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Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

miércoles, 30 de enero de 2019

Involución civilizatoria del Golpe de Estado


El Golpe de Estado es una acción de fuerza mediante la cual un grupo humano asciende al poder y desaloja a quienes lo ejercen en un momento dado.  De acuerdo con los teóricos de la política, la idea del Golpe de  Estado se maneja desde el siglo XVII, cuando era considerado como un hecho legítimo, concretamente desde el año 1639 con la publicación de la obra “Consideraciones políticas sobre los golpes de Estado escrita por el autor francés  Gabriel Naudé, citado por Ramón Alonso Dugarte Rangel (2019)[1].

En el caso de América latina y en lo que va del siglo XXI, ocho funcionarios públicos en ejercicio de cargo presidencial a nivel del ejecutivo han denunciado la gestación o sospechas sobre golpes de Estado en su contra, en once oportunidades. De ellos, cuatro ocasiones han correspondido a tan solo dos funcionarios venezolanos en los años 2002, 2014, 2017 y 2019. Para el caso venezolano, ello constituye un indicador elevado ya que en tan solo veinte años y del total de ocho denuncias, la mitad ha correspondido a nuestro país.

Ahora bien, del total de ocho funcionarios en ejercicio funcional de la presidencia de la república en sus países, cinco de los denunciantes modificaron las constituciones de sus países o se aprovecharon de argucias legales para mantenerse en el cargo más allá de lo inicialmente establecido cuando llegaron a ocupar el mismo. Esto es, faltaron a la Constitución. Si bien esto no justifica golpe de Estado alguno, refiere un factor político que no debería ser deleznado en cualquier análisis por cuanto advierte que el planteamiento de estas reacciones, pudieron ser posibilitadas por el hecho previo de faltar al texto constitucional en beneficio de su propia persona y condicionantes políticos.

Características del golpe de Estado son, entre otras, el secreto de su gestación y al factor sorpresa en su ejecución para evitar la inmediata confrontación armada y, siempre actuando como parte del mismo, funcionarios del Estado, particularmente de quienes detentan las armas y tienen asignado el monopolio de la fuerza, es decir, todo golpe de Estado implica en su ejecución, personal adscrito al propio aparato estatal. El objetivo de todo golpe de Estado es apoderarse del mando del gobierno bloqueando la capacidad de respuesta del Estado. 

Todo golpe de Estado ha sido previamente meditado y en lo inmediato, en plena fase de ejecución, procede a la neutralización de la población con verdades o mentiras apara ganar su apoyo y reducir su beligerancia. Y siempre, un golpe de Estado se justifica en cuanto a la opinión de sus autores, en función del restablecimiento del orden constitucional que, por una u otra razón, se encuentra alterado y corrompido por el gobierno en funciones para ese momento. Se trata de restablecer el orden perdido, esa será siempre la excusa, que  lamentablemente viene acompañada de la sustitución impuesta de normas o personas adscritas a lo civilmente acordado, amén de vigentes, por las que pudiera y en efecto estableciera el sector militar. 

El golpe de Estado se vincula en sus orígenes a la necesidad de hacer presente el César defensor del Reino por lo que se asocia a la idea del “cesarismo”, tan conocida en los ámbitos de nuestro país, en las tesis de Vallenilla Lanz para justificar los regímenes de fuerza en Venezuela durante el siglo XX particularmente los gobiernos que van de la mano de un hombre fuerte que ha de meter en cintura a la sociedad y todos sus males, particularmente los políticos, que no permiten que el país avance por la senda que se considera optima desde las perspectivas de la posesión de verdades absolutas por parte del dictador, toda vez que el golpe de Estado da lugar al establecimiento de dictaduras y tiranías.

En sus inicios, señala Dugarte Rangel, el golpe de Estado se asociaba a ideales positivos y benéficos para la sociedad, para expresarlo en leguaje coloquial, eran buenos. El monarca estaba sujeto a la posibilidad de actuar conforme al menos a una de tres opciones para generarlo: El amparo de las leyes en cuanto fundación y conservación del Estado lo cual era aceptado de manera universal; Las razones de Estado, concernientes ala derogación del derecho común sustituyéndole por el bien común y la utilidad pública y, en tercer lugar, en tanto “acciones osadas  y extraordinarias… en los negocios difíciles… contra el derecho común… sin formalidad… arriesgando el interés particular por el bien público.” De tal manera que el golpe de Estado representaba para el monarca, una salida audaz cuando los intereses públicos se veían amenazados.

