El pasado
jueves 17 de abril, jueves santo del año 2014 para más señas, tres figuras con reconocimiento
internacional, cada una en lo suyo, abandonaron el mundo de la vida para
adentrarse en recónditos y desconocidos espacios de la muerte. Sencillamente,
fallecieron. Dos, aquejados de esa temible enfermedad que es el cáncer, uno, en
accidente automovilístico aunque también paciente con esa enfermedad terminal.
Mayra Alejandra Rodríguez, actriz venezolana, la más joven de los tres, apenas
cincuenta y ocho años. José “Cheo” Feliciano, cantante de música popular nacido
en la ciudad de Ponce, en Puerto Rico. Ídolo de multitudes latinoamericanas que
dan vida rítmica a sus cuerpos al calor de la cadencia musical y la sonora voz
del intérprete de “Amada mía”. Setenta y ocho años.
Finalmente,
el mayor del trío con ochenta y seis años acuestas y bien vividos, periodista, cronista y escritor
de pluma fluida y creadora, autor de “Cien años de soledad” y ganador del
Premio Nobel de Literatura en 1982, el “Gabo”, Gabriel García Márquez, colombiano
y habitante del mundo, globalmente reconocido.
Confieso
que no fui asiduo seguidor de la vida artística de Mayra. Supe de ella por
haber sido hija del matrimonio de Ligia Lezama y Charles Barry, personajes de
la televisión en los años de mi adolescencia, amén de hermana de Juan Carlos
Barry, humorista que ha seguido los pasos de su padre. Distinta es la relación
con el arte musical de “Cheo”, el ratón. No solo “Amada mía” sino otros temas
que bajo la influyente reciedumbre de su voz sirvieron y sirven de fondo a la
construcción de gratos momentos de mi vida. “Auditorio azul” y par de Cds con
la Rondalla Venezolana son una breve muestra de lo que apunto en estas líneas.
Con García
Márquez la relación es antiquísima, tanto como corresponde a la publicación de
la primera edición de “Cien años de soledad”, novela cuya lectura e incidentes saboree en aquella ocasión y luego en
una oportunidad posterior. Luego de la lectura de su novela más famosa, dedique
tiempo a la lectura de otras como “El coronel no tiene quien le escriba”, “El
general en su laberinto”, “Crónica de una muerte anunciada”, tal vez alguna
otra cuyo título ahora no viene a mi memoria aunque recuerdo, tal vez la última
que llegó a mis manos: “Historias de mis putas tristes”. Pero mi relación con
él a través de su prosa no quedaba allí. Aficionado a los libros y la palabra
escrita como en efecto lo soy, en una de mis incursiones bibliotecófilas, me
tope con una biografía del “escritor más célebre que ha dado el <<tercer
mundo>> y el mayor exponente una corriente literaria, el denominado
<<realismo mágico>>” (Martin, 2009: 23).
En
efecto, Gabriel García Márquez. Una vida, es obra escrita por Gerald
Martin, quien es profesor de la Cátedra Emérita de Lenguas Modernas “Andrew W.
Mellon en la Universidad de Pittsburgh y quien a su ve< ha sido profesor de
estudios caribeños en la Universidad Metropolitana de Londres. Le ha
correspondido presidir el Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana
en Estados Unidos y por muchos años fue el único investigador angloparlante de
la los archivos de la literatura latinoamericana en Paris. Aparte de haber producido
un exhaustivo trabajo histórico sobre la narrativa latinoamericana (1989), en
1975 había hecho publica una edición crítica y la traducción de “Hombres de
maíz” de Miguel Angel Asturias.
Pues
bien este investigador, se dedico desde 1990 al estudio de la vida y la obra
del “Gabo” cuya primera edición en español se encuentra publicada en la Serie
Debate Biografía, e impreso en Colombia por la editorial Random House Mondadori
S. A.. Es desde uno de esos ejemplares y de tercera lectura de “Cien años de
soledad”, en la edición conmemorativa de los cincuenta años de la primera
edición de la novela ocurrida en 1967, que recién publicara Alfaguara por cuenta
de la Real Academia Española de la Lengua en asociación con academias de la lengua
española en este continente, que intentare entre abril de 2014 y abril de 2015,
la realización de este humilde homenaje a Gabriel García Márquez, cenit de las
letras que nos inspira en la hermosa tarea de construir mundos desde la
ilimitada creatividad del SER y cuyas publicaciones continuareharé a
partir de esta primera entrega. Quien quita y releyendo al "Gabo" y escuchando a Feliciano, encuentre el camino definitivo a los relatos que buyen en mi mente, intentando una salida más allá de las páginas de la prensa porque es mi deseo y gran sueño, algun día llegar a publicar.
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