Datos personales

Mi foto
Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

martes, 4 de septiembre de 2018

El discurso de la oposición: Pienso, digo y obro en consecuencia


Pareciera evidente, para quienes de alguna manera sienten que la construcción de este nuestro país es parte de sus responsabilidades, abocarse hoy a la formulación coherente de un discurso, capaz de expresar en él, la idea de un proyecto de vida. El clima de permanente de incertidumbre en el que nos cotidianamente nos desempeñamos no permite establecer correspondencia entre lo que ahora ocurre y lo que pudiera venir después. Uno de los rasgos que denota este contexto deviene de la utilización del lenguaje por parte de la militancia y membrecía de la oposición ante sus el tratamiento a sus propias decisiones y, ante el  estado de cosas que se viven en la Venezuela de 2018, a las alturas ya, del noveno mes del año.

En entrevista recientemente televisada, un conspicuo representante de la usurpación de origen, a la par que funcional de lo político, que hoy  se encuentra establecida en el país, señalaba que lo que se da en Venezuela, es un experimento. Llama la atención por cuanto se trataría de una experiencia de largo aliento y alcance social que avanza a tientas sin considerar que los resultados mostrados hasta ahora, en nada han favorecido el desarrollo ciudadano ya que por el contrario se ha devenido en una siembre de yerros e infortunios que, animados por el control social, han colocado a más del ochenta por ciento de la población en la acera de enfrente dada la situación de inopia que progresivamente fue tomando los espacios del ciudadano y la manipulación de sus emociones en remembranza colectiva de lo acontecido en el laboratorio de Pavlov y sus experiencias perrunas[1].

Que los resultados no le van bien, fue reconocido en días posteriores como lo ha sido en tantas ocasiones, cuando otro lugarteniente de la usurpación señalaba, tratando de explicar la dinámica de la neoeconomía marxiana fundamentada en la inexistencia material de la unidad de recambio monetario, que la población venezolana ya había pagado por adelantado los costos de la hiperinflación y que ahora, con un salario mínimo nominal de treinta dólares, podía entrar a una carnicería y comprar la carne que deseara al precio internacional de dos cincuenta a tres dólares por kilogramo. Salto triple en contexto de ignorancia o quién sabe si de torpeza programada, lo cual hace aún más nauseabundo su discurso por cuanto calza mentira y falacia que le obnubila ante el hambre de todos, porque cada uno de nosotros la padece de acuerdo al plato de su preferencia en un país sin diversidad alimentaria, sin mediano acceso a los medicamentos esenciales,  sin servicios públicos al menos en expresión de un mínimo de eficacia, en un mar de inseguridades de todo tipo en lo referido a lo personal, los bienes o lo jurídico, sin libros y paremos de contar. Reconocimiento del fracaso económico y la hiperinflación, reconocimiento de la dolarización de la economía y reconocimiento de la escasez tantas veces negada.

Sin embargo, lo que causa extrañeza no es que la dirigencia opositora salga al paso a este tipo de manejos informativos, no, eso ha de hacerlo toda oposición que se respete y que respete al país y sus padeceres. Sino que lo haga en términos de una narrativa que de facto, reconoce como válida, legítima y existencialmente establecida a la usurpación. El estado de inopia que existe en Venezuela es el resultado de decisiones asumidas para generar caos y desesperanza en la población. La Venezuela de hoy no es continente de un marco adecuado de institucionalidad sobre el cual puedan diseñarse y formularse políticas públicas que enfrenten la realidad de los problemas que forman parte de ella sino un laboratorio donde día a día se operacionalizan y mueven variables, no para resolver problemas, sino para crearlos.

En consecuencia, ante la ausencia de un ámbito político basado en principios de la democracia y, en el contexto de lo que a todas luces constituye la experiencia de un Estado Fallido trastocado en Estado Forajido, el discurso y la narrativa de la oposición no pueden ni tienen porque dar validez, ni legitimidad, ni trazos de existencia a lo que no es en sus orígenes y funcionalmente, otra cuestión más que usurpación de funciones públicas y ejercicio criminal de la política.

