Lo
político, la política y el pensar de piedra venezolano
Una de
acepciones que encuadran el significado de la palabra político, corresponde a “Actividad del ciudadano cuando interviene en
los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o del cualquier otro modo.”
En cuanto a la palabra política, establece en nuestra mejor acepción, “Actividad
de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”, considerando lo
referente a doctrinas y actividades políticas. En el primer caso considera al
ciudadano y su responsabilidad ante los asuntos o cuestiones del Estado, en el
segundo, refiere a quienes participan de estos mismos asuntos desde una
perspectiva diferente, alcanzar posiciones en la estructura de los poderes
públicos que no es otra cosa que, aspiraciones al ejercicio del poder político
directamente vinculado a las cuestiones del Estado.
Luego y en
términos prácticos, se afirma coloquialmente que la política está guiada en sus
acciones por el interés de los actores. Interés que a mi manera de ver,
diferencia a quienes se cobijan bajo una u otra de las definiciones
anteriormente expresadas, de manera tal que quien o quienes se atienen a lo
político lo hacen en razón de su interés por el mejor funcionamiento de la
antigua polis ateniense, trastocada ahora en las definiciones del Estado - Nación
mientras que, quienes se atienen a la política lo hacen en procura de alcanzar posicionamiento
y poder en la estructura de mismo.
Una forma
muy sencilla de interpretar el rol de ambos en el escenario de los asuntos
públicos es que los primeros están llamados a hacer sentir sus ideas,
planteamientos y necesidades en cuanto demandas desde el comportamiento
ciudadano; los políticos por su parte, calificación genérica de quienes desean
acceso a las estructuras del poder público, están llamados a plantear ideas que
procuran la satisfacción de las necesidades de la sociedad y que, cuando no han
accedido al poder como tal, desempeñan ese rol desde las organizaciones que los
agrupan en tanto grupos de opinión hasta los partidos políticos, convirtiéndose
en intermediarios entre la sociedad y el Estado. De esa manera simple y
sencilla hemos de asumir la realidad política de una sociedad.
Ahora bien,
no se trata solo de atender las demandas sociales, la participación de los
intermediaros comprende, desde sus propias creaciones intelecto modelares, la
interpretación contextual de la realidad inmanente a su tiempo así como el
diseño y la ejecución de acciones y tareas que conducen hacia el fin y
propósito final de la política desde la perspectiva del Estado, cual es,
gestionar las mejores condiciones posibles para el avance sociopolítico,
socioeconómico y sociocultural de la comunidad en la que desempeñan sus
actividades.
Tenidas así
las cosas, ubicado cada quien en el ámbito de sus capacidades y competencias
vinculadas a su rol en cuanto lo político o la política, corresponde entonces
ubicarse en el marco de las responsabilidades que corresponden a unos y otros.
En el caso de los primeros, ejercer la ciudadanía en tanto defensa y ejercicio
de derechos así como el cumplimiento de deberes; para los otros, asumir su rol
de conductores y guías de la sociedad, lo que cada factor político asume desde
sus propias visiones de la realidad y la manera de cambiar y transformar desde
lo existente hacia mejores estadios de la misma. Es lo que correspondería en
este segundo caso a la visión ideológica, al pensar la realidad y establecer
lineamientos estratégicos que a mi manera de ver no se generan en términos
facticos de fines o propósitos, pues todo el análisis lleva a la actuación
inmediata y por tanto, eminentemente táctica. Y, la táctica sin la base
estratégica implica dar vueltas girando sobre el propio eje, sin saltos que den
fluidez al recorrido que avanza hacia la concreción de acciones estratégicas
previamente diseñadas.
Ello tiene
mucho que ver con las metodologías de análisis de la realidad. En ese sentido,
el espectro modelar que habría de iniciar en lo descriptivo para avanzar a lo
interpretativo, queda atascado en viejos paradigmas configurados desde una
visión mecanicista al abrigo del conocimiento y los saberes del principios del
siglo XIX, fundados en tesis cartesianas y newtonianas, que si bien superaron
el positivismo decimónico, se han quedado en el materialismo histórico
herneckerniano, materia de estudio
obligatorio para todo cursante de educación media o superior con
aspiraciones de hacerse dirigente estudiantil en el contexto de la izquierda
radical venezolana, al extremo pro-izquierdista ortodoxo del totalitarismo.
Materialismo
histórico, teoría de las clases sociales derivada de la propiedad de los medios
de producción cando la esencialidad de estos imbricaba a las materias primas de
corte material, provenientes de la tierra, el capital necesario para poner en
marcha las operaciones alrededor de la explotación económica y la fuerza de
trabajo expresada en el hombre viejo, proletario y explotado por el homo
economicus, sin entrar en consideraciones en cuanto al uso de la
tecnología y el posterior y progresivo desplazamiento de la actividad humana en
la explotación económica y comercial en un contexto que hoy va en vías de
extinción porque la esencialidad y potencia del trabajo humano se funda en la
labor del homo sapiens que deja atrás al homo faber marxista y sus
perspectivas de configuración alrededor de la definición del revolucionario
hombre nuevo y la nueva sociedad. Pensamiento de piedra.
En el otro
extremo, las vertientes del liberalismo, con análisis descriptivos e
interpretativos de corte igualmente totalitario, en algunas de sus más agudas
aristas consustanciadas con el pensar jerárquico organizacional, lineal y de
causa efecto, derivadas hacia el individualismo avasallante que no pocas veces
ha sido caracterizado con base en la ausencia de rostro humano y en ambas
situaciones, guiados por el estructuralismo morfológico de base sistémica que
si bien mantiene vigencia desde la estadística demostrativa y comprobatoria de
hipótesis, simplifica el problema y luego del análisis proyecta resultados que,
en el caso de lo atinente al comportamiento humano no siempre hace diana en sus
aproximaciones a la verdad sino luego de la evaluación de multiplicidad de
cohortes evaluadas.
