por debajo del mucho de ustedes, tal vez al mismo nivel y quién sabe si por encima del que algunos de vosotros pueden albergar en los recónditos lugares de su emocionalidad.

Ahora bien, el miedo puede escalonar y subir pero como ya estoy saturado de él, mis emociones no pueden otra cosa que escalonar y subir. Su siguiente estadio, el terror y después el pánico que paraliza y sumerge en la inacción. De allí, aceptar el todo como derrota y caer en depresión hasta que la muerte me alcance. Es una forma de responder a los estímulos de esta experiencia pavloviana a la que se nos pretende someter.

Pero no solo es esta la única posibilidad que me dejan el miedo, el terror y el pánico. Me encuentro ya en la zona del terror y allí la muerte puede sobrevenir de dos maneras; muero súbitamente porque las respuestas de mi organismo para recuperar sus equilibrios internos fallan y no funciona la homeostasis de mi organización biopsicoecologico social o sucumbo ante el irrefrenable ataque de mi victimario. Conclusión, en el contexto pa´si que habito, la muerte está a la orden del día.

Una vez haya muerto, la naturaleza se ocupara de redimir mis restos orgánicos o mis cenizas según sea el caso, para reconstruir la vida e incluso para vida a otros entes, desde insectos y alimañas hasta ser parte de la más frondosa vegetación. En uno u otro caso que importaría ya luego de haber fallecido a consecuencia de mis miedos. Entonces ya no habrá posibilidad de preguntarme, donde he quedado ante mis responsabilidades para conmigo mismo en primer lugar, para con el legado histórico civilizatorio que me ha sido dado luego de la vida de unas quinientas generaciones a lo largo de diez mil años. La naturaleza me trajo a la vida como un ser ganador. Es la muerte que a decir de la religiosidad conduce a la vida eterna, pero a todas esas, y como queda mi paso por el mundo ante la vida, donde perdí mi existencia… ¿Qué cuentas he de entregar a Dios?

Sé que siempre estaré acompañado por la muerte, pero por ahora no quiero abrazarme con ella, no es eso lo que deseo como existencia aunque ello es lo que desean imponer quienes se dicen dueños de mi destino y, mediante acciones totalizantes que impiden las expresiones de libertad que son inmanentes al ser humano, usurpan funciones públicas y accionan fraudulentamente el destino de nuestro país hasta negarme la vida y mi venezolanidad. Desean que no exista más que como ficha de la vida y no como constructor de mi propio destino y logros de mi felicidad.

Un investigador estadounidense, ¡malaya el imperio!, estableció que los seres humanos funcionamos individual y socialmente conforme una escala de satisfacción de nuestras necesidades. Desde las básicas que disponen nuestra vida en cuanto disponer alimentación, vestido y protección contra los rigores del medio ambiente pasando de allí a aquellas que nos brindan seguridad personal y avance hacia la autorrealización, por cierto, la escala más alta luego de necesidades que se avienen con los afectos y la familia así como el reconocimiento en los niveles tercero y cuarto de los cinco que hasta ahora han sido establecidos.

Satisfacer mis necesidades de primer nivel corresponde a la sobrevivencia. Es la vida pura y simple, sin expectativas, sin disfrute y sin goce alguno de nuestra presencia en y ante la naturaleza. La escala mayor, la autorealización, me ubica ante la satisfacción personal por el solo hacho de estar en la vida, en el mundo y ante mi existencia. Son los espacios ganados para el ejercicio de mi libre albedrio, de mi libertad, de mi tranquilidad, de mi paz y por ende, de mi bienestar. Nada que ver con la disposición de lo material, emocional o espiritual y si con lo que haya decidido hacer de mi vida, pero sobre todo, por el contenido que haya dado a mi existencia. Existo, luego soy.

Ahora, dueño de mi existencia, estoy a disposición del juicio de la naturaleza; he cumplido con el legado que me ha correspondido para dar pasos en avanzada civilizatoria ante mi contexto social; he cumplido con la entrega del testigo histórico civilizatorio que dinamiza el desarrollo y crecimiento humanos de esta raza; habré cumplido con Dios y por tanto, sin temores ante su juicio, dado que trabaje por la evolución del ser y de la humanidad. He trabajado para incrementar los desequilibrios entre el bien y el mal apoyando fiera y firmemente al primero y sobreponiéndome al miedo, evitar que los avances del mal.

