Uno de los
más grandes inconvenientes para el avance de la oposición es la
conceptualización que de sí mismos tienen algunos sectores que en ella militan,
particularmente asociados a la sociedad civil, concretamente anclados en la
burocracia azul. Son seres que no aceptan la flexibilidad que hace al humano
precisamente humano. Abundan en las redes y en el establecimiento y montaje de
grupos de chat. Si la burocracia roja se caracteriza por su fanfarronería y
actos violentos, la azul monopoliza el apendejamiento y la frugalidad del
intelecto para las acciones políticas.
Esa
burocracia azul tuvo su expresión en los eventos de 2002 a través de las
bailantas y coreografías montadas sobre los puentes de la Autopista del Este,
en lo operativo. En cuanto a la conducción política, fue aquella que no logro
acuerdos para que el finado se fuese y saliera del país una vez que fuera
temporalmente defenestrado porque hubo quienes en el campo de los uniformes
militares de aquella noche, reclamaban derecho a degradarle y quitar de su
charretera, los símbolos de su gradación y jerarquía militar en trasmisión
televisada desde el Patio de Honor de Academia en Los Próceres. Esos son los de
ayer.
Los de hoy
andan en las mismas pendejadas. Conforman grupos de exquisitos chats donde solo
se puede subir información vinculada al modo de caminar de las hormigas. Si
algún miembro del grupo tuviese información en cuanto a que siguiendo una
caravana de hormigas están han cavado inmensas fosas que ponen en jaque al
Palacio de Gobierno y existe la posibilidad temporal de que este colapse en
lapso muy breve y que la articulación de información y actuación puede acelerar
la caída, pues no, eso no va por este grupo, dirija su información a otros de
carácter genérico.
Discúlpenme
la expresión pero esa vaina me preocupa porque una cuestión es orden y
disciplina y otra muy distinta, mantener el habitáculo cerrado toda vez que los
seres humanos somos materia y energía y como tales sistemas abiertos que
funcionan con base en el intercambio de información. Confieso que si hoy me
mantengo en alguno de esos grupos es con fines de espionaje en cuanto a la
estupidez que ellos cuaja por los cuatro costados. Pero me preocupa porque me
ubico ante la gravedad de la crisis que vive el país, particularmente en lo
político e imagino si una vez superado el trance de la usurpación de los
poderes públicos nacionales por parte de la revolución, quienes han de
sustituirles en el desempeño legitimo de tales funciones, pertenecieran a estas
sectas exclusivistas de la burocracia azul. Habríamos caído en el dilema de
vísceras rojas o azules pero, al final de cuentas, vísceras sin capacidad de
pensamiento crítico por cuanto son auténticos burócratas. Muchos hacen y están,
previendo cual será la cuota de poder que les será dada en el nuevo gobierno,
una vez se instale formalmente.
Si la
dirigencia y activistas de algunos partidos políticos andan realizando cálculos
con miras al momento electoral por venir que además desean sea inmediato, lo
que me da muy mala espina, en el caso de algunos sectores de la sociedad civil
opera una situación similar respecto a la oportunidad de cargos públicos. La
sequía ha sido larga y este ardiente verano ya no da para más. Y si lo que
intuyo tiene algo de certeza y algunos sesgos de materializarse, me resulta
preocupante porque como diría Bolívar, habremos arado en el mar. Señores no se
trata de quítate tu pa´ ponerme yo. Se trata de construir una república de
ciudadanos fundada en las virtudes más elevadas de lo humano y su vocación de
SER. De dar vigencia plena a la democracia. De una sociedad liberal en la que,
lo libertino quede en los ámbitos privados de cada quien por cuanto no se trata
ahora de ser moralistas aunque si, de dar viabilidad a una sociedad en la que
como en su momento estableciera Maderos, “El respeto al derecho ajeno es la
paz.”
Como bien
dijera y en esto hago homenaje a los maestros y educadores que realizan su
labor en Venezuela y lo expresara ese ejemplo que fue Luis Beltrán Prieto
Figueroa: “Joven empínate” porque se trata de ver el bosque, no solo el árbol
que tenemos enfrente. Todos somos necesarios, cada quien lo que hace mejor si
queremos el mejor país posible pero. En Venezuela hoy, aquí y ahora, es momento
de enterrar las hachas de la guerra y quietar oxigeno a los egos. No quiero
imaginar a quienes habitan el Reino de la Idiotez, cuando llegue el momento de
la justicia transicional, que no venganza, solo justicia. En parte y por la
idiotez de muchos, la oposición ha sido derrotada. Conmigo no cuenten, creo en
otra Venezuela…