Es después de los acontecimientos de la Revolución francesa cuando, derribada la monarquía y establecida la Segunda República Francesa, el 2 de diciembre de 1851 Luis Napoleón Bonaparte se hace del poder por la fuerza y es proclamado presidente, situación que conlleva a disputas con la Asamblea Nacional a la que se sobrepone dejando con ello establecida la idea del autogolpe o golpe bonapartista, adjudicándosele toda connotación peyorativa y malvada a partir de esos momentos, más allá de la crítica que, como fórmula de acceso al poder y en el plano moral, el golpe de estado había recibido de Víctor Hugo,  Proudhon y Marx entre otros.

Posteriormente, en la dinámica de las vinculaciones concretas de tiempo y espacio en tanto territorialidad, el golpe de Estado adquirió rasgos de su caracterización contemporánea al hacerse presente en el ámbito político latinoamericano como elemento recurrente en los cambios de gobierno favorecidos por la defensa de mercados precapitalistas emergentes en la región, como parte de acciones cuyo objetivo primordial era el evitar la instauración del socialismo en tanto contrapartida del capitalismo, en el marco de nuestras sociedades, toda vez que la situación de depauperación en la que se encontraban les hacían “caldo de cultivo” adecuado para que la propaganda comunista pudiera penetrarlas.

Por esa razón, durante el siglo XX se dio primacía al desarrollo económico de América latina con base en el control de explotación y exportación de materias primas, la sustitución de importaciones y la alianza para el progreso en lo económico; la geocultura mundial del capitalismo en lo sociocultural y los regímenes de fuerza, golpes de Estado mediantes si era el caso y lo establecían las necesidades de control, en lo político fueron las bases modelares de la realidad concerniente a nuestros países.

De allí que en este patio trasero de la historia, más que de Estados Unidos, y es mi muy particular punto de vista y posición al respecto, surgiera como explicación teórica de este acontecer regional en el marco de universidades signadas por la ideogelización de izquierda, la reconocida Teoría de la Dependencia y del desarrollo centro – periferia así como sus expresiones en contraparte unas, en alienación revolucionaria otras, cuyas perfomances ideográficas vinieron lideradas por Eduardo Galeano y su Venas abiertas de América Latina; Carlos Rangel en su pieza discursiva Del buen salvaje al buen revolucionario y en términos más recientes y contestatarios, la tríada integrada por Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa en doble entrega bibliográfica correspondientes al Manual del perfecto idiota latinoamericano primero, y luego, El regreso del idiota.

En ese contexto prendió la simiente de los golpes de Estado cuyo centro de reclutamiento y entrenamiento ideológico se hubo establecido en la Ciudad de Chorrillos en Perú, donde acudían nuestros militares al acceder a sus cursos de Estado Mayor y recibir las directrices instruccionales del catecismo anticomunista por lo que, cuando se hacía necesario, ocurría el golpe de timón en la dirección política del Estado – Nación al amparo de las asonadas militares, instauración de gobiernos de facto que luego se legitimaban mediante constituciones a la medida y razones del momento histórico personal del agendado presidencial.

En Venezuela, y solo referiré los siglos XX y XXI por cuanto el siglo XIX corrió entre caudillos y hechos de fuerza, sin la connotación actual de lo que implica un golpe de Estado, se produjeron golpes importantes como los acaecidos en octubre de 1945, noviembre de 1948, noviembre de 1952, enero de 1958, febrero de 1992 y noviembre de 1992; en abril de 2002 se ha documentado una situación de vacío de poder que no de golpe de Estado. Lograron el objetivo y se convirtieron en auténticos golpes de Estado, los de octubre de 1945, noviembre de 1948, noviembre de 1952 y enero de 1958. Los no exitosos, en febrero de 1992 y noviembre del mismo año, habrían de ser considerados como asonadas militares por cuanto no alcanzaron el objetivo, cual es la toma y sustitución de los personeros que detentan el poder, esto es, fracasaron, mientras lo ocurrido en abril de 2002 corresponde a tipología diferente.