Al aceptar y reconocer mis miedos ha llegado el momento de preguntar, y ahora, quien tiene miedo. ¿Cuál es el deseo objetivo de tu paso por el mundo de la naturaleza y los seres humanos, que todo cambie y transformemos vida en existencia como corresponde a una raza ganadora, o que quienes pretenden llenarnos de desesperanza para garantizarse el poder eterno como factores del mal termine por imponerse ante nosotros? Saca tus miedos, avancemos. Ha llegado la hora en el contexto de un nuevo discurso político y narrativa diferente que acompañe el goce y disfrute pleno del existir en una Venezuela civil libre y democrática.

martes, 4 de septiembre de 2018

El discurso de la oposición: Pienso, digo y obro en consecuencia


Pareciera evidente, para quienes de alguna manera sienten que la construcción de este nuestro país es parte de sus responsabilidades, abocarse hoy a la formulación coherente de un discurso, capaz de expresar en él, la idea de un proyecto de vida. El clima de permanente de incertidumbre en el que nos cotidianamente nos desempeñamos no permite establecer correspondencia entre lo que ahora ocurre y lo que pudiera venir después. Uno de los rasgos que denota este contexto deviene de la utilización del lenguaje por parte de la militancia y membrecía de la oposición ante sus el tratamiento a sus propias decisiones y, ante el  estado de cosas que se viven en la Venezuela de 2018, a las alturas ya, del noveno mes del año.

En entrevista recientemente televisada, un conspicuo representante de la usurpación de origen, a la par que funcional de lo político, que hoy  se encuentra establecida en el país, señalaba que lo que se da en Venezuela, es un experimento. Llama la atención por cuanto se trataría de una experiencia de largo aliento y alcance social que avanza a tientas sin considerar que los resultados mostrados hasta ahora, en nada han favorecido el desarrollo ciudadano ya que por el contrario se ha devenido en una siembre de yerros e infortunios que, animados por el control social, han colocado a más del ochenta por ciento de la población en la acera de enfrente dada la situación de inopia que progresivamente fue tomando los espacios del ciudadano y la manipulación de sus emociones en remembranza colectiva de lo acontecido en el laboratorio de Pavlov y sus experiencias perrunas[1].

Que los resultados no le van bien, fue reconocido en días posteriores como lo ha sido en tantas ocasiones, cuando otro lugarteniente de la usurpación señalaba, tratando de explicar la dinámica de la neoeconomía marxiana fundamentada en la inexistencia material de la unidad de recambio monetario, que la población venezolana ya había pagado por adelantado los costos de la hiperinflación y que ahora, con un salario mínimo nominal de treinta dólares, podía entrar a una carnicería y comprar la carne que deseara al precio internacional de dos cincuenta a tres dólares por kilogramo. Salto triple en contexto de ignorancia o quién sabe si de torpeza programada, lo cual hace aún más nauseabundo su discurso por cuanto calza mentira y falacia que le obnubila ante el hambre de todos, porque cada uno de nosotros la padece de acuerdo al plato de su preferencia en un país sin diversidad alimentaria, sin mediano acceso a los medicamentos esenciales,  sin servicios públicos al menos en expresión de un mínimo de eficacia, en un mar de inseguridades de todo tipo en lo referido a lo personal, los bienes o lo jurídico, sin libros y paremos de contar. Reconocimiento del fracaso económico y la hiperinflación, reconocimiento de la dolarización de la economía y reconocimiento de la escasez tantas veces negada.

Sin embargo, lo que causa extrañeza no es que la dirigencia opositora salga al paso a este tipo de manejos informativos, no, eso ha de hacerlo toda oposición que se respete y que respete al país y sus padeceres. Sino que lo haga en términos de una narrativa que de facto, reconoce como válida, legítima y existencialmente establecida a la usurpación. El estado de inopia que existe en Venezuela es el resultado de decisiones asumidas para generar caos y desesperanza en la población. La Venezuela de hoy no es continente de un marco adecuado de institucionalidad sobre el cual puedan diseñarse y formularse políticas públicas que enfrenten la realidad de los problemas que forman parte de ella sino un laboratorio donde día a día se operacionalizan y mueven variables, no para resolver problemas, sino para crearlos.