Siendo la Asamblea nacional el único órgano de los poderes públicos nacionales que a esta fecha se encuentra constitucionalmente establecido, es inaceptable, dadas las decisiones que ha tomado desde enero de 2017, aunadas a las que igualmente estableciera el Tribunal Supremo de Justicia en exilio, designado por esa misma Asamblea, es inaceptable, reitero el vocablo, que nadie en el seno de la oposición otorgue a “esta gente” (Suniaga dixit)[2] un calificativo distinto al de ejercicio ilegítimo y usurpación de funciones públicas y de gobierno, con lo cual el estado de cosas en el que se encuentra el país no es otro que el caos provocado con la intención de que este sea superado por la anarquía y entonces, cerrar las fauces del lobo sobre una población desvalida de toda esperanza en el seno del hambre y la mengua como ocurrirá el Ortiz de las “Casas muertas” en versión novelística de  Otero Silva[3],  con una diferencia fundamental, aquel fue un Estado – Nación devenido en dictadura, ahora estamos ante un Estado Fallido devenido en Estado Forajido, a las sombras de lo que de ninguna manera han de permitir las fuerzas democráticas del mundo, la insurgencia de una franquicia de Estado al servicio del control del mundo por parte del género criminal.


[1] PAULOV Iván Petrovich. Riazán, 14 de septiembre / 26 de septiembre de 1849.  Leningrado, 27 de febrero de 1936  fue un fisiólogo y psicólogo ruso cuyos estudios del estimulo – respuesta condujeron al desarrollo del  conductismo como rama de la psicología. Su experimento más relevante consiste en el adiestramiento condicionado sobre perros, conocido como el perro de Pavlov. Base del condicionamiento humano ante estímulos recurrentes.
[2] SUNIAGA Francisco (2013).  Esta gente. Mondadori. Caracas.
[3] OTERO SILVA Miguel (1981).  Casas muertas. Losada. Caracas.

El discurso de la oposición: Pienso, digo y obro en consecuencia


Pareciera evidente, para quienes de alguna manera sienten que la construcción de este nuestro país es parte de sus responsabilidades, abocarse hoy a la formulación coherente de un discurso, capaz de expresar en él, la idea de un proyecto de vida. El clima de permanente de incertidumbre en el que nos cotidianamente nos desempeñamos no permite establecer correspondencia entre lo que ahora ocurre y lo que pudiera venir después. Uno de los rasgos que denota este contexto deviene de la utilización del lenguaje por parte de la militancia y membrecía de la oposición ante sus el tratamiento a sus propias decisiones y, ante el  estado de cosas que se viven en la Venezuela de 2018, a las alturas ya, del noveno mes del año.
 
En entrevista recientemente televisada, un conspicuo representante de la usurpación de origen, a la par que funcional de lo político, que hoy  se encuentra establecida en el país, señalaba que lo que se da en Venezuela, es un experimento. Llama la atención por cuanto se trataría de una experiencia de largo aliento y alcance social que avanza a tientas sin considerar que los resultados mostrados hasta ahora, en nada han favorecido el desarrollo ciudadano ya que por el contrario se ha devenido en una siembre de yerros e infortunios que, animados por el control social, han colocado a más del ochenta por ciento de la población en la acera de enfrente dada la situación de inopia que progresivamente fue tomando los espacios del ciudadano y la manipulación de sus emociones en remembranza colectiva de lo acontecido en el laboratorio de Pavlov y sus experiencias perrunas[1].

