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Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

lunes, 29 de octubre de 2018

Venezuela 2018: Temporalidad de la rebelión e independencia


Trescientos años de calma ¡No bastan?
Los venezolanos reconocemos como fecha de inicio a nuestro proceso independentista el 19 de abril de 1810.  Para ese momento, el germen de la emancipación que habría de culminar con la independencia de Venezuela del Reino de España, para asumir el establecimiento de la república como ente jurídico – político llamado a la construcción de una República liberal y democrática para la sustitución de la monarquía y el carácter colonial imperante en la Capitanía General de Venezuela, cuajaba las simientes precedentes de los movimientos insurreccionales y libertarios que se habían sucedido desde el primero, en 1795 con José Leonardo Chirinos a la cabeza y los que se produjeron con posterioridad.
En 1797 fue en la Guaira, Pedro Manuel Gual y José María España[1] dieron lugar a un movimiento conspirativo cuyo fracaso les llevo a huir al exterior en un recorrido que les llevo por las Antillas.  Ofrecida cuantiosa recompensa por la captura de ambos, ello no evitó que en 1799 España regresara clandestinamente a la Capitanía General de Venezuela donde fue detenido en la Guaira, enviado a Caracas y condenado a pena de muerte por parte de la Real Audiencia. Su ejecución tuvo lugar el 8 de mayo en la Plaza Mayor de Caracas luego de haber sido torturado, y descuartizado con posterioridad a su ejecución. La suerte de Gual no fue distinta en cuanto a final, cuando murió envenenado por un espía en Trinidad, donde se encontraba para el 25 de octubre de 1800.
La conspiración de Gual y España, inspirada por desterrados hispanos que habían conspirado en contra del Rey de España y traídos prisioneros a la Capitanía, fue hasta ese momento, la de mayor riqueza teórica y conceptual con objetivos concretos establecidos en las ordenanzas suscritas por ambos, para propiciar un cambio revolucionario que incluía entre otras cuestiones, la emancipación política, implantación del sistema republicano, libertad de comercio, igualdad de razas e independencia de los esclavos. Comparan la situación de los habitantes de la Capitanía con los del norte de América en los términos siguientes:
Haced os pintura de la situación de los habitantes del Norte de esta América. Son ricos e independientes; codician su alianza las potencias de Europa. Haced comparación de vuestra población con la de aquella nueva República, y sacaréis que la naturaleza se complace en poblar los campos de la libertad, cuando le es doloroso y contra su institución el incremento de esclavos. Los desiertos, la soledad y el silencio son las consecuencias de la Tiranía en todo el Universo.[2]
Si el de Chirinos fue un movimiento de los esclavos, el de Gual y España lo fue de carácter más universal, si bien los mantuanos no fueron parte ni se hicieron presentes en el mismo. De hecho, el ideario del movimiento conspirativo dejaba ver con  claridad las intenciones de los complotados en un documento que lleva por título Los derechos del hombre y del ciudadano. Se considera que esta conjura es la de mayor contenido teórico, carácter orgánico y perfecta definición de ideario y fines, de todos los movimientos precursores de la independencia de la América meridional.  Antes de 1810, otros movimientos importantes lo fueron el de Francisco Javier Pirela en 1799 y la Conjura de los mantuanos en 1808 además de las expediciones marítimas al mando de Francisco de Miranda.[3]
Llegado el jueves santo de 1810, la sociedad venezolana de entonces, conformada por blancos hispanos, blancos criollos  integrantes de mantuanería caraqueña y  miembros de otras clases sociales de menor interés político aunque si económico,  como lo fue el caso de los pardos, se pronuncian en contra de la continuidad del sometimiento de la Colonia que éramos;  los mantuanos reclaman derechos y propugnan el desconocimiento de la autoridad del Capitán General Vicente de Emparan, de la voluntad de Fernando VII y del Reino de España. Se asume así, la declaración de nuestra independencia, la que habrá de hacerse letra viva en las actas del Congreso suscritas a partir del 5 de julio de 1811, no sin que antes mediaran discursos de significación histórica, como aquella encendida proclama que en el seno de la Junta Patriótica, la cual habíase conformado como consecuencia de los sucesos de abril del año anterior, fuera pronunciada el 3 de marzo de 1811 por un joven mantuano, Simón de la Trinidad Bolívar Ponte y Blanco, cuya brevedad contrasta con la profundidad de su contenido:
No es que hay dos congresos. ¿Cómo fomentarán la división los que conocen más la necesidad de la unión? Lo que queremos es que esa unión sea efectiva y para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad. Unirnos para reposar, para dormir en los brazos de la apatía; ayer fue una mengua, hoy es una traición. Se discute en el Congreso Nacional lo que debiera estar decidido. ¿Y qué dicen? Que debemos comenzar por una confederación, como si todos no estuviéramos confederados contra la tiranía extranjera. Que debemos atender los resultados de la política de España. ¿Qué nos importa que España venda a Bonaparte sus esclavos o que los conserve, si estamos resueltos a ser libres? Estas dudas son tristes efectos de las antiguas cadenas. ¡Que los grandes proyectos deben prepararse en calma! Trescientos años en calma, ¿no bastan? La Junta Patriótica respeta, como debe, al Congreso de la Nación, pero el Congreso debe oír a la Junta Patriótica, centro de luces y de todos los intereses revolucionarios. Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana. Vacilar es perdernos.[4]
Ahora bien, se refería Bolívar los proyectos de libertad y de república que moraban en  mente de los criollos. Los ejemplos de que disponían, más allá del ámbito de los imperios, eran en gran medida exitosos, para nada disponían de experiencias previas ancladas en el aquel pasado de entonces. De haberse dado esas circunstancias en torno a modelos fracasados, seguramente Bolívar hubiese sido aun mucho más vehemente en sus apreciaciones y los habría condenado con toda la fuerza de sus ideas basadas en las virtudes, conocimiento y felicidad del hombre,  y con lo más encendido de su verbo.
Hoy, la dinámica cronológica y temporal que subyace como base de cambios y transformaciones sociales no da para que un conglomerado histórico concreto en el contexto global, alimente expectativas y esperanzas a trescientos años, ni a doscientos o cien años, cuando la planificación y prospectiva nos llevan adelante en el tiempo, y las tendencias actuales apuntalan temporalidades de no más de treinta años. Decir veinte años en contra parodia  a Gardel, no es que sean nada, NO!, es que son muchos, demasiados, cuando de cara al horizonte, las experiencias que nos alientan redimen el fracaso general y el depauperamiento y sufrimiento de la gente, en procura de un paraíso terreno que, cual Dorado en el ayer de la conquista y colonización, hoy, en la postmodernidad, es sinónimo de codicia, de muerte y de entrega de soberanía política y territorial, aquella de la que tanto se alardea sin disimular su entrega a cambio de una realidad trastocada en espejismo del siglo XXI.


[1]  REY Juan Carlos, PEREZ PERDOMO Rogelio, AIZPURUA AGUIRRE Ramón y HERNANDEZ Ariana. RODRIGUEZ CAMPOS Manuel [Coordinador] (2007) Gual y España. La independencia frustrada.   Caracas: Colección Bicentenario de la Independencia, Fundación Empresas Polar, Academia Nacional de la Historia, Universidad Central de Venezuela, Universidad Simón Bolívar, Universidad Católica Andrés Bello, Universidad Metropolitana, La Universidad del Zulia, Universidad de Los Andes y Universidad Cecilio Acosta.
[2] WIKIPEDIA (2018). La conspiración de Gual y España. [Documento en línea] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Conspiraci%C3%B3n_de_Gual_y_Espa%C3%B1a  Consulta realizada el lunes 29 de octubre de 2018
[3] HERRERA SALAS Jesús María (2003) El Negro Miguel y la primera revolución venezolana. La cultura del poder y el poder de la cultura.  Vadell Hermanos. Caracas
En este libro, el autor ubica el primer movimiento por nuestra independencia del Reino de España en diciembre de 1552 y comienzos del año siguiente cuando Miguel del Berrio, conocido como “El Negro Miguel” o como el “Rey Miguel” encabezo la revolución de Nueva Segovia de Buría en territorio de los indígenas Jiraharas, territorios que hoy se encuentran comprendidos en el estado Lara, concretamente en la población de El tocuyo.
[4] BOLIVAR Simón (1811). Discurso pronunciado ante la Junta Patriótica el 3 de marzo de 1811. [Documento en línea] Disponible en:  http://www.beersandpolitics.com/discursos/simon-bolivar/discurso-ante-la-junta-patriotica/1566  Consulta realizada el lunes 29 de octubre de 2018