En consecuencia, ante la ausencia de un ámbito político basado en principios de la democracia y, en el contexto de lo que a todas luces constituye la experiencia de un Estado Fallido trastocado en Estado Forajido, el discurso y la narrativa de la oposición no pueden ni tienen porque dar validez, ni legitimidad, ni trazos de existencia a lo que no es en sus orígenes y funcionalmente, otra cuestión más que usurpación de funciones públicas y ejercicio criminal de la política.

Siendo la Asamblea nacional el único órgano de los poderes públicos nacionales que a esta fecha se encuentra constitucionalmente establecido, es inaceptable, dadas las decisiones que ha tomado desde enero de 2017, aunadas a las que igualmente estableciera el Tribunal Supremo de Justicia en exilio, designado por esa misma Asamblea, es inaceptable, reitero el vocablo, que nadie en el seno de la oposición otorgue a “esta gente” (Suniaga dixit)[2] un calificativo distinto al de ejercicio ilegítimo y usurpación de funciones públicas y de gobierno, con lo cual el estado de cosas en el que se encuentra el país no es otro que el caos provocado con la intención de que este sea superado por la anarquía y entonces, cerrar las fauces del lobo sobre una población desvalida de toda esperanza en el seno del hambre y la mengua como ocurrirá el Ortiz de las “Casas muertas” en versión novelística de  Otero Silva[3],  con una diferencia fundamental, aquel fue un Estado – Nación devenido en dictadura, ahora estamos ante un Estado Fallido devenido en Estado Forajido, a las sombras de lo que de ninguna manera han de permitir las fuerzas democráticas del mundo, la insurgencia de una franquicia de Estado al servicio del control del mundo por parte del género criminal.


[1] PAULOV Iván Petrovich. Riazán, 14 de septiembre / 26 de septiembre de 1849.  Leningrado, 27 de febrero de 1936  fue un fisiólogo y psicólogo ruso cuyos estudios del estimulo – respuesta condujeron al desarrollo del  conductismo como rama de la psicología. Su experimento más relevante consiste en el adiestramiento condicionado sobre perros, conocido como el perro de Pavlov. Base del condicionamiento humano ante estímulos recurrentes.
[2] SUNIAGA Francisco (2013).  Esta gente. Mondadori. Caracas.
[3] OTERO SILVA Miguel (1981).  Casas muertas. Losada. Caracas.

El discurso de la oposición: Pienso, digo y obro en consecuencia


Pareciera evidente, para quienes de alguna manera sienten que la construcción de este nuestro país es parte de sus responsabilidades, abocarse hoy a la formulación coherente de un discurso, capaz de expresar en él, la idea de un proyecto de vida. El clima de permanente de incertidumbre en el que nos cotidianamente nos desempeñamos no permite establecer correspondencia entre lo que ahora ocurre y lo que pudiera venir después. Uno de los rasgos que denota este contexto deviene de la utilización del lenguaje por parte de la militancia y membrecía de la oposición ante sus el tratamiento a sus propias decisiones y, ante el  estado de cosas que se viven en la Venezuela de 2018, a las alturas ya, del noveno mes del año.
 
En entrevista recientemente televisada, un conspicuo representante de la usurpación de origen, a la par que funcional de lo político, que hoy  se encuentra establecida en el país, señalaba que lo que se da en Venezuela, es un experimento. Llama la atención por cuanto se trataría de una experiencia de largo aliento y alcance social que avanza a tientas sin considerar que los resultados mostrados hasta ahora, en nada han favorecido el desarrollo ciudadano ya que por el contrario se ha devenido en una siembre de yerros e infortunios que, animados por el control social, han colocado a más del ochenta por ciento de la población en la acera de enfrente dada la situación de inopia que progresivamente fue tomando los espacios del ciudadano y la manipulación de sus emociones en remembranza colectiva de lo acontecido en el laboratorio de Pavlov y sus experiencias perrunas[1].