Ambas
maneras de apreciar la realidad, si no se acercan al cuestionamiento popperiano
de su apriorismo, pierden esencia y sustentabilidad reafirmando las máximas
einsteinianas de la relatividad, en cuanto a que, quien hace lo mismo de igual
manera cada vez ante problemas similares, obtiene idénticos resultados, por
termino general anclados en el fracaso. Es la otra variante del pensar
de piedra.
El pensar de
hoy busca amparo en otras vertientes, en lo complejo por ejemplo, estableciendo
alrededor del problema, bucles de pensamiento de los que emergen otros,
ampliando el radio de aproximación a la realidad del objeto, desde el objeto
mismo, visto y analizado simultáneamente en la mayor suma de totalidad posible
sin la proyección de los resultados parciales obtenidos pero sin dejar de
tomarlos en cuenta y concretando la presencia del observador como parte de su
propio objeto de estudio y análisis de comportmiento.
Si hubiese
de pensar un ejemplo posible con miras a interpretar a realidad política
venezolana de hoy en día, a junio de 2022, tomaría como fecha base el período
1928 -1936; luego 1936 – 1945 y
posteriormente 1945 – 1948, este período arroja importantes conclusiones por
cuanto los errores de esos años serán objeto de corrección posterior; seguidamente
1948 – 1958 y 1958 a 1980, período este último, en el que tienen lugar
decisiones orientadas a superar los errores de lo que fue todo el proceso 1928
a 1958. Luego, hemos de señalar que nos encontramos aun en medio del período
que arranca en 1958 y avanza por estos días, en medio del cual se obtiene una
segunda e importante conclusión en cuanto errores que aún estamos lejos de
superar en su continuación a las fechas que discurren en 2022. Este periodo
puede subdividirse en los años que van desde 1958 a 1980 y desde ese mismo año
a 1998 y su continuidad hacia el año
2022, sin necesidad de deslindarlos como periodos parciales por cuanto forman
parte del todo que bien pudiéramos asumir como arco temporal democrático, de lo
representativo a lo protagónico y participativo.
El primer
error, cuya responsabilidad corresponde a Acción Democrática y da al traste con
el gobierno de Gallegos, se corrige con el Pacto de Punto Fijo en 1958 si bien
se excluye – hecho que hoy es importante punto de análisis – al partido
comunista por el derecho a veto del que fueron provistos dos factores que no
firmaron directamente el mismo pero estaban allí presentes, tal es el caso de
la jerarquía eclesiástica y de la jerarquía militar. Es lo que en palabras de Juan
Carlos Rey permitió superar la crisis populista del sistema de conciliación
ocurrida en 1948.
A finales de
1979, principios de 1980, el mismo Juan Carlos Rey señala que en su afán de
consolidar la democracia como base del sistema político venezolano, los
partidos políticos, concretamente Acción Democrática y Copei, se dieron a la
tarea de colonizar la sociedad venezolana asfixiando el crecimiento y
desarrollo de la sociedad civil en términos de su propia autonomía como sostén
del Estado y no de los partidos. A ello lo denomino la crisis populista del sistema de
representación política de la sociedad. Algo de esta visión es
compartida por Miguel Ángel Campos quien considera que la sociedad venezolana
no tomo las banderas de su propia autorrealización y permitió que las
circunstancias en la coyuntura la rebasaran sin dar lugar a cambios
estructurales que hubieran dado lugar a un modelo sociocultural diferente al que
fue instaurado a las sombras de la economía petrolera y el modelo populista de
gestión gubernamental que ha primado en Venezuela como base de la democracia
representativa.
En
Venezuela, de acuerdo a lo señalado por Juan Carlos Rey, se estableció entre 1936
y 1945 un sistema de movilización política. El más importante logro
alcanzado vio sus frutos en marzo de
1946 con el establecimiento del voto directo, universal y secreto como base del
modelo político que venía a establecerse en Venezuela, un derecho ampliado a
las mujeres y todo analfabetas que hasta ese momento se encontraba excluidos
del goce de tal ejercicio en tanto derecho político.
Sin embargo,
los polvos del trienio adeco primero,
superados con el pacto de 1958, llevaron a la acumulación de lodos que en 1998
abrieron el camino a lo que hoy no dudo en definir como la estructura revolucionaria de
sustitución de la democracia en Venezuela, que se ha venido levantando
en los últimos veintidós años y que hoy ha puesto en riesgo de pérdida
definitiva, los avances que habían sostenido de manera concreta la democracia
venezolana desde 1958. Bien pudiéramos hablar de la coronación de aquellos
esfuerzos iniciados por los estudiantes que en 1928 elegirían una reina de
carnaval llamada Libertad, desafiando a la dictadura d Juan Vicente Gómez y que,
ocho años después, tomaban las calles de Caracas en febrero de 1936 con la
primera gran demostración de movilización popular ante Eleazar López Contreras,
logrando el reconocimiento y establecimiento de conquistas políticas de importancia
contenidas en lo que se conoce como el Programa de febrero.
Establecidos
los períodos de análisis y sin entrar en consideraciones particulares en cuanto
al porque de esta segmentación, corresponde revisar lo referente a los factores
de cambio social que se generan a partir de los descubrimientos y primeras
actividades en la Hacienda La Alquitrana
en el estado Táchira, entre 1878 y 1914, con el advenimiento del petróleo en Venezuela,
su influencia e impacto en el crecimiento, desarrollo y evolución del país, para posteriormente dar
curso a las concreciones del pensar de piedra que se ha establecido en la
dirigencia política venezolana de los últimos cincuenta años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario