¨Ni una
inteligencia sublime, ni una gran imaginación,
ni las
dos cosas juntas forman el genio; amor, eso es el
alma del genio¨
Wolfgang
Amadeus Mozart
(Salzburgo
1756 – Viena 1791)
¨La Música
es una revelación mayor que toda la
Sabiduría
y la Filosofía¨
Ludwig
van Beethoven
(Bonn
1770 – Viena 1827)
¨La música
puede dar nombre a lo innombrable
y
comunicar lo desconocido¨
Leonard Bernstein
(Lawrence 1918 – New York 1990)
La tarde noche del domingo 15 de diciembre de
2019 acudí al Parque Ruiz Pineda, para
presenciar un acto navideño en el que una de mis nietas seria parte del
escenario coral. Me acercaba al lugar con algunas aprehensiones derivadas de
creencias propias, y luego, a medida que me acercaba a la entrada del lugar,
más que las creencias propias, me invadía el temor de encontrarme en medio de
un acto con visos políticos del que habría de ser, parte de escenario de bulto
al mismo, en contra total de mi voluntad, pero por la familia – pensaba, y más
aún por los nietos – todo vale. Me satisface afirmar que me equivoque en cuanto
a las presunciones que asumí a priori, si bien por aquello del
pensamiento crítico y análisis de la realidad, constate in situ, lo que el título de esta reflexión ideográfica expresa en
si mismo. Dependiendo de uno de los dos posibles puntos de vista en los que nos
ubique la perspectiva, Venezuela ha sido dividida en dos o tres flancos.
Al solo ingresar al parque pude ver con ojos
propios el comportamiento de al menos dos de esos bloques país que refiero. En
lo bajo, la gente pendiente del que me darán. Hacia lo alto, gente subiendo con
una actitud diferente, la del esfuerzo. Y una y otra nada tiene que ver con
condicionamientos sociales más si culturales. Como lo afirma José Luis Cordeiro
(1998) en su libro ´´Benesuela versus Venezuela. El combate del siglo´´, está
claro que el acceso e internalización de lo educativo haciéndolo cuerpo de cada
quien, determina comportamientos, actitudes y posiciones ante la vida y el
existir. Acudir a la ya señalada presentación
me permitió constatar la existencia de los dos países que bien retrata
Cordeiro en su libro.
En los bajos, un espacio en el que se honra la
realización de todo aquello contra lo cual va la revolución. Festival populista
de la dádiva en expresión de un cuadro de triste que pretende ser trastocado en
alegría mediante las practicas del "Pan y circo a la plebe", como
bien lo degustaban para su diversión los emperadores y las comunidades
imperiales de la vieja usanza monárquica. Iluminación navideña en tiempos de escasez alimentaria y
medicamentosa, milicianos que no creo
tengan mucho ánimo de ir a la guerra y menos aún con un canto infinito de paz
como intentan hacer creer desde las vertientes de la propaganda revolucionaria.
La Benesuela cordeiriana. En los altos de la
Concha Acústica, la presentación de un acto en el que disfrutamos las
interpretaciones de la Orquesta juvenil e infantil Núcleo Ciudad Bolívar, parte
del Sistema Nacional de Orquestas creado por el Maestro Abreu hace más de cuarenta
años, y la participación de niños y adultos que dieron vida a un programa
cultural de la Venezuela que no descansa en aras de mantener la permanente
elevación de perfiles de lo humano y la cohabitación en una sociedad que aspira
vivir la postmodernidad.
Apoyo importante de treinta y un organizaciones
del sector privado de la economía y el comercio que seguramente no exigieron
que los integrantes de la orquesta usaran camisas rojas y no su uniforme
habitual en el que la camisa o franela es de color verde esperanza con la
bandera del estado Bolívar como símbolo de identidad regional. Cámaras de
televisión, excelente sonido y la moderna tecnología de drones constituyeron el
marco audiovisual en cuyos registros queda grabada para siempre los aconteceres
de esa tarde musical bolivarense.
Pautado
para las seis de la tarde, se inició de manera efectiva a las siete y treinta y
ocho minutos. Fue un espectáculo de hora y minutos por cuanto termino a las
ocho y cuarenta y un minutos. Como preámbulo a la actuación de la orquesta como
un todo, hubo tres interpretaciones correspondientes a ensambles funcionales de
músicos que participan en la misma orquesta.
La orquesta comenzó con el Aleluya de Georg Friedrich Händel, oratorio conocido
también como El Mesias, compuesto en 1741, con arraigo, según los
entendidos, en las antiguas pasiones catalanas y cantatas alemanas. Continúo
con la interpretación del Cuarto movimiento de la Sinfonía desde el nuevo mundo
del músico de origen checo Antonín Dvořák durante su estancia como invitado a los Estados
Unidos en 1893.