Que los resultados no le van bien, fue reconocido en días posteriores como lo ha sido en tantas ocasiones, cuando otro lugarteniente de la usurpación señalaba, tratando de explicar la dinámica de la neoeconomía marxiana fundamentada en la inexistencia material de la unidad de recambio monetario, que la población venezolana ya había pagado por adelantado los costos de la hiperinflación y que ahora, con un salario mínimo nominal de treinta dólares, podía entrar a una carnicería y comprar la carne que deseara al precio internacional de dos cincuenta a tres dólares por kilogramo. Salto triple en contexto de ignorancia o quién sabe si de torpeza programada, lo cual hace aún más nauseabundo su discurso por cuanto calza mentira y falacia que le obnubila ante el hambre de todos, porque cada uno de nosotros la padece de acuerdo al plato de su preferencia en un país sin diversidad alimentaria, sin mediano acceso a los medicamentos esenciales,  sin servicios públicos al menos en expresión de un mínimo de eficacia, en un mar de inseguridades de todo tipo en lo referido a lo personal, los bienes o lo jurídico, sin libros y paremos de contar. Reconocimiento del fracaso económico y la hiperinflación, reconocimiento de la dolarización de la economía y reconocimiento de la escasez tantas veces negada.

Sin embargo, lo que causa extrañeza no es que la dirigencia opositora salga al paso a este tipo de manejos informativos, no, eso ha de hacerlo toda oposición que se respete y que respete al país y sus padeceres. Sino que lo haga en términos de una narrativa que de facto, reconoce como válida, legítima y existencialmente establecida a la usurpación. El estado de inopia que existe en Venezuela es el resultado de decisiones asumidas para generar caos y desesperanza en la población. La Venezuela de hoy no es continente de un marco adecuado de institucionalidad sobre el cual puedan diseñarse y formularse políticas públicas que enfrenten la realidad de los problemas que forman parte de ella sino un laboratorio donde día a día se operacionalizan y mueven variables, no para resolver problemas, sino para crearlos.

En consecuencia, ante la ausencia de un ámbito político basado en principios de la democracia y, en el contexto de lo que a todas luces constituye la experiencia de un Estado Fallido trastocado en Estado Forajido, el discurso y la narrativa de la oposición no pueden ni tienen porque dar validez, ni legitimidad, ni trazos de existencia a lo que no es en sus orígenes y funcionalmente, otra cuestión más que usurpación de funciones públicas y ejercicio criminal de la política.

Siendo la Asamblea nacional el único órgano de los poderes públicos nacionales que a esta fecha se encuentra constitucionalmente establecido, es inaceptable, dadas las decisiones que ha tomado desde enero de 2017, aunadas a las que igualmente estableciera el Tribunal Supremo de Justicia en exilio, designado por esa misma Asamblea, es inaceptable, reitero el vocablo, que nadie en el seno de la oposición otorgue a “esta gente” (Suniaga dixit)[2] un calificativo distinto al de ejercicio ilegítimo y usurpación de funciones públicas y de gobierno, con lo cual el estado de cosas en el que se encuentra el país no es otro que el caos provocado con la intención de que este sea superado por la anarquía y entonces, cerrar las fauces del lobo sobre una población desvalida de toda esperanza en el seno del hambre y la mengua como ocurrirá el Ortiz de las “Casas muertas” en versión novelística de  Otero Silva[3],  con una diferencia fundamental, aquel fue un Estado – Nación devenido en dictadura, ahora estamos ante un Estado Fallido devenido en Estado Forajido, a las sombras de lo que de ninguna manera han de permitir las fuerzas democráticas del mundo, la insurgencia de una franquicia de Estado al servicio del control del mundo por parte del género criminal.


[1] PAULOV Iván Petrovich. Riazán, 14 de septiembre / 26 de septiembre de 1849.  Leningrado, 27 de febrero de 1936  Fue un fisiólogo y psicólogo ruso cuyos estudios del estimulo – respuesta condujeron al desarrollo del  conductismo como rama de la psicología. Su experimento más relevante consiste en el adiestramiento condicionado sobre perros, conocido como el perro de Pavlov. Base del condicionamiento humano ante estímulos recurrentes.
[2] SUNIAGA Francisco (2013).  Esta gente. Mondadori. Caracas.
[3] OTERO SILVA Miguel (1981).  Casas muertas. Losada. Caracas.