No considero que lo ocurrido en Acción Democrática y la militancia de los
gobernadores electos, ahora bajo juramento ante la mayor "usurpadora"
de Constitución, sea cuestión a despachar en un dos por tres. Los electos para
Táchira y Nueva Esparta han pretendido justificarse sin éxito ante la repulsa
generalizada del país, incluso del sector oficialista en las burlas trogloditas
del mazo. Afirman que ha sido un acto político pero que institucionalmente no
le reconocen. Incluso la joven electa en el Táchira, ahora lanzada al pajón de
la historia por su propio partido, señala que fue amenazada por el gobierno con
hacerle correr la misma suerte de Ceballos. Cosa extraña porque, si bien no
estoy ni me gustaría estar en sus zapatos, no puedo menos que pensar en el
hecho de que, al aceptar participar en un proceso electoral como el ocurrido el
15O, ha debido estar clara ante los riesgos que habría de asumir y las
consecuencias que su posible elección acarrearía. La más sencilla, que le
eliminaran competencias de inmediato como en efecto ha ocurrido. No se trata de
un juego de carritos chocones en domingo familiar. Por tanto, era de esperar
que en su contra, hubiese presiones de toda índole y más aun si resultaba
electa. Tal vez su juventud y el instinto de conservación más la disciplina del
partido se impusieron. Con ello, hemos de s apuntar que no se trata de caras
nuevas y jóvenes, sino que la experiencia cuenta ante una crisis política como
la que calza Venezuela por estos tiempos. Alguien me habla y yo agrego algo de
mi creación para hablar de "rebelión de las canas". Una situación en
la que no basta con la ganas sino que la malicia cuenta. Esto en primer lugar.
Luego está la cuestión del porqué AD se la juega en esta decisión que le
coloca ante el "autosuicidio" político como diría CAP. No se trata ya
de las "fútiles" aspiraciones presidenciales de HRA. Ya no cuenta.
Veo, a vuelo de pájaro y una primera y rápida mirada a los acontecimientos que,
lo ocurrido en el estado Bolívar tiene algo o mucho que ver. El miércoles 18 de
octubre, los militares dieron un autentico golpe de estado revirtiendo el
resultado electoral expresado en las urnas, algo similar a dos eventos de
nuestra historia cuasi contemporánea: El golpe de estado del 18 de octubre de
1945 y los resultados plebiscitarios del 2 de diciembre de 1957. Ahora, las
consecuencias están por verse y creo que allí, justamente allí es donde AD ha
intentado actuar al dar legitimidad y oxigenar al gobierno a través de la
"usurpadora" mayor y juramentar los gobernadores, toda vez que el
fraude demostrado por Andrés Velásquez pone en tela de juicio y posición de
jaque al gobierno, desde la perspectiva de sus soportes posibles. Los militares
ubicaron al gobierno ante la posición de entregar la gobernación del estado
Bolívar desproclamando al fraudulento o, permitir que las sombras de toda duda
arropen el barniz de democracia que quiso imponer y casi logra mediante la
convocatoria a las elecciones regionales. Aquí hay mucha tela que cortar y,
aunque sastre no soy, he de tomar las tijeras para discernir acerca de lo que
hay detrás de esta jugada.
A las presidenciales, el PSUV presentará, bien a NM, bien a un militar de
alto rango. AD se asomara con HRA, ya sin chance alguno ante su socio. Queda un
importante e inmenso espacio no cubierto por uno ni otro que, ante la
posibilidad de despertar y mover a las urnas electorales mucha gente,
particularmente de la denominada sociedad civil hoy anti partido, con
posibilidades de echar una verdadera vaina con un candidato que ha comenzado a
fraguar ante la opinión pública nacional e internacional. También aquí, mucha
tela que cortar.
Por hoy, al final. La política en tanto actividad social no es sucia como
muchos piensan. Es una actividad noble que procura el bienestar de las mayorías
mediante el servicio público desde la conquista del poder. Recuerdo ahora la
estrofa de un poema que de niño escuche muchas veces y con atención en la voz
de Luis Edgardo Ramírez. Un poema gaucho refiere que somos como los puercos que
antes de beber el agua la “ensucean”. La política ha de ser como el agua, viva,
clara, transparente. No soy practicante de la anti política, si militante de la
verdad, La política no es sucia. La ensucian, la encochinan quienes ponen sus
intereses por encima, en este caso, de los del país que vale decir, por encima
del interés de todos y cada uno de los venezolanos.
Ciudad Bolívar, 24 de
octubre de 2017
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