En materia de lenguaje apreciamos con cada vez mayor frecuencia la aparición de palabras nuevas, algunas sencillas, otras complejas, y cada una devenida en un contexto de futurización dadas las necesidades de dar contenido ideográfico a objetos, tanto aquellas que resultan materialmente asibles como otros, generados en el mundo de las ideas y la a abstracción cognitiva. Y esto ocurre en todo los idiomas, cuestión a la que la riqueza del castellano no puede escapar.
Es así que
la pandemia nos ha legado de la prensa española el cognomento de covidiota,
calificativo aplicado a la persona descuidad que no se vale de las medidas de
bioseguridad a los efectos de evitar el contagio y la transmisión de la
enfermedad entre humanos. Ya el mundo de las redes nos había documentado sobre
las autopistas
de la información para marcar el camino de las nuevas tecnologías en la
sociedad
del conocimiento, las realidades virtuales y postindustrialización que
va dejando detrás el mundo de grandes y humeantes chimeneas.
Y con
anterioridad a esto, el mundo supo de sí mismo en cuanto sus límites geográficos
hasta verificar la forma oblonga del planeta, desde finales del siglo XV cuando en 1492 Cristóbal
Colon arribo a los territorios que hoy han llegado a conformar en nuevo
continente. De allí dimana definitivamente la idea del mundo y las derivaciones
propias de su extensión espacio territorial en términos de mundialización y la
asunción posterior n su seno del sistema económico correspondiente al sistema
mundo capitalista.
La humanidad,
para llegar a las formas en las cuales le conocemos hoy en día, había devenido
en su evolución desde hace más de siete mil años, sin considerar las eras o
etapas previas de su devenir en cuanto evolución de los seres vivos en general
y dentro de ellos, lo que finalmente configura a los seres humanos y el
establecimiento de la convivencia posible.
Aprehender
de la idea del mundo tal cual la asumimos ahora y no de forma plana con límites
en las grandes “cataratas” de las galaxias o del universo devino en la mundialización
ocurrida durante el arco temporal que cubre aquellos inicios hasta mediados del
siglo XX, por allá a mediados de los años cincuenta, cuando “superados” los
desencuentros mundiales alrededor de la Primera y Segunda Guerra y, establecida
la modalidad de la Guerra Fría una vez ocurrido el penúltimo reparto de los espacios
geográfico territoriales de la Tierra entre las grandes potencias militares, se
inicia la conquista humana del espacio sideral con la intención manifiesta por
parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la confederación de
los United States of América, de arribar a la luna.
Cuando el 21
de julio de 1969, Neil Armstrong, de solo 38 años de edad, descendió por la
escalerilla del modulo lunar Eagle mientras Edwin E. Aldrin Jr. (39 años de
edad) se mantenía vigilante en el interior de aquel y Michael Collins (38 años de edad) permanecía orbitando alrededor de la Luna en
la nave nodriza, el modulo de mando de la expedición, el Columbia, la globalización
ya estaba en camino
habiendo
transcurrido unos diecisiete desde el inicio de la conducente a la conquista
del espacio. “Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”,
fue la expresión que definitivamente nos dijo que una nueva era estaba en
progreso.
Todo el
conocimiento y descubrimientos acumulados en eso años, volcados luego al
beneficio y bienestar de la sociedad n general, indicaban que la mundialización
iba quedando atrás y la globalización copaba el escenario de la evolución
civilizatoria marcando una nueva era que a la postre también incluiría el fin
de la modernidad y los avances de la humanidad hacia la postmodernidad en medio
de la denominada sociedad del conocimiento como consecuencia del crecimiento
sin precedentes que este hubo alcanzado, inclusive a escala exponencial, comparado
con cualquiera temporalidad anterior.
La
comunicación en tiempo real, las posibilidades de que nada se encuentra oculto
y hoy en día, en el decurso del 2021, cualquier acontecimiento, por nimio que
resulte puede alcanzar su exposición y cobertura a nivel del planeta y toda la
civilización, con instrumentos tan pequeños y de gamas tecnológicas avanzadas
como los equipos celulares, para dar cuenta de todo cuanto acontece alrededor
de la vida y la existencia en el planeta en el marco de la divulgación de la imagen,
en el ámbito de la actividad del homo videns de Sartori, en el
contexto de la cultura del espectáculo de Vargas Llosa. Los baby
boomers cuentan el tránsito de una era a otra entre los años cuarenta y
fechas aun imprecisas en el siglo XXI.
