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Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

sábado, 3 de marzo de 2018

Candidaturas presidenciales y sociedad civil (I)




Actuando fuera del ámbito constitucional en cuanto origen y desempeño, el Ejecutivo, a través de una “Asamblea Nacional Constituyente” totalmente irrita y espuria, razón por la cual en todas las negociaciones políticas posteriores a julio 2017 presenta como una de sus condiciones el que la misma sea reconocida institucionalmente tanto a lo interno como internacionalmente mientras intentan negar derechos y competencias constitucionalmente establecidas a la auténtica y legitima Asamblea Nacional, decidieron el adelanto de las elecciones presidenciales pautadas en la Constitución para el mes de diciembre de 2018. Argumenta una de rectoras del Consejo Nacional Electoral, que la razón para tal adelanto tiene sus fundamentos en el “cerco” y la “guerra” del imperialismo norteamericano contra nuestro país, cuestión incierta por cuanto el peso condicionante de las medidas va contra altos funcionarios gubernamentales que se han enriquecido sobre la base de la corrupción, impunidad y violación de los derechos humanos.

Así las cosas, pretenden que se legitime una situación en la que, el nuevo presidente electo entraría en funciones para el período de gestión gubernamental 2019 – 2025, en enero de 2021 por lo que, su elección se mantendría en el congelador por al menos nueva meses, esto es, una elección gestáltica de gestación, maduración del feto y alumbramiento, quien sabe si inspirados en una de esas misiones que premia la irresponsabilidad y castiga el bien actuar como parte de la subversión de valores que se hace necesaria para dar viabilidad sociocultural a un proyecto político palpablemente fracasado en todas las coordenadas geográfico territoriales e históricas en las que desde el siglo XVIII, se ha pretendido establecer. Todo un exabrupto de marca mayor que terminaría de echar por tierra la actual Constitución sin que la supuestamente “nueva” haya a esta fecha y luego de un semestre de funcionamiento, arrojado luces de cual pudiera ser el contenido de la misma toda vez que se ha dedicado a usurpar la potestad legislativa de la Asamblea Nacional en beneficio del “régimen usurpador” que hoy se encuentra bajo órdenes del “ciudadano” convertido en “Usurpador mayor”.

Ahora bien, mucha gente se pregunta ¿Y sí la tal ANC es ilegitima a la luz de toda consideración originaria y jurídica, cómo es que la oposición acudió a las convocatorias electorales regionales y municipales realizadas en octubre y diciembre de 2017?  Es evidente que, al menos la población electoral de oposición, espera una explicación que satisfaga esta cuestión como paso preliminar para iniciar el rescate del voto y la credibilidad que el mismo nos otorga, en cuanto instrumento de participación política donde la “Soberanía y voluntad popular” determinan el curso de acción política que deriva de los resultados alcanzados en cada proceso electoral.

En primer lugar habría de señalar desde mi exclusiva posición personal que, las elecciones regionales se encontraban vencidas. El CNE, el mismo que señalo no había tiempo ni condiciones para realizar el Referéndum Revocatorio del mandato presidencial, decidió algunos meses después, convocar el procesos de elecciones regionales en ausencia de condiciones por cuanto  en el mismo no fueron convocadas las elecciones a los consejos legislativos regionales tal y como está establecido, de manera simultánea con la elección de gobernadores. La oposición, habiendo definido una estrategia política que de manera permanente anunciaba que la única salida y superación de la coyuntura política iba de mano de un proceso constitucional, democrático, pacifico y electoral, honraba su palabra y su empeño en ese camino al acudir y hacer valer la misma una vez estas fueron convocadas por el CNE. Obvio, con todas las limitaciones y consideraciones del caso toda vez que, actuando más como oficina electoral del ejecutivo que como organismo autónomo del poder público, había allanado la senda para que el gobierno acudiera “victorioso” a esa cita, en medio de la desventaja que le significa tener a más del ochenta por ciento de la población en contra. Así de sencillo.

¿Sirvió de algo esa participación?. Pues sí, sirvió más que de algo, sirvió de mucho. En el ínterin de la negativa a del CNE a dar luces a una salida electoral trasparente para la superación de la cada vez más aguda crisis política, institucional, económica y sociocultural del país, tal vez la de mayor monta en toda la historia republicana, se comenzaron a producir sanciones a personeros del gobierno y al propio Estado Venezolano en cuanto a sus posibilidades de financiamiento, toda vez que se ha puesto en evidencia que el gobierno de la “usurpación” nacional obtiene ingentes cantidades de recursos sin que este clara su procedencia.  Si bien las medidas han comprometido aun más, la funcionalidad del gobierno, pareciera que este no asimila la situación y arrecia acciones en el camino hacia el establecimiento de los principios ¿sociocomunistas? A la sociedad venezolana. Pone en tela de juicio la supuesta y para nada creíble, imparcialidad del órgano electoral por cuanto en el caso concreto del estado Bolívar y disponiéndose por primara vez de la información pertinente y contundentemente cierta, se alteran los resultados y se proclama y juramente al candidato del oficialismo regimental que había sido derrotado. He allí una mácula que va más allá de las condiciones preelectorales y del acto comicial. Se trata de la manipulación y alteración del resultado que en legítima y limpia lid había otorgado la gobernación del estado Bolívar al candidato opositor. ¿Entonces, de que estamos hablando?

