El la contratapa interna de la portada, se lee una brevísima
reseña biográfica sobre Ileana Iribarren. Mujer, profesional con doctorado en
matemáticas y estudios postdoctorales en el IVIC y en la Universidad de Paris
II, habiéndose desempeñado como profesora en la Facultad de Ciencias de la
Universidad Central de Venezuela.
Ella es la autora de esta emotiva entrega titulada “Quiero
estarme en ti…”. Novela breve, de ciento catorce páginas donde más que
exponernos la idea de reconfortar una parte de sus antecedentes en términos de
historia familiar, termina obligándonos a una reflexión que bien pudiera estar
referida a los tiempos políticos que vive el país.
Ambientada en Yaritagua durante los finales de 1928 y
otros veinte años más, bastan tres párrafos al final del libro, en los capítulos veintitrés y veinticuatro para
admitir y aceptar que la lucha por democratizar y adecentar el país, no admite
términos de flaqueza. Que ha de avanzarse por encima de los avatares que en no
pocos casos, son los mismos protagonistas en quienes fundamos nuestras
esperanzas, lanzan al viento. Es una lucha permanente, que admite dilación ni
descanso.
“Sentí mucha pena por ese hombre, el hermano de mi
madre, que había pasado su vida penando por una culpa, que a decir verdad no
había sido solo suya. La dictadura de Gómez encarceló, torturó, asesinó a miles
de compatriotas que se opusieron. Pero además dividió familias, convirtió
hombres sensibles en traidores, a hombres recios en suicidas, a niños en hombres
antes de tiempo, a madres enamoradas en viudas. Todo era tan reciente, cuántos
años necesitaríamos para curar aquellas heridas” (p. 111) Para preguntarse más
adelante en palabras del protagonista, al reflexionar sobre su vida: “¿seríamos
alguna vez un país democrático? ¡Podría ofrecerles a mis hijos un país más
seguro? ¿Cuántos retratos de hombres uniformados se salpicarían de sangre de
compatriotas? Sentí unas enormes ganas de llorar y preferí alejarme.”
En otra expresión, dentro del mismo contexto final y
refiriendo la actitud del autor del poema que da lugar al título de la novela y
quien realmente existió y no es otro que nuestro Antonio Arraiz (1903 – 1962), familiar cercano al protagonista, en el cual
expresa que: “Las dictaduras le habían robado el amor de su vida, a su propio
país, por quien tanto había luchado.” (p. 112).
En efecto, el poema “Venezuela” de Arraiz, dice:
"Quiero estarme en ti,
junto a ti, sobre ti, Venezuela.
pese aún a ti misma.
quiero quedarme aquí, firme y siempre, sin un paso adelante, sin un paso atrás.
he de amarte tan fuerte que no pueda ya más,
y el amor que te tenga, Venezuela,
me disuelva en ti.
quiero ser de ti misma, de tu propia sustancia,
como roca;
o quizá echar hondas, infinitas raíces,
enterrarme los pies como árbol
y plantarme en ti, de tal modo
que no me conmuevan.
Bien podrás darme cieno a beber,
y, cuando yo te humedezca de sudor, contestarme
con tus áridos cardos como sola comida.
o quizá se te ocurra flagelarme la cara
con tus brisas, con tus lluvias más frías.
O tal vez concentrar en mis corvas espaldas
tu sol lacerante.
aunque seas mala madre,
estaré adherido a ti, Venezuela,
adherido de amor;
y subirme sentiré, de ti, buena o mala,
tu vida propia, como savia.
pese aún a ti misma.
quiero quedarme aquí, firme y siempre, sin un paso adelante, sin un paso atrás.
he de amarte tan fuerte que no pueda ya más,
y el amor que te tenga, Venezuela,
me disuelva en ti.
quiero ser de ti misma, de tu propia sustancia,
como roca;
o quizá echar hondas, infinitas raíces,
enterrarme los pies como árbol
y plantarme en ti, de tal modo
que no me conmuevan.
Bien podrás darme cieno a beber,
y, cuando yo te humedezca de sudor, contestarme
con tus áridos cardos como sola comida.
o quizá se te ocurra flagelarme la cara
con tus brisas, con tus lluvias más frías.
O tal vez concentrar en mis corvas espaldas
tu sol lacerante.
aunque seas mala madre,
estaré adherido a ti, Venezuela,
adherido de amor;
y subirme sentiré, de ti, buena o mala,
tu vida propia, como savia.
Al
final, la autora cierra su novela con esta reflexión del rpotagonista, a
propósito del sacrificio de los jóvenes y estudiantes de la denominada “Generación
del 28, ¡Cígala, bálaja, sacalapatalaja!: “El sacrificio de los estudiantes y
de aquellos que dieron su vida por liberarnos del yugo gomecista daría sus
frutos, pero aún quedaba un largo camino que recorrer. Muchas vidas más se
cobraría la tiranía antes de alcanzar el anhelado progreso que ocupó el sueño
de algunos hombres valientes como mi padre, mi tío Francisco y mi primo Antonio
Arraiz. La savia de nuestra mala madre ya corría por las de mi hijo.” (p. 114)
Ileana
nos ha regalado una interesante novela de ambiente cívico en contra de la
instauración dictatorial en nuestro país. Gracias por llevarnos a estas reflexiones
cuando a veces sentimos que nuestros ánimos decaen.
Bismarck Ortiz Rondon (3627220) Abril 17, 2015 / 7,24 pm
Bibliografía consultada.
IRIBARREN Ileana (2014). Quiero estarme en ti… Fundación de
Estudios Literarios Lector Cómplice. Caracas
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