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Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Milan Kundera (2009) La ignorancia



Nacido en 1929 la ciudad de Praga, Chocoeslovaquia, Milan Kundera construye  una historia de reencuentro. Para hacerlo, parte en la primera escena, de una conversación entre Sylvie e Irena en la que la primera hace a la segunda el planteamiento del regreso a su país, a Checoslovaquía.  Irena ha vivido en Paris durante los últimos veinte años luego de emigrara a esta nación con su marido, Martín quien ha falldece en el destierro. Más adelante, en su vida, aparecerá Gustaf  el nuevo amor de Irena. (pp. 7 – 8).
Divida en cincuenta y tres segmentos muy breves, en un total de 197 páginas, ya en el segundo segmento Kundera da vida a uno de los ejes temáticos sobre los cuales se desliza la obra, la idea y el concepto de nostalgia. “Sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar” (p. 9). Asociado etimológicamente al verbo añorar, del catalán enyorar, a su vez del latino ignorare, la nostalgia deviene en “el dolor de la ignorancia” (p. 10) Con base en el lenguaje, las palabras expresan ideas y conceptos que ellas encierran y les otorgan significado. Sin embargo, el significado no es una cuestión fría y aislada de contenido emocional sino que, dependiendo del idioma, adquieren cierta calidez que les propia en él y solo en él. Esta es una cuestión que ha de tenerse en cuenta desde la perspectiva  de Kundera por cuanto en el caso de los alemanes, utilizan muy poco la palabra nostalgia en ssu denotación del griego y prefieren el uso sehnsucht que alude tanto el deseo de lo que está ausente como lo que fue o lo que nunca ha sido extendiéndose a la obsesión del regreso en tanto complemento por lo que ese deseo puede ser deseo del pasado, de la infancia perdida o del primer amor. Es esta  visión teleológica de la expresión que se evidencia en la idea de nostalgia, desde donde el autor traza el hilo conductor de lo que constituye la base de su novela. Una  cuestión de orden y naturaleza filosófica, sin duda alguna.
Relata interpretaciones de La Odisea de Homero en lo referente al regreso de Ulises a su Itaca natal renunciando al amor de Calipso quien, enamorada de él no lo dejaba abandonar la isla, cuando la verdad era que Ulises deseaba regresar a los brazos de Penélope, la esposa. El Gran regreso a la tierra que había conocido desde niño y de laque estuvo alejado durante veinte años, diez en la guerra, tres como consecuencia de acontecimientos fantásticos y siete en los que Calipso le retuvo en razón del amor que sentía hacia él.  Homero glorificó la nostalgia y creó una jerarquía moral de los sentimientos en la que Penélope ocupa un lugar mucho más elevado que Calipso, por encima de esta. (p.13)
Para cada quien, las fechas y el contexto de la existencia tienen una gran influencia en la vida de cada persona. Así, Kundera refiere 1914 en cuanto a los hechos de la Primera Guerra Mundial para llevarnos al planteamiento de la que denomina tercera, esto es la guerra fría que termina en 1989 con la desaparición del comunismo. Los ciclos de veinte años en relación con grandes eventos ocurridos en Checoslovaquia para ubicarnos en el año 1969, cuando Irena y su marido Martín emigraron a Francia huyendo de la falta de esperanza bajo regímenes comunistas.
Irena se casa con Martín para huir de su madre y del hogar.  Siempre se había sentido menospreciada por su madre, las atenciones maternas son para Gustav, hijo de un matrimonio anterior de su madre. Durante una visita de su madre a Paris y luego de acompañarla durante cinco días, Irena queda cansada y luego de la partida de su madre disfruta en su apartamento, la libertad de la soledad. Ya, el día antes de la partida de su madre a Checoslovaquia, Irena había presentado a Gustaf, su amigo sueco. Después de veinte años, Irena regresa de visita a Praga donde no solo vive su madre sino que, en esta ciudad, Gustaf ha venido trabajando y compartiendo sus actividades entre Checoslovaquia y Francia. Y será durante esta viaje que se desarrollan las escenas determinantes de la novela.