En cuanto a la elección de alcaldes también ocurrieron violaciones jurídicas y políticas en el proceso. Si bien se realizaron en la fecha constitucionalmente pautada, no se planteó la escogencia de los concejales amén del oprobioso ventajismo manipulador del hambre   del pueblo mediante el establecimiento de una relación del tipo te doy acceso a los alimentos si respaldas y votas por los que te propongo, eso implica que, antes de votar has de presentarte ante el punto rojo para hacer valer tu código del “carnet de la patria” y tener derecho al beneficio alimentario y los bonos del hambre hiperinflacionaria. Ventajismo descarado que ni aun así permite explicación de los resultados, aunque algunos analistas los atribuyen al éxodo poblacional que ha terminado pr afectar a la oposición. Una cuestión muy dura de potabilizar por cuanto el ochenta a noventa por ciento de la población electoral señala que la situación es insostenible y más del setenta y cinco por ciento plantean que solo es posible resolverla con la salida del “Usurpador Mayor” y su círculo de adláteres “enchufados”.

Ante ese cuadro, resulta muy difícil que ocurra un evento electoral libre, verdaderamente democrático y equilibrado. En consecuencia, la oposición ha sostenido y mantiene que, sin condiciones, no acudirá al “matadero” del fraude electoral para legitimar el actual estado de cosas que se vive en el país. La oposición mayoritaria, la que primero se identifico en la Coordinadora democrática y posteriormente en la Mesa de la Unidad Democrática; la misma que dejo sentada y establecida de manera clara y contundente la posición de más de ocho millones de electores venezolanos en el Plebiscito organizado por la Sociedad Civil el 16 de julio de 2017, dicen hoy que las condiciones no están dadas y ante esa situación no acudirán a votar como bien lo reflejan mayoritariamente las encuestas serias e independientes del país. Sin condiciones no hay presencia de electores para votar y disponer del mínimo y necesario estado de cosas que garantice el derecho a elegir. Los partidos la tienen hoy muy difícil. Pareciera que el silencio de los partidos políticos y su dirigencia comporta una señal de alumbramiento para la Sociedad Civil, la candidatura de oposición se perdió en los cogollos. ¿Acaso habrá llegado el momento de la Sociedad Civil?. Estamos más cerca de un desenlace, la Sociedad civil tiene la palabra.

Situación – país y crisis: De dónde venimos, donde estamos



El país vive una situación de “ruptura del hilo constitucional”, iniciada de manera  flagrante, con las sentencias 155 del 27 de marzo 2017 y 156 del 29 de marzo 2017 del Tribunal Supremo de Justicia cuya instrumentación ha pretendido desconocer la legitimidad, competencias y autoridad de la Asamblea Nacional, mayoritariamente electa por el voto popular en diciembre de 2015 e instalada funcionalmente en enero de 2016. Ello, aunado a toda una serie de violaciones legales y hechos sucedidos incluso desde el mismo momento en que el ciudadano Hugo Chávez fuera juramentado como presidente de la República el 2 de febrero de 1999, han terminado por configurar un “golpe de estado continuado”, al que el actual gobierno en situación de “usurpación” desde el 9 de enero de 2017 pretende dar el zarpazo final para su concreción definitiva, mediante la fraudulenta convocatoria a elecciones presidenciales adelantadas en un escenario institucional plagado de violaciones a la Constitución y, de todo tipo de yerros jurídicos, vicios, ventajas y trampas que le garanticen una “victoria” electoral,  independientemente del resultado que mediante el libre ejercicio de la soberanía popular a través del sufragio pudiera corresponder al mismo.
 
Con el objetivo de alcanzar algún grado aceptable de legitimación en sus nuevos orígenes, dado que el anterior, y quién sabe si algunos otros,  han terminado por dejar muchas dudas una vez que la empresa encargada de los dispositivos electrónicos afirmara que en los procesos electorales realizados hasta ahora bajo el ámbito de la “revolución”, bien podían haber sido manipulados los resultados electorales torciendo de manera fraudulenta la voluntad popular, el gobierno busca desesperadamente un adversario representativo de la oposición que al participar en su farsa electoral, le permita exhibir el proceso electoral ante la comunidad internacional, a los efectos de alcanzar el neo - reconocimiento que hoy le es negado y superar las sanciones que le han sido aplicadas, dada su condición ya no solo de estado fallido, sino más allá, de gobierno forajido.