Aquel
contexto humano y socio cultural que había vivido las experiencias de la mundialización, veía ahora como en sus escasos
treinta años de existencia, la realidad develaba ante ellos una nueva forma de
relacionarse con esta. Aquella primera era que transcurrió entre 1492 y 1969, llegaba
a su final luego de cuatrocientos setenta y siete años. La mundialización daba
paso a la globalización que hubo iniciado apenas unos diecisiete años atrás y
que ahora, en 1969 se concretaba de manera definitiva.
Ahora bien,
la globalización toca a su final. En julio pasado se produjeron los dos primeros
vuelos comerciales fundados en lo que aun constituye la conquista del espacio y
existen proyectos a mediano plazo para el establecimiento de una estación
espacial en el planeta Marte, donde se prevé inicie la vida en colectivo por
parte de seres humanos, de esa manera se trata de un primer paso que desde ahora
pretende y tiene como objetivos ir más allá de las fronteras del sistema
planetario l que naturalmente pertenecemos.
Estos viajes
espaciales de corte comercial, las experiencias y descubrimientos del
conocimiento alrededor de los agujeros negros y la curvatura del tiempoespacio,
los saberes que van acumulándose en torno a la neurociencia y las afirmaciones que
marcan el ingreso de la humanidad real al mundo definitivamente virtual del metaverso[1],
nos indican que estamos ante un nuevo nivel de la evolución humana. Metauniversalización,
interplanetaridad, universo virtual son algunos de los nombres con los cuales
puede establecerse la identificación de los nuevos tiempos por venir en el ámbito
de la realidad del hombre y sus escenarios de vida próxima.
Lo que
fueron casi cinco siglos de mundialización, trastocaron a globalización y esta
apenas pudiera tocar el siglo por cuanto se estima que dentro de unos quince años,
nuestra realidad societal en el mundo - planeta – globo se posicione en la
realidad metauniverso. Al respecto cabe entonces la pregunta, que al igual que
lo hace Andrés Oppenheimer[2]
quien refiere al futurólogo de las tecnologías en Silicon Valley Vivek Wadhwa
quien afirma que en los próximos años, cuestión que incluso ya ocurre, las
personas trabajaran desde cualquier parte del mundo y que ello podrí
representar una gran oportunidad para los países de América Latina reemplacen a
China como base territorial en la producción mundial de bienes tangibles.
Ya América
Latina perdió la oportunidad de hacerse como base territorial en lo
administrativo del globo a raíz del desarrollo de internet y la globalización.
Ahora le correspondería la posibilidad de jugar un rol diferente y si se quiere
hasta marginal en el marco del sistema capitalista mundial, ahora global y quien
sabe cuando metauniversal. Para los gurúes de la tecnología, ese no es el
problema de nuestros países, lo tecnológico, pero si consideran que la falta de
visión y capacidades para aprovechar las oportunidades están a la vuelta de la
esquina y constituyen nuestro orden del día.
Otro gurú de
la tecnología, Rony Abovitz, empresario de la realidad aumentada,
sugiere a los políticos latinoamericanos trabajar por la construcción de una
buena infraestructura de internet rápido y poner la educación y entrenamiento
de las nuevas generaciones los saberes de la codificación y procuren orientar l
inversión empresarial hacia el desarrollo cadenas productivas en cuanto benes
de orden virtual. En la Región de la Guayana Venezolana tenemos las posibilidades
de hacerlo, contamos con la materia tangible para ello, es cuestión de
decidirnos por un nuevo modelo de desarrollo que procure el encuentro de la
formación, capacitación y entrenamiento intelecto-laboral
en esas áreas.
Si no disponemos
de esa operacionalización estadista desde la mundialización, de la apertura
hacia la capacitación como misión en términos de colectivo global y visión para
la construcción de futuro factible en cuanto a la metauniversalización o
interplanetarización, no quedara otro camino que gritar ¡Paren el mundo - planeta-
galaxia, que los venezolanos nos bajamos!
Bismarck
Ortiz Rondón
Ciudad
Bolívar, domingo 14 de noviembre de 2021
[1] Metaverso, meta-mundo o X-verso entre otras
denominaciones que hasta ahora van apareciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario