La verdad, luego de haberse convocado oficialmente a los dos procesos electorales de este año, 7 de octubre para elegir presidente de la república y 16 de diciembre para que los electores en cada estado elijan su gobernador para los próximos cuatro años, HCR se ha anotado tres puntos contra cero de su hasta ahora, posible adversario por la silla presidencial de Miraflores. En efecto, el primer punto se lo anotó cuando el ministro Izarra señalo que el actual presidente no requería moverse en el casa por casa ya se encuentra sembrado en cada uno de los hogares del país. Ese reconocimiento de las limitaciones de su candidato para adentrarse en la realidad vivida por los habitantes del país, valido por descarte, el extraordinario trabajo que con dinamismo y energía sobrantes, viene haciendo “el majunche” frente al pueblo. El siguiente punto se lo ha dado el propio candidato al afirmar que le da pena debatir con HCR y que por esa razón no lo enfrentara. Evidentemente que esta situación refleja que el presidente asimiló el golpe y no dispone estrategia de respuesta ante el hacho conocido por todo el país político venezolano en cuanto a que HCR no polemizara con el actual jefe de la revolución, por lo que, a confesión de parte, relevo de pruebas. El tercer punto corresponde al reconocimiento tácito de su derrota al pretender crear la figura de una comisión cívica – militar y contrainsurgente, reconociendo en ello que da por descontada su fracaso electoral y busca atajos para desconocer la Constitución Nacional y los resultados que le serán adversos el 7de octubre próximo.
El escenario electoral está montado. Se rumora que el presidente ha señalado la necesidad de buscar otro candidato debido al avance y estragos que la enfermedad va produciendo en ya minada salud. Tres son las posibilidades. Que el enfermo presidente mantenga la candidatura y bregue la campaña electoral; que el PSUV sustituya la candidatura por otra y, finalmente, la más temida por todos en ese frente político, que el presidente fallezca antes del 7 de octubre.
Si el presidente mantiene su candidatura, cuestión que parece muy cuesta arriba, impone niveles de exigencia a un organismo que como el suyo, pudiera no responderle y generar su colapso definitivo en breve tiempo. Una cuestión que no se desea en el PSUV y menos aún, en las sectas que bajo el paragua del poder condigno han proliferado a la sombra del ejercicio político del presidente. En el segundo caso, la única certeza existente es que, quienquiera sea el candidato suplente o sustituto, tiene asegurada la derrota electoral y política ante HCR y la Unidad de la Oposición, un escenario que les pone los pelos de punta a todos por cuanto casan los privilegios que han mantenido durante ya catorce años, aparte de que muchos verán más y sentirán las sombras de la justicia y el encarcelamiento en sus espaldas debido a la multiplicidad de los hechos de corrupción de todo orden en los que se encuentran involucrados. El tercer evento no es optativo, ante la presencia material de la muerte no existe opción en contrario. El fallecimiento del presidente deja huérfana a la revolución y sus acólitos, entre quienes no parece haber alguno capaz de la dar la cara y sostener el equivocado proceso y por eso la amenaza de crear la comisión ya señalada, como parte del mecanismo que intenta infundir miedo a la población, una cuestión que ya fue ampliamente superada de la mano de quienes el pasado 12 de febrero se atrevieron a decir presente y acudieron a votar en primarias por parte de la oposición. Es la escena final de esta mala década en hora menguada para el país.
Y es que, de aquí y hasta octubre y más allá, la mesa está servida. Las fechas y lapsos del proceso electoral y los comicios, han quedado jurídica y legal mente establecidos. Si el presidente mantiene su candidatura y llegare a fallecer antes de cumplirse e incluso una vez cumplido el lapso de inscripción de candidaturas, sencilla y llanamente, en el PSUV tendrán que disponer la inscripción del sustituto. Jurisprudencia en esa materia existe en Venezuela a raíz de la enfermedad de Diógenes Escalante, el famoso “Pasajero de Truman” de Suniaga. El proceso electoral ha de continuar sin interferencias ya que por otra parte, corresponderá al Vicepresidente asumir las funciones ante la falta definitiva de aquel y mantener la continuidad constitucional, la misma que alegan fue rota el 11 de abril por lo que su propio discurso de estos días, resulta obligante ante el cumplimiento de la letra fundamental de nuestra soberanía y nacionalidad. Si ocurriese que el presidente mantiene la candidatura y resulta ganador, solo existe una posibilidad de evitar un nuevo llamado a elecciones, que el tácito y anunciado fallecimiento ocurra después de enero del 2016, lo que ante las informaciones que circulan en la red, parece una fecha muy, muy lejana, casi que inalcanzable. Por tanto, cabe suponer que el ya cambiante cuadro político nacional que llevara al PSUV a la oposición política corresponde a una expresión estadística en la que las tendencias son irreversibles.
En consecuencia y como conclusión, todos los caminos conducen a Roma. Si como tanto se ha afirmado todos estos días y, por estas fechas, desde hace diez años con repetición continua del mismo guión mediático, todo 11 de abril tiene su 13, cabe sentenciar que el paso del tiempo tal como lo conocemos en la cultura cronológica de occidente, nos trae posteriormente el mes de octubre, con lo que aquellas dos fechas terminaran siendo superadas en el tiempo por el próximo 7 de octubre: Inicio de la gran reconciliación ciudadana y recuperación de nuestra, hoy empeñada, soberanía nacional.
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