A los efectos de manejar el proceso electoral a su libre albedrio, fuera de toda atención y respeto de la Constitución y leyes electorales, la vocación totalitaria  del régimen “usurpador” a la vez que incitar tentaciones individuales en el seno de la oposición democrática,  hace uso, una vez más, de una “irrita” Asamblea Nacional Constituyente y de su brazo electoral, el Consejo Nacional Electoral, ya en situación nominal de flagrancia por parte de rectores que siguen formando parte de él con plazo vencido, para manipular lapsos y fechas modificando en primer lugar y sin justificación válida un adelanto de las mismas que pondría al país en la situación posible de disponer un presidente electo que no podría tomar posesión sino hasta nueve meses después de realizado el evento electoral, que ahora, mediante nuevas violaciones jurídicas y políticas, ha fijado para el 20 de mayo próximo sin que se hayan resuelto las condiciones exigidas por la oposición democrática en representación de las verdaderas mayorías del pueblo electoral que claman no solo por votar, sino lo más trascendente, por elegir.

Ahora bien, más allá de lo exclusivamente electoral, la democracia y el escenario de libertades que en su seno se plantea, no se corresponde exclusivamente con el acto de sufragar. No se trata solo de la legitimidad de origen. Se trata también de la libertad de desempeño. La sola consideración de algunas cuestiones puntuales, hacen ver a cualquier lerdo en materia política y electoral, que algo oscuro hay detrás de este proceso electoral. En el caso del estado Bolívar, ya el CNE se puso en evidencia al desconocer el resultado electoral del pasado 15 de octubre, manipulando y modificando resultados para dar por ganador a quien había sido limpiamente vencido. El deterioro progresivo de la  calidad de vida en cuanto abastecimiento alimentario de la población y acceso al medicamente es más que evidente. La morbimortalidad infantil en las áreas hospitalarias públicas va en aumento. La incidencia medida a través de indicadores correspondientes en cuanto a número de fallecidos en accidentes de tránsito unos, y, como consecuencia de la inseguridad general que habita en el país, otros, aunados al éxodo demográfico, mayoritariamente de jóvenes que no ven futuro para sus sueños en el país, no es cuestión que mueva a baile y celebración.

Hoy no solo migra gente de la oposición, muchos de quienes hasta ahora habían apoyado el régimen, toman sus familias y  se van a buscar destinos mejores en otras latitudes, La carestía de la vida, la escasez de alimentos y medicamentos, la corrupción que ha permeado todos los estratos y sectores particularmente los que poseyendo bajo resguardo las armas de la República, utilizan la fuerza y el amedrentamiento de las mismas para cometer cualquier clase de fechorías ante la certeza de que la serán cobijados por las sombras de la impunidad, la falta de transporte público, las acentuadas desmejoras de los servicios públicos fundamentales y un sinfín de anomalías, hablan de un gobierno que ha perdido toda garantía de gobernabilidad por lo que el descontento general que recogen actualmente los estudios de opinión pública, al igual que en transcurso de los últimos cuatro  años, señalan que más del ochenta y nueve por ciento de la población considera que la situación general del país es mala mientras el setenta y cinco por ciento apuesta y exige la salida del actual régimen. Entonces, en medio de ese escenario, ¿Cómo puede este régimen obtener victoria alguna, que no sea por vías poco claras y opalescentes?

De allí que, ante este cuadro que de alguna manera revela la situación – país considero que no hay otra salida que hacer efectivo lo que ya hace más de un año fue decidido y los tiempos posteriores han confirmado en el último aumento de sueldo en medio de un clima económico hiperinflacionario, materializar la decisión de la  Asamblea Nacional en cuanto al abandono de cargo por parte del ciudadano Nicolás Maduro, con auxilio de los órganos del poder público llamados ser garantes de la Constitución de la República. La burla expresada en documento suscrito entre el gobierno y actores políticos de su periferia para llevar adelante el proceso electoral, ahora ampliado instancias legislativas en lo regional y municipal, no puede ni debe ser aceptado por la población. 

La base para todo ello fue puesta en manos de la dirigencia opositora, por quienes mayoritariamente consideran que la situación actual es insostenible. Eso fue lo decidido en ocasión del Plebiscito Popular organizado por diversos factores de la sociedad civil el 16 de julio del pasado año 2017. Más de ocho millones de venezolanos dejaron en claro que:  

1) Rechazan y desconocen a la irrita Asamblea Nacional Constituyente; 

2) Demandan de la Fuerza Armada Nacional, instituciones y funcionarios, la obediencia debida y defensa de la Constitución vigente, con pleno reconocimiento a la Asamblea Nacional instalada en enero de 2016 y 

3) Exigen la renovación de los poderes públicos con base en lo establecido en la Constitución y leyes de la República e incluso, la conformación e instalación de un Gobierno de Unión Nacional cuyo objetivo inmediato ha de ser la restitución del Orden Constitucional y dar cumplimiento a las solicitudes que ha hecho la oposición democrática venezolana al exigir la apertura de una canal humanitario, la liberación de los presos políticos y la revocatoria de las inhabilitaciones a partidos y lideres de oposición.

Venezuela si tiene salidas, en primer lugar la de Nicolás Maduro y su régimen de oprobio, burla y engaño al país, para lo cual el camino ha de continuar siendo único y unitario a través de condiciones libres y transparentes para la realización del proceso electoral. Las condiciones actuales no son viables, ni para el proceso electoral, ni para la superación de las condiciones de vida de la población venezolana.

Ciudad Bolívar,  marzo 2 de 2018