Ahora bien, lo que ocurre ahora en Venezuela, al treinta de enero de 2019, pudiera no se enmarcado apara nada en las tesis del golpe de Estado. Los hechos no calzan para su análisis Stricto sensu, en esa categoría, si bien existen rasgos que apuntalan el perfil de los acontecimientos previos a esta fecha, en lo que teóricos del golpe de Estado califican hoy como golpes suaves

Es el propio Dugarte Rangel quien reseña a cinco pensadores académicos cuyos trabajos se centran el lo atinente a la teoría del golpe de Estado. En primer lugar, Curzio Malaparte quien en 1931 publicara su obra Técnicas del golpe de Estado la que le produjo momentos ingratos ya que fue prohibida en multiplicidad de países a la vez que se le hizo pagar cárcel en otros debido a que se estimaba que su contenido abría tentaciones para la instauración de situaciones de facto a través de los golpes de Estado. Luego y en orden de sus publicaciones principales, Dugarte Rangel considera a Samuel Huntington y su libro El soldado y el Estado (1957); Samuel Finer, quien en 1962 publicara Los militares en la política mundial  y Edward Luttwak en 1968 con su obra Golpe de Estado. Un manual práctico. Ya de manera reciente, el autor cuyo texto sirve de base a esta reflexión, apunta el nombre de Gene Sharp, De la dictadura a la democracia (1993), fundamento de las técnicas del denominado “golpe suave”.

En la óptica de lo planteado en el texto de Dugarte Rangel, la militarización de postguerra en América Latina, Asia y África hemos de asumir, abrió las ansias de participación de este sector de la sociedad en los asuntos políticos, de manera directa y en rol beligerante, alejados de su función social que no es otra que el resguardo, para lo cual su legitimidad se apoya en el uso monopólico y constitucional de la fuerza. Han de cuidar y velar por el interés nacional siendo defensores del Estado Nación, su independencia y soberanía, esta última tanto la territorial, como la político – civil que es originaria y descansa en la población que la posee y determina su funcionalidad inmanente a lo político. 

Para ello y como una forma de disminuir esa tentación de convertirse en árbitros y tutores de la sociedad, algunas de las ideas planteadas por Huntington, Finer y Luttwak pueden resumirse en lo siguiente: La profesionalización y no beligerancia política del sector militar, lo que no necesariamente ha de asumirse en la perspectiva de hacerles eunucos políticos, aunque si, establecer limitaciones para el ejercicio de la misma; Los militares han de respetar el principio de la autoridad legítima y consiguientemente la supremacía civil. Respecto a la sociedad, los militares han de reconocer la autoridad civil y obedecerla ya que en el seno de la democracia, esta es la razón del poder público y por tanto del poder político. 

Visto y analizado el planteamiento de Ramón Alonso Dugarte Rangel, caben algunas interrogantes. Para Venezuela en lo político, 2019 se inicia con la denuncia de un golpe de Estado en proceso, que se habría fraguado y estría ejecutando desde el exterior en acciones que vienen coordinadas desde varios países. Se habla de las modalidades del golpe suave.  Ello implica plantearse algunas cuestiones que han de ser respondidas desde el análisis de la realidad operante en el contexto de la situación – país que colma el escenario nacional. 

Al respecto caben algunas preguntas: ¿Cuál es la cualidad ideológica del funcionariado que ocupa el poder público en la Venezuela de enero de 2019? ¿Cuál su cualificación actual en el contexto de Constitución de la República? ¿El ambiente general que se vive en el país es democrático con base en la vigencia constitucional, o dictatorial en función del interés de los “amos” del poder? ¿En el contexto de la Venezuela actual, el sector militar ha mostrado respeto pos la Constitución y leyes de la República? ¿Son los civiles, poseedores de la autoridad constitucional legítima y originaria, respetados por el sector militar? ¿Es la “democracia” venezolana de hoy, un sistema socio político y cultural tutelado por los militares? ¿Hasta qué punto, los civiles han empeñado su dignidad para ponerse al servicio de la  causa militar, dado que este estamento de la sociedad no posee el mínimo necesario de cultura política y capacidades técnicas para acometer funciones de gobierno en el contexto democrático, sin que medie la fuerza en el ejercicio de su beligerancia de cara al funcionamiento del Estado? ¿En el contexto general de la evolución político institucional del país desde 1810 a la fecha, cuál ha sido la magnitud de la participación militar en funciones de Estado y de gobierno, en los escenarios de la detentación fáctica del poder?

Cada uno de quienes han tenido la paciencia de leerme hasta aca, tiene en sus manos la posibilidad de plantearse respuestas con sujeción a sus propias y auténticas verdades, parciales como son, en el análisis contextual de nuestra realidad. Cada quien desde su verda tiene el derecho de proceder, hagámoslo.