Luego,
una versión de aguinaldos y la presentación de un phastmost cuya filmación se realizara cuatro años atrás y que por
diversas razones no se encontraba totalmente terminado, debido a que incluso se
había extraviado. El contenido fílmico corresponde a la obra maestra de Manuel
Yánez, su Viajera del rio, un canto del que mucho se especula en cuanto a
sus orígenes dada la musa que pido haberlo inspirado, pero que en sí, expresa
la visión poética de un amante del Orinoco cuyas corrientes vienen cargadas de
Bora, planta acuática de las lagunas rebozadas, que en tiempos de crecida son
vistas en su transitar rio abajo. Por cierto, hay publicada en Aporrea,
una extraordinaria semblanza de Catalina y Manuel Yánez, madre e hijo, escrita
por Benito Irady, aparecida en las redes con fecha 27 de agosto de 2017.
Momento de gran emoción cuando el Maestro Dino Pronio, factor
primordial en el camino ascendente de la orquesta y el Sistema en Ciudad
Bolívar, fue llamado por la directora de la orquesta para que dirigiera las dos
interpretaciones musicales que dieron curso consiguiente al programa, Alma
llanera de Pedro Elías Gutiérrez y Mambo, que devenido de la autoría
del cantante y compositor popular Dámaso Pérez Prado ha sido
proyectada al mundo académico de la música en creación del genio musical del
Sistema de Orquestas al extremo de constituir una pieza que identifica
plenamente al Sistema bajo la dirección de Gustavo Dudamel, y sus
interpretaciones. Ambas piezas coreadas por un público que las disfruto de pie.
Finalizo
la velada con la emoción de Venezuela, pieza musical escrita y
desarrollada por dos músicos populares españoles Pablo Herrero Ibarz y José Luis Armenteros. Venezuela es hoy una canción popular venezolana. En la pantalla fueron apareciendo imágenes del
país y la letra que entonaba el público mientras en los extremos de la orquesta
se encontraban desplegadas dos banderas de nuestro país y una alegórica joven
trajeada con los colores nacionales caminaba el escenario de uno a otro lado
para finalmente ubicarse al lado de la directora de la orquesta en medio del
aplauso y emoción de la Venezuela asistente al evento.
A la salida, en medio de oscuras escaleras, imagino que el
gasto iluminación a nivel populista no
dio para la iluminación de la Concha, pensaba no en dos países totalmente
diferentes, sino en tres; y en el gran trabajo que desde lo educativo y la transversalidad de la
moral, la ética y los valores habrá de hacerse para recuperar la Venezuela de
nuestros sueños. Tres países sin posibilidades de vinculación en el camino
hacia la construcción de la Venezuela siglo XXI: La Venezuela que no se doblega ante las circunstancias y no vende su
dignidad, que cree en el progreso a través de la educación y formación del ser
humano y su actuación en lo político arendtiano; la usurpación
devenida en pranato de toda tipología y rango con la incorporación de los
hijos del hambre que han preferido vender su alma y votos en Asamblea Nacional
sin importar la suerte de quienes les eligieron, y la Benesuela dominada,
controlada y sustraída en los espacios del populismo criollo e internacional.
La Venezuela que
describo ha de poner todo su empeño en la cooptación de la Benesuela que desde
la profundidad de sus vivencias cotidianas es objeto de humillación y maltrato
en la carestía y la escasez de todo, como medio para el ejercicio del control
político y social. Nada que ver con aquella del vivalapepismo y la viveza
criolla cuya dignidad se ha sumergido en las posibilidades de acceder a la
gratuidad de un pernil podrido y unos bonos que nada resuelven, como moneda de
recambio en la posesión de un carnet y acudir a cada cita para la cual son
inventariadas en su cosificación.
Quiero y trabajo por
VENEZUELA sin exclusiones, con la participación de todos los que creen en una
Nación grande, pujante y prospera sustentada en el estado de derecho devenido
de la constitucionalidad, la misma que ahora ha sido puesta en entredicho en
cuanto a su contenido, una cuestión que hemos visto desde las primeras
ediciones impresas puestas en circulación cuando aún el país se sustentaba en
algo distinto y diferente a lo que ahora tenemos. Creo en esa Venezuela
tricolor, no perdamos jamás la esperanza. El domingo en la tarde noche, todos
esos niños y quienes allí estuvimos me la han devuelto rejuvenecida. Avancemos
Sancho que los perros están ladrando y doblan las campanas, que nunca sea por
los ideales que defendemos para construir la mejor existencia y bienestar a los
ciudadanos que habitamos esta región, Guayana; este país: Venezuela.