Que los resultados no le van bien, fue reconocido en días posteriores como lo ha sido en tantas ocasiones, cuando otro lugarteniente de la usurpación señalaba, tratando de explicar la dinámica de la neoeconomía marxiana fundamentada en la inexistencia material de la unidad de recambio monetario, que la población venezolana ya había pagado por adelantado los costos de la hiperinflación y que ahora, con un salario mínimo nominal de treinta dólares, podía entrar a una carnicería y comprar la carne que deseara al precio internacional de dos cincuenta a tres dólares por kilogramo. Salto triple en contexto de ignorancia o quién sabe si de torpeza programada, lo cual hace aún más nauseabundo su discurso por cuanto calza mentira y falacia que le obnubila ante el hambre de todos, porque cada uno de nosotros la padece de acuerdo al plato de su preferencia en un país sin diversidad alimentaria, sin mediano acceso a los medicamentos esenciales,  sin servicios públicos al menos en expresión de un mínimo de eficacia, en un mar de inseguridades de todo tipo en lo referido a lo personal, los bienes o lo jurídico, sin libros y paremos de contar. Reconocimiento del fracaso económico y la hiperinflación, reconocimiento de la dolarización de la economía y reconocimiento de la escasez tantas veces negada.

Sin embargo, lo que causa extrañeza no es que la dirigencia opositora salga al paso a este tipo de manejos informativos, no, eso ha de hacerlo toda oposición que se respete y que respete al país y sus padeceres. Sino que lo haga en términos de una narrativa que de facto, reconoce como válida, legítima y existencialmente establecida a la usurpación. El estado de inopia que existe en Venezuela es el resultado de decisiones asumidas para generar caos y desesperanza en la población. La Venezuela de hoy no es continente de un marco adecuado de institucionalidad sobre el cual puedan diseñarse y formularse políticas públicas que enfrenten la realidad de los problemas que forman parte de ella sino un laboratorio donde día a día se operacionalizan y mueven variables, no para resolver problemas, sino para crearlos.

En consecuencia, ante la ausencia de un ámbito político basado en principios de la democracia y, en el contexto de lo que a todas luces constituye la experiencia de un Estado Fallido trastocado en Estado Forajido, el discurso y la narrativa de la oposición no pueden ni tienen porque dar validez, ni legitimidad, ni trazos de existencia a lo que no es en sus orígenes y funcionalmente, otra cuestión más que usurpación de funciones públicas y ejercicio criminal de la política.

Siendo la Asamblea nacional el único órgano de los poderes públicos nacionales que a esta fecha se encuentra constitucionalmente establecido, es inaceptable, dadas las decisiones que ha tomado desde enero de 2017, aunadas a las que igualmente estableciera el Tribunal Supremo de Justicia en exilio, designado por esa misma Asamblea, es inaceptable, reitero el vocablo, que nadie en el seno de la oposición otorgue a “esta gente” (Suniaga dixit)[2] un calificativo distinto al de ejercicio ilegítimo y usurpación de funciones públicas y de gobierno, con lo cual el estado de cosas en el que se encuentra el país no es otro que el caos provocado con la intención de que este sea superado por la anarquía y entonces, cerrar las fauces del lobo sobre una población desvalida de toda esperanza en el seno del hambre y la mengua como ocurrirá el Ortiz de las “Casas muertas” en versión novelística de  Otero Silva[3],  con una diferencia fundamental, aquel fue un Estado – Nación devenido en dictadura, ahora estamos ante un Estado Fallido devenido en Estado Forajido, a las sombras de lo que de ninguna manera han de permitir las fuerzas democráticas del mundo, la insurgencia de una franquicia de Estado al servicio del control del mundo por parte del género criminal.


[1] PAULOV Iván Petrovich. Riazán, 14 de septiembre / 26 de septiembre de 1849.  Leningrado, 27 de febrero de 1936  Fue un fisiólogo y psicólogo ruso cuyos estudios del estimulo – respuesta condujeron al desarrollo del  conductismo como rama de la psicología. Su experimento más relevante consiste en el adiestramiento condicionado sobre perros, conocido como el perro de Pavlov. Base del condicionamiento humano ante estímulos recurrentes.
[2] SUNIAGA Francisco (2013).  Esta gente. Mondadori. Caracas.
[3] OTERO SILVA Miguel (1981).  Casas muertas. Losada. Caracas.