En el ínterin se narran cuestiones inherentes a la inmigración de Irena y Martín. En el viaje que hace Irena a Praga se encuentra en el aeropuerto y en el mismo vuelo con Josef, persona a la que conoció una tarde en compañía de un grupo de amigos. Josef le había regalado un cenicero pero nunca más recordó a aquella hermosa mujer y no la reconocía. Se menciona la Ley de Restitución, el cuadro preferido de Josef, ahora en propiedad y apego a su cuñada, la esposa de su hermano. Hermano que se sintió traicionado por la inmigración de Josef, quien ahora vive en Dinamarca. De aquel encuentro en el aeropuerto y las conversaciones en el avión, queda acordada una cita que habrá de producirse la tarde en la que Josef debe tomar el vuelo de regreso.
La vida de Irena había sido una vida gris, vida en la que ella sentía no había ejercido el control de la misma, sentía que había estado a merced de los demás, particularmente de sus parejas. Incluso, cuando se abre la oportunidad de regresar a su país natal, entre en cuenta de que sus amigos en Paris, lo eran por su condición de emigrante, más que por si misma y su persona, su ser. La vida con Gustaf había llegado al limite. No había nada íntimo, escapaban del erotismo a través del idioma y del pasado y sus vacios. Sentía que lo había entregado “todo” en el amor y deseaba mostrarle a él algún “valor” en el que pudiera Gustaf apreciar la grandeza de aquel amor que se desvanecía.
Es la historia de Irena y su inmigración desde Checoslovaquia a Francia después de la instauración de un gobierno comunista en la su país de origen. Su matrimonio con Martín y el desprecio hacia su madre. La muerte de Martín y la llegada de Gustaf a su vida. El regreso a Praga, su encuentro en el aeropuerto con Josef, a quien había conocido en su juventud y de quien guardaba el regalo que este le hiciera en la oportunidad de conocerle: un  cenicero de la tasca en la que esto ocurrió. Será lo que le muestre a ver si recuerda aquel primer encuentro cuando en el hotel, luego de haber hecho el amor veinte años después de aquella ocasión, se enciende de ira ante la desmemoria de Josef. Es la narración de la provocación de que es objeto Gustaf por parte de la madre de Irena, encuentro erótico en el que Gustaf dice encontrar la libertad del amor como siempre lo había deseado y al cual Irena no le permitía acceder a su lado. Sylvie, la amiga francesa que indaga a Irena sobre las posibilidades de su Gran Regreso a la patria de origen. Milada, la amiga checa, mutilada como consecuencia de sus propias decisiones al pretender suicidarse luego de su fracaso amoroso apenas despuntaba su juventud.
Es el recuerdo histórico de la instauración temporal del comunismo en Checoslovaquia y la Ley de Restitución como contraparte de las expropiaciones; historia de la  nostalgia; breviario donde el lenguaje, el idioma, la palabra, su calidez y significado presentan y dibujan la realidad ante nuestros sentidos; reflexión acerca de la temporalidad de la vida, la única que podemos disponer y la necesidad de ser libres y vivirla; del recuerdo que va dejando paso al presente, vivido como única garantía de estar ya que el futuro, no es posible construirlo ni aun cuando se tomen todas las previsiones para alcanzarlo. Una novela que nos grita su canto a la vida, que nos dice, vive, vive el presente y deja la nostalgia, olvida el dolor por lo que falta o por lo que no fue, incluso, por lo que fue y ya no está.
Una novela en la que Kundera hace gala de la filosofía para dejarnos ver la palabra en el contexto desnudo de su significado más profundo. Sin duda, un escritor complejo.