[1] DUGARTE RANGEL Ramón Alonso (2019). El golpe de Estado en América Latina. Un ejercicio de historia conceptual. En Procesos Históricos, Revista de Historia y Ciencias Sociales. Número 35, enero – junio 2019. pp 147 – 164 Universidad de Los Andes. Mérida. Venezuela. Mientras no se señale expresamente otra fuente, las ideas citadas en el presenta trabajo corresponden al texto mencionado.

jueves, 17 de enero de 2019

En el Reino de la Estupidez la oposición siempre será derrotada


Uno de los más grandes inconvenientes para el avance de la oposición es la conceptualización que de sí mismos tienen algunos sectores que en ella militan, particularmente asociados a la sociedad civil, concretamente anclados en la burocracia azul. Son seres que no aceptan la flexibilidad que hace al humano precisamente humano. Abundan en las redes y en el establecimiento y montaje de grupos de chat. Si la burocracia roja se caracteriza por su fanfarronería y actos violentos, la azul monopoliza el apendejamiento y la frugalidad del intelecto para las acciones políticas.
Esa burocracia azul tuvo su expresión en los eventos de 2002 a través de las bailantas y coreografías montadas sobre los puentes de la Autopista del Este, en lo operativo. En cuanto a la conducción política, fue aquella que no logro acuerdos para que el finado se fuese y saliera del país una vez que fuera temporalmente defenestrado porque hubo quienes en el campo de los uniformes militares de aquella noche, reclamaban derecho a degradarle y quitar de su charretera, los símbolos de su gradación y jerarquía militar en trasmisión televisada desde el Patio de Honor de Academia en Los Próceres. Esos son los de ayer.
Los de hoy andan en las mismas pendejadas. Conforman grupos de exquisitos chats donde solo se puede subir información vinculada al modo de caminar de las hormigas. Si algún miembro del grupo tuviese información en cuanto a que siguiendo una caravana de hormigas están han cavado inmensas fosas que ponen en jaque al Palacio de Gobierno y existe la posibilidad temporal de que este colapse en lapso muy breve y que la articulación de información y actuación puede acelerar la caída, pues no, eso no va por este grupo, dirija su información a otros de carácter genérico.
Discúlpenme la expresión pero esa vaina me preocupa porque una cuestión es orden y disciplina y otra muy distinta, mantener el habitáculo cerrado toda vez que los seres humanos somos materia y energía y como tales sistemas abiertos que funcionan con base en el intercambio de información. Confieso que si hoy me mantengo en alguno de esos grupos es con fines de espionaje en cuanto a la estupidez que ellos cuaja por los cuatro costados. Pero me preocupa porque me ubico ante la gravedad de la crisis que vive el país, particularmente en lo político e imagino si una vez superado el trance de la usurpación de los poderes públicos nacionales por parte de la revolución, quienes han de sustituirles en el desempeño legitimo de tales funciones, pertenecieran a estas sectas exclusivistas de la burocracia azul. Habríamos caído en el dilema de vísceras rojas o azules pero, al final de cuentas, vísceras sin capacidad de pensamiento crítico por cuanto son auténticos burócratas. Muchos hacen y están, previendo cual será la cuota de poder que les será dada en el nuevo gobierno, una vez se instale formalmente.
Si la dirigencia y activistas de algunos partidos políticos andan realizando cálculos con miras al momento electoral por venir que además desean sea inmediato, lo que me da muy mala espina, en el caso de algunos sectores de la sociedad civil opera una situación similar respecto a la oportunidad de cargos públicos. La sequía ha sido larga y este ardiente verano ya no da para más. Y si lo que intuyo tiene algo de certeza y algunos sesgos de materializarse, me resulta preocupante porque como diría Bolívar, habremos arado en el mar. Señores no se trata de quítate tu pa´ ponerme yo. Se trata de construir una república de ciudadanos fundada en las virtudes más elevadas de lo humano y su vocación de SER. De dar vigencia plena a la democracia. De una sociedad liberal en la que, lo libertino quede en los ámbitos privados de cada quien por cuanto no se trata ahora de ser moralistas aunque si, de dar viabilidad a una sociedad en la que como en su momento estableciera Maderos, “El respeto al derecho ajeno es la paz.”
Como bien dijera y en esto hago homenaje a los maestros y educadores que realizan su labor en Venezuela y lo expresara ese ejemplo que fue Luis Beltrán Prieto Figueroa: “Joven empínate” porque se trata de ver el bosque, no solo el árbol que tenemos enfrente. Todos somos necesarios, cada quien lo que hace mejor si queremos el mejor país posible pero. En Venezuela hoy, aquí y ahora, es momento de enterrar las hachas de la guerra y quietar oxigeno a los egos. No quiero imaginar a quienes habitan el Reino de la Idiotez, cuando llegue el momento de la justicia transicional, que no venganza, solo justicia. En parte y por la idiotez de muchos, la oposición ha sido derrotada. Conmigo no cuenten, creo en otra Venezuela…

