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Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

lunes, 13 de mayo de 2013

CHOCRON SONIA: Las mujeres de Houdini

Tengo una costumbre, que no califico por ser elemento de mi propia identidad  y como tal me revela en cuanto parte de lo que tal vez soy. No puedo tener a mano para su lectura, un único libro. Por lo general voy leyendo simultáneamente dos o tres porque cuando me canso de uno, descanso y tomo otro y así siento que no me aburro. De esta manera comencé esta reflexión acerca de la primera novela de Sonia Chocrón. Eso fue, hará cosa de dos semanas.

Ayer, leyendo la sección “Inspirulina”[1] escrita por Eli Bravo y publicada dominicalmente en la revista “Todo en domingo”, encartada en el diario El Nacional, lei con satisfacción que no se trata de una costumbre exclusiva. Bajo el titulo “Tres libros son suficientes” se narra como el actual Presidente de Irak: Jalal Talabani se mantiene en paz en medio de las presiones a las que vive sometido como consecuencia del ejercicio de tan alto cargo. Supuestamente, Talabani mantiene su talante cotidiano debido a que “siempre tiene a manos tres libros”.  Primero, el que está leyendo en tiempo presente; segundo, aquel que leerá, una vez terminado aquel y le atribuye la simbología del futuro, luego, en tercer lugar, un libro de poesías. Abstracción hecha de los títulos y obviamente el tema, lo importante es que sean tres. La idea no deja de ser interesante.

Sin embargo, hay ocasiones en las que llega un libro que consume todo el tiempo de principio a fin dado que nos envuelve en la magia de su planteamiento y nos lleva de un solo tirón de la primera a la última de sus páginas, eso es lo que me está ocurriendo con esta, la primera novela de Sonia Chocrón. Aunque los otros dos libros que ahora voy leyendo también son interesantes en su temática, planteamiento y lenguaje, esta novela me tiene atrapado y ando dándole, de suerte tal que estoy seguro concluiré su lectura rápidamente.

El planteamiento de Sonia Chocrón está documentado con pasajes sobre la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi a Francia, particularmente la entrada de sus tropas en Paris. De igual manera en lo concerniente a la vida y cultura de la comunidad judía y de sus quehaceres en Caracas, cuestión esta última que forma parte de su existencia dado su origen, vinculado ancestralmente a esa raza aunque ella haya nacido en Venezuela como parte de una generación que seguramente no fue la primera. La otra cuestión sobre la que hubo de investigar y nutrirse la autora para exponernos esta creación magistral, fue en las artes de la magia correspondientes a ese personaje mundialmente conocido y caracterizado por sus números de “escape”, que fue Harry Houdine.

De entrada, uno no sabe si la las mujeres sobre quienes versara el texto son las hermanas de Isaac Brandao: Fortunée, Esther y Rachel, solteronas las tres. Más adelante, Isaac actuará conforme lo hacen sus hermanas, al no reconocer a Esther como hermana suya señalando que sus hermanos solo son Albert, Fortunée y Rachel, con lo cual asume el juego de sus hermanas respecto a una “posible” infidelidad de su madre. En el decurso de la lectura topamos con Lia, a quien conocemos de inmediato, para luego ver aparecer en el relato a sus descendientes, Helena, su hija y posteriormente,  Sara Soler, la nieta de aquella a través de “Helenita”. Una novela en la que la figura del Dr. Marcel Gabay parece jugar un rol preponderante. Mantiene nuestras aprehensiones acerca del papel de este señor en la vida de Lia.

Avanzando hacia la mitad del texto, asumo que cada una de las mujeres que van sobresaliendo en la misma: Lia, Helena y Sara, juegan su rol conforme arquetipos de la mitología griega que se expresan en Hecate, la mujer bruja aparecida en sus andanzas a Lia; Demeter, la mujer madre que sacrifica su existrir en favor de la protección de su hija, Sara; finalmente Kore, a quien  veo en Sara y su vinculación madre e hija respecto de Lia. Esto lo asumo desde la perspectiva en que lo plantea el Dr. Risquez[2].

Esa idea la asumimos a partir del momento crucial que personalmente centro alrededor de las páginas 145 – 159 donde se narra “La celda de la tortura china”,  sin embargo, a partir de la página 163 el escenario cambia totalmente y vamos develando el hilo conductor de la novela: Mas que la maternidad y las relaciones madre e hija, pienso en los acertijos de la vida. Esos que nos imponemos y cierran nuestro intelecto al pensamiento de lo que otros, en este caso personas muy  cercanas unas de otras, han hecho en sus vidas y con su existencia, una cuestión que forma parte del libre albedrio de cada quien y que Chocrón maneja con una extraordinaria habilidad para mantener el suspenso y llevarnos a un desenlace en el que finalmente cada una pudo haber vivido su autorrealización, y donde Helena deviene en la más afectada.

La huida del hogar paterno asumiendo el matrimonio como estratagema para montar tienda aparte y alejarse de una realidad que vivida en los recuerdos no les permite una vida tranquila. Es el Karma filial que en lo femenino llevará posteriormente en su existencia a que Helena se una en matrimonio con el Sr. Soler y luego Sara lo haga con “Pompas Fúnebres”, también para escapar de la “jaula del hogar familiar”. Sara utilizare el sexo y la droga como vía de escape en la confrontación con los eventos de su existencia.