Bibliografía:
KUNDERA MILAN (2009). La ignorancia.  Maxi Tusquets. México.

martes, 14 de mayo de 2013

Universidades Oficiales: Paro Nacional Indefinido (2)



Sin ánimo de asumir el rol de abogado del diablo, me referiré por segunda vez en apenas cuatro o cinco días, a la situación que en este momento enfrentamos los docentes universitarios, particularmente los que laboramos en universidades autónomas, debido a la pérdida de nuestro poder adquisitivo, del cual la mejor expresión es el salario.
 
Cuando me inicie en la actividad laboral, mi primer sueldo fue de Bs. 3.400,00 que, al  cambio de $ 4,30 por bolívar representaban aproximadamente 790,00 dólares. Hoy, devengo el sueldo de un profesor titular y su equivalencia al cambio actual puede estar entre $ 890,00 y $1.269,00  si hablamos del cambio oficial, valor de intercambio en cuya banda de flotación no es posible obtener divisas a menos que seamos funcionarios de confianza en el alto gobierno del país, lo cual dista mucho de representar la media de los docentes a los que me refiero. Al cambio que pudiéramos acceder, nuestro salario esta en el orden de $ 380,00, asumiendo el costo mínimo de la divisa en el mercado negro al día en que escribo estas líneas.

Después de treinta y ocho años de trabajo, con estudios de especialidad, maestría y doctorado y desarrollando algunas actividades para la universidad en las que trabajo, aparte de dictar clases de postgrado, el sueldo se debate entre una caída del 58,00 al 70,00 por ciento. Hoy gano menos que cuando me inicie en la actividad laboral a los 24 años de edad y recién graduado, en una empresa privada que pagaba buenos salarios y losmantuvo luego de su nacionalización. Sin duda, razón de peso para asumir la defensa del salario y hacer valer la vigencia de las hoy olvidadas normas de homologación, por parte de un gobierno que pretende, a través del manejo diferencial de las mismas, promover la división al interior de la membrecía de las comunidades universitarias de corte autónomo. 

Sin embargo, cabe una pregunta en cuanto a las herramientas de lucha que en este momento están colocadas sobre la mesa de toma de decisiones por parte de la dirección nacional del reclamo y los conflictos asociados. Se trata del paro nacional indefinido. ¿Valdrá la pena arriesgar el cierre de las universidades autónomas en la aventura de una herramienta de reclamos reivindicativos que, en caso de fracasar echara por la borda y sin expectativa alguna, toda posibilidad de reclamos posteriores?  En mi entrega anterior no toque de manera directa el tema. Exprese el porque de esa decisión de mi parte. La decisión tiene mayores efectos sobre el personal activo, más que en el caso de los jubilados. Por tanto, la mayor parte de la responsabilidad y el peso de la decisión corresponde a quienes hoy “sudan” sus gargantas día a día en las aulas.

Si me corresponde decidir, considero que en el contexto de la situación que  vive el país, lo mejor es mantener la universidad con sus puertas abiertas. Esa no es una decisión temerosa o complaciente, sino más bien de orden táctico en el proceso de reclamos que se lleva adelante. En primer lugar he de apuntar que cuando asistimos a la Asamblea profesoral convocada la semana pasada, nos encontramos con una actividad de carácter informativo por cuanto ya la dirección gremial había tomado  decisiones en ese sentido. He revisado mi dirección de correos electrónica y no he encontrado invitación alguna en la que se me hiciera participación del llamado a alguna asamblea en la que el punto a tratar fuese la toma de decisiones con respecto a la posibilidad de acceder a un paro indefinido de actividades.
Aparte ese detalle de mucha monta en un conflicto llevado a esos  niveles de acción colectiva, luego de los paros interdiarios, existen razones de peso que llevan, en lo estratégico, a evitar una confrontación de corte indefinido si realmente se desea guardar sana alguna herramienta de lucha para el futuro. Expresare solo algunas que ahora vienen a mi mente. En primer lugar, el país vive en este momento una situación de desabastecimiento que implica una elevada demanda de divisas para controlar la escasez y llevar al menos la cesta alimentaria básica a los hogares más humildes del país. Sin entrar en discusiones de corte ideológico en cuanto al origen de lo que ahora ocurre como consecuencia de la mutilación del aparato productivo nacional, la desaparición de empleos decentes y productivos y por tanto la ausencia de producción de bienes y servicios, este es un problema de monta mayor que opaca nuestros reclamos y nos pone de contracara ante la población.