sábado, 5 de enero de 2019

Asamblea Nacional en 5 de enero: Valor conceptual de palabras y frases


Característica diferencial del humano para con el resto del mundo animal al que natural y biológicamente pertenece, radica en el lenguaje: Sistema de símbolos y códigos que, sujetos a la yuxtaposición de su construcción  gramatical y semántica expresan un significado que media entre el emisor y el receptor del mensaje transmitido a través de la palabra escrita o dicha. Es el idioma, su uso y lo que deseamos establecer en el imaginativo de quienes reciben el mensaje. En política y en estos tiempos, incluso y de manera mucho más concreta, en estos días, es una cuestión fundamental que he de ser preservada en la construcción y estructura, si se quiere dejar claramente y sin cortapisas la intencionalidad de los hechos que se describen y las ideas que han de ponerse en práctica. Discúlpeseme esta entreverada introducción pero no escribo para legos y si, para la gente avezada que se atreve a leerme.

Arrimo mi credibilidad y pongo mis esperanzas de cambio y transformación de la realidad venezolana actual  en las ejecutorias que ha de adelantar el joven ingeniero Juan Guaidó, juramentado hace algunas horas como Presidente de la Asamblea nacional para el período enero 2019 – enero 2020. Saludo su gestos y el acto lleno de simbolismo implícito en el hacer presencia en esta fecha al lado de su familia, particularmente de su hija, apenas un bebe. Treinta y cinco años es la edad de este ucabista, lo que equivale a decir, un joven que en sus procesos de entrenamiento académico profesional ha bebido las aguas de la formación jesuita en la Universidad Católica Andrés Bello, su Alma Mater. Eso, en el contexto de los acontecimientos y la dinámica que de distinto orden vive el país, es decir mucho y bastante. Con quince años de edad hubo de vivir en su lar nativo, el deslave y la tragedia de Vargas en 1999. Son hechos que, a buen entendedor, pocas palabras. 

Ahora bien, si algo caracteriza a la democracia es la crítica constructiva y, en ese ánimo de aporte más que de crítica per se, con la intención de aclarar antes que obscurecer, hago el siguiente planteamiento a partir de los titulares de prensa desde donde lo gnoseológico de su contenido, puede aportar en favor o en contra de los objetivos que el propio Guaidó ha dejado implícitamente establecidos para los próximos días. Sin embargo, si como afirma el joven diputado, “A partir del 10 de enero la Asamblea Nacional asumirá la representación del pueblo” estamos ante un desaguisado político que hemos de revisar. La Asamblea Nacional ES la legítima representación del pueblo que el 6 de diciembre de 2015 eligió a los diputados que le representan en ella, punto de partida del entramado que conforma y articula el Poder Legislativo en cuanto a la organización del Poder Público Nacional. 

La Asamblea Nacional actual es la única instancia de ese poder que a esta fecha tiene plena vigencia y legitimidad en cuanto origen y desempeño pese a las trabas y subterfugios que, de todo tipo, han pretendido hacer valer otras instancias de dicho Poder Público en franca y abierta situación de usurpación constitucional y funcional, tal es el caso del Ejecutivo Nacional, El Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia. En consecuencia, borremos esas frases de nuestras mentes y del mensaje hacia la población en general. Reitero, la Asamblea Nacional actual es y ejerce la representación popular.

La otra cuestión que en términos de lenguaje ha de ser manejada como expresión de la narrativa democrática del país queda referida a que “promete restablecer el Estado de derecho ante una dictadura opresora y miserable”. Cierto, es el estado de derecho ha sido vulnerado en Venezuela, no existe y estamos en presencia de la “usurpación” constitucional y funcional, si no en términos de origen en cuanto a lo cual hay dudas y muchas, si de manera evidente en relación con el desempeño de esas mismas instancias que acabamos de señalar. El Ejecutivo, cuya legitimidad de desempeño ha sido declarada en primer lugar por la propia Asamblea Nacional en decisión de enero de 2017 y posteriormente y de manera concreta en la persona del “usurpador mayor” por parte del Tribunal Supremo de Justicia legítimo, en agosto de 2018, a propósito de los actos de corrupción en los que se le ha vinculado y probado participación, tal es el caso de la empresa brasileña Odebrecht. El TSJ ilegítimo ya no solo en la conformación originaria de su membrecía con violación abierta de las normas establecidas para tal fin sino por sus propias decisiones, aquellas numeradas 155 y 156 de marzo de 2017 que luego, al pretender corregirlas por la vía que impulso el Ejecutivo usurpador, le dejaron en evidencia de una maniobra política totalmente ajena y alejada de las razón jurídica para imponer una razón de interés político al régimen de entonces, hoy en situación de abierta usurpación dictatorial. Finalmente el CNE, cuyas maniobras fraudulentas fueron denunciadas en agosto de 2017 por representantes de la misma empresa encargada de asistirles en las tareas de tecnología electoral, más allá del cuestionado origen que dio lugar al nombramiento de la directiva que hoy lo rige.

Por tanto, llegada la hora de concretar acciones políticas luego del devenir de las ya señaladas decisiones jurídico constitucionales, cabe honrar el lenguaje y llamar a cada cuestión por su nombre y sin temores explicando el porqué del uso debido como ya lo hemos expuesto. No hay tiempo ni lugar para cortapisas y la Venezuela que soñamos ha de encaminar sus procesos de reconstrucción por sendas en las que, el lenguaje y el discurso conforman la primera y fundamental instancia de acción como base de las tareas de cambio y transformación que son necesarias para apuntalar actitudes individuales y colectivas en la conformación de Venezuela como República de Ciudadanos superando el estatus de ausencia de gobernabilidad y gobernanza que caracteriza el actual Estado fallido y forajido que usurpa la Constitución y leyes del Estado Nación. Venezuela ha de ser reencaminada y ser globalmente reconocida como un Estado decente. Los artículos 233, 333 y 350 constitucionales se otean en el horizonte de la ruta que hoy conduce a esos objetivos.

Enero, miércoles 2, 2019


2019, por dónde y cómo, acercarme a ti. El nuevo año ha comenzado y con él, la indetenible continuidad del tiempo. Una cuestión que en animo de su administración, en hombre dispuso segmentar a partir de la alternabilidad, amorosa dirían los poetas, del sol y la luna; él, centro de nuestro sistema planetario más inmediato en el contexto de la Vía Láctea, nuestra galaxia. Ella, satélite de este planeta, para quien que se ilumina y podemos apreciarla cada noche sobre el territorio venezolano, cuando la única cara que de manera continua y permanente nos muestra, se ilumina noche a noche al recibir la luz que dimana de aquel, el astro rey, que así también conocemos coloquialmente al Sol. Y así, solo con la fecha de hoy, cuando escribo, he decidido mi encuentro ustedes, quienes toman tiempo y trabajo para leerme.

Y comienzo en retroceso, yéndome al pasado. Abro la edición número 32745 del sábado 5 de octubre de 2016, en el Año 110 de actividades correspondientes a El Luchador, un diario que a sotto voce asumimos quien es su propietario, aunque no aparezca por ninguna parte, a menos que lo haya vendido a se lo hayan expropiado. Es que una de las tantas cuestiones que me ha gustado en la vida es guardar la prensa y revisarla luego de pasado un tiempo, por lo general, años, y apreciar el despliegue informativo de la edición para compararlo con mis percepciones de la realidad circundante en tiempo real y evaluar por andamos o hemos andado en el tiempo del devenir considerado entre ambas. Pasado que no vuelve, presente que vivimos, aprendizaje comparativo que expende nuestras zonas de confort. 

Tres informaciones me laten interesantes. La primera, a una columna y fotografía a color en parte baja de la primera plana titula, Un venezolano es el nuevo “papa negro” de los jesuitas” y remite a la página 2 para leer el desarrollo de la nota. La fotografía, Arturo sosa Abascal, nuevo “Papa negro”, esto es, Superior General de la Orden de la Compañía de Jesús fundada por Ignacio de Loyola – aun no consagrado santo – allá en 1534 y establecida así en 1840 cuando el Vaticano, bajo la dirección del Papa Paulo III lo aprueba. En la fotografía que refiero, Sosa se une en abrazo emocionado a otro jesuita, conocido por nosotros en Guayana, El sacerdote Arturo Peraza, Vicerrector del campus universitario de la Universidad Católica Andrés Bello en Ciudad Guayana.