La cartomancia, la astrología y el  zodíaco, el consumo de drogas son cuestiones menores ante el acoso sexual que experimentara Sara de manos de su propio padre o la sospecha de la infidelidad de Lia ante Isaac, cuestión está última que la final se demostrara nunca existió y por el contrario, detrás de aquella mentira aflora una verdad que consumió muchas vidas en los tiempos del “holocausto”, la salvación de niños de su potencial exterminio a manos de los nacional socialistas en los campos de concentración. En eso, Marcel y Antonio conjugaron una triada fabulosa al lado de Lia, quien posiblemente, lo que olió en su caminata por las calles de Paris, más que el tiempo de la momificación, tal vez haya sido el olor asfixiante de la muerte que podía cortar de golpe aquellas vidas que Herodes no pudo sacrificar para evitar la presencia divina del Dios de todos. Sonia Chocrón hace gala de su afición por el cine, en el reconocimiento que hace de la filmografía universal para establecer vinculaciones con pasajes de su novela. De igual manera, llama nuestra atención el hecho de que prácticamente cada episodio de la novela sea precedido en su desarrollo, por la “puesta en escena” de los números de Harry Houdine, los que destaca contra el contenido de cada capítulo.

Algunas cuestiones adicionales. Primero aquello de que “El libre albedrio siempre era un arma de doble filo: el peso de las decisiones solo tendría un responsable: ella misma. Y si  bien entendía que desde ese momento su vida era toda suya, también comprendió muy pronto que liberarse era uno de los grandes riesgos en la vida” (p. 25).

Cambio de nombre, aceptación de una religión diferente a aquella con la que crecimos, son parte de una cotidianidad que se va construyendo en la medida que las dinámicas de este tiempo ubican a cada quien ante la realidad de su propio destino, aquel que de verdad puede construir cada quien alrededor de sus existencia.

Son parte de los riesgos, o en todo caso, un riesgo: El libre albedrio y sus decisiones, que más temprano que tarde, cada uno de nosotros toma o debe y ha de tomar para dar luces propias a su existencia.

La segunda, referida al hecho de que “Todos en la búsqueda del triangulo de los grandes anhelos: salud, dinero y amor. (P. 27). Es cuestión que llama mi atención por cuanto en sondeos que he realizado sobre páginas en las que hombres y mujeres cruzan sus expectativas para establecer relaciones de pareja, llama mi atención el que estos son los mismos referentes que mayoritariamente se plantean quienes acuden a portales web desea naturaleza, particularmente las mujeres.

Me consumen, las novelas y textos literarios que tienen como escenario la ciudad de mi infancia y juventud: Caracas. Por eso, recordar las calles de Los Palos Grandes, con el detalle de sus arboledas y las raíces a flor de acera, me trajo por un momento a esos mundos de los que el tiempo y la distancia me han alejado. Una  ciudad a la que me acerco temeroso en ocasiones que se van distanciando en el tiempo. Aunque viví una parte de mi infancia en el oeste de Caracas, después de aquella noche en la que me atracaron a fuerza de “picos de botella”, decidí que, por razones de seguridad, el oeste de Caracas terminaba para mí en la Calle Real de Sabana Grande, concretamente en la librería “Sumate”. De igual manera, para mí, el este clase media desde Las Acacias, Santa Mónica y Bello Monte hasta El Márquez, conforman los limites de mi querida capital. Por eso, que agradable que la autora me haya llevado al recuerdo de dos adorables sitios para el compartir agradable de un café o un desayuno completo: Danubio y Saint Honoré, dos pastelerías divinas.

Por último y sin agregar palabra alguna, vale citar de Sonia Chocrón, “Como bien lo había dicho Shakespeare en Romeo y Julieta, las despedidas llevaban consigo el dolor de la separación y al mismo tiempo la dulce esperanza, la urgente necesidad del reencuentro.” (p. 132).

Saludo esta primera novela de Sonia Chocrón. Me ha dejado un agradable sabor en cuanto a las esperanzas de que nuestro país no se detenga. Gente inteligente como Sonia, hacen pensar que la Venezuela de nuestros sueños no está perdida. Que el nuestro, es un país abierto a la esperanza de su permanente construcción. Sonia, gente como tu y su quehacer, nos reconcilia con el país.  Felicitaciones y esperamos tu próxima producción literaria, sin duda será un nuevo encuentro con el placer de la creación inteligente y su lectura.


De Alta Mar a Ciudad Bolívar, entre el 5 y 12 de mayo de 2013

CHOCRON SONIA (2012) Las mujeres de Houdini. Bruguera. Caracas.

[1] Bravo Eli (2013). Tres libros son suficientes. En la sección “Inspirulina”. Revista “Todo en domingo” N° 706. Encartada en el Diario El Nacional. Edición del 12 de mayo de 2013.
[2] Risquez Fernando (1991). Aproximación a la feminidad”. Monte Avila. Caracas.

1 comentario:

  1. Mil gracias Bismark, por tan generosa nota sobre Las Mujeres de Houdini.
    Sonia Chocron

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