Sosa Abascal fue electo tras votación de 217 electores siendo el primer sacerdote jesuita no europeo en asumir las responsabilidades de dirección mundial de la Orden que, entre otras responsabilidades gerencia la Radio Vaticana, el Observatorio Astronómico Vaticano y, en el caso concreto de Venezuela, administra una importante organización de la educación popular cual es la Red de escuela de Fe y Alegría y, en el caso de la educación superior, la que para mí es actualmente una de las primeras universidades del país, la Universidad Católica Andrés Bello, donde en la actualidad ejerce como Rector de la misma, el sacerdote jesuita José Virtuoso, a la sazón figura importante del quehacer político nacional desde posiciones directivas en el Frente Amplio Venezuela Libre en el que su voz, concurrente con la palabra escrita de otro jesuita, Luis Ugalde, expresan el sentir católico cristiano ante la depauperación del contexto país que estamos padeciendo los venezolanos. 

Vale destacar que al día siguiente, domingo 16 de octubre de 2016, se cumplirían ciento cincuenta y un años del fallecimiento en la ciudad de Santiago de Chile, de Don Andrés Bello, quien lego a ese país un Código Civil y una Universidad de la fue Rector desde 1843 hasta su muerte. Qué mar de coincidencias, aunque en el contexto de la dinámica venezolana de estos primeros días del año 2019, me atrevo a decir, qué mar de causalidades porque así como aquellos polvos trajeron estos lodos, es posible que el lodazal seque de manera inmediata y dispongamos polvos que por distintos y diferentes nos resulten nuevos al despuntar enero en el 2019 venezolano.

Y es que los jesuitas han sido gente de fe, de trabajo y de confrontación en circunstancias difíciles, tan difíciles que en su momento hasta costaron la expulsión de la Orden y sus miembros en España, Francia y Portugal. Dedicados a cultivar el intelecto y apoyados en la buena administración económica y financiera de la Orden, han estado siempre ejerciendo su influencia alrededor del poder en todas sus formas. El actual Papa blanco, Francisco III, pertenece a la Orden de los Jesuitas, tan influyente en la Argentina que algo de los símbolos patrios de ese país, donde naciera el Papa Francisco III, guarda alguna relación con los emblemas que Ignacio de Loyola creara para la identificación de la Compañía de Jesús. 

Y hay que leer la letra pequeña porque además de los votos sacerdotales de obediencia, pobreza y castidad, los jesuitas emiten y juran adicionalmente, obediencia al Papa, lo que no es poca cosa y menos aún cuando Francisco, es el primer jesuita que se sienta en el trono de San Pedro. Todo ello interesante en el caso de la Venezuela que discurre hoy, como aquella que en la mañana del 1 de mayo de 1957 con motivo de la celebración de la Fiesta de San José Obrero, que dos años antes hubiera instaurado Pio XII para la cristiandad, al unir dicha celebración a las correspondientes al Día del Obrero y el Trabajador. Una ciudadanía de caracas y del país que fue movida por la Carta Pastoral de Monseñor Rafael Arias Blanco, quien reclamaba en ella, entre otras cuestiones, el derecho de la iglesia a expresar su voz ante los acontecimientos del país y el padecimiento de los oprimidos. No fue jesuita pero su segundo nombre era Ignacio, y fue Arias Blanco, un ductor de juventudes a través del Seminario.

 Y finalmente, de los jesuitas dijo Napoleón, son una organización militar en procura del poder. La verdad, salvando la distancia que media entre la palabra escrita de Bonaparte y mi pensamiento de hoy en día, no creo sea esa la vocación de cristiana de la Orden aunque conformada por hombres, en el contexto cultural del homo sapiens sapiens, la procura del acceso al poder es una variable que siempre ha de ser considerada como parte de objetivos humanos, se hayan formalizado estos de manera explícita o no. Así lo determina nuestra cultura ancestral desde los póngidos, monos bipédicos que perdieron el rabo como extremidad en el andar erectos, pasando por el ya referido sapiens hasta el hombre del mañana, el homo deus que ya soma tras bastidores, donde los jesuitas no serán jamás convidados, ni invitados de piedra.