Luego tenemos otros problemas de no menor monta que el anterior, los cuales se expresan en la inseguridad y las fallas de servicios públicos fundamentales como la electricidad. Problemas que nos afectan a todos sin discriminación de tipo alguno y, a los cuales el gobierno debe poner interés y atención ante su escasez de legitimidad como consecuencia del reciente resultado electoral y la impugnación del proceso,  lectoral, ello asociado a las disputas internas en el seno del partido de gobierno y su distanciamiento de la familia  del líder fallecido y la galopante corrupción en las altas esferas del gobierno.

Me responderán todos que ese no es problema nuestro y que nuestro reclamo debe ser atendido de la misma manera que se está incrementando el salario a los militares en el día de hoy. Y es verdad que ante esta posición no tendría porque oponerme ya que nos cabe la razón. Ahora bien, en qué medida podemos considerar, al realizar una evaluación lógica y sincera de la realidad, que saldremos victoriosos. Una decisión de este tipo no se ejecuta para perder, sino para salir al menos con alguna ganancia, con algún avance, con alguna  victoria que ofrecer a la multitud profesoral y demás miembros de las comunidades universitarias autónomas. ¿Será posible que a esta fecha, podamos alcanzar una victoria, aunque sea parcial, ante un gobierno ocupado en defenderse de las posibilidades de su  limpia caída, sin que haya como endilgarle su suerte a terceros? A mi modo de ver ese es el elemento más importante en la evaluación que podamos hacer de la situación y el estado actual del conflicto.

No creo que en la situación actual del país podamos alcanzar una victoria significativa. Por tanto considero que debe abrirse un compas de espera y apelar a otros lineamientos de acción que, siendo creativos, permitan mantener el espíritu de los reclamos sin perder el norte de nuestras actividades. Esta es solo una opinión, pero creo que más gana la universidad y sus profesores de cara a la colectividad, con sus puertas abiertas que con la pérdida de un semestre. Esa es también una forma de mantener nuestras banderas en alto, defendiendo la universidad pública, democrática y autónoma de un posible cierre como ya ocurrió alguna vez en tiempos de dictadura. No abramos flancos al enemigo de la universidad en nuestras líneas de trabajo, ayudemos a que las suyas se debiliten. Entonces, nuestros ideales serán los que prevalezcan, a eso debemos apostar y no a otra cosa. Defendamos la universidad venezolana. Adelante….

lunes, 13 de mayo de 2013

CHOCRON SONIA: Las mujeres de Houdini

Tengo una costumbre, que no califico por ser elemento de mi propia identidad  y como tal me revela en cuanto parte de lo que tal vez soy. No puedo tener a mano para su lectura, un único libro. Por lo general voy leyendo simultáneamente dos o tres porque cuando me canso de uno, descanso y tomo otro y así siento que no me aburro. De esta manera comencé esta reflexión acerca de la primera novela de Sonia Chocrón. Eso fue, hará cosa de dos semanas.

Ayer, leyendo la sección “Inspirulina”[1] escrita por Eli Bravo y publicada dominicalmente en la revista “Todo en domingo”, encartada en el diario El Nacional, lei con satisfacción que no se trata de una costumbre exclusiva. Bajo el titulo “Tres libros son suficientes” se narra como el actual Presidente de Irak: Jalal Talabani se mantiene en paz en medio de las presiones a las que vive sometido como consecuencia del ejercicio de tan alto cargo. Supuestamente, Talabani mantiene su talante cotidiano debido a que “siempre tiene a manos tres libros”.  Primero, el que está leyendo en tiempo presente; segundo, aquel que leerá, una vez terminado aquel y le atribuye la simbología del futuro, luego, en tercer lugar, un libro de poesías. Abstracción hecha de los títulos y obviamente el tema, lo importante es que sean tres. La idea no deja de ser interesante.

Sin embargo, hay ocasiones en las que llega un libro que consume todo el tiempo de principio a fin dado que nos envuelve en la magia de su planteamiento y nos lleva de un solo tirón de la primera a la última de sus páginas, eso es lo que me está ocurriendo con esta, la primera novela de Sonia Chocrón. Aunque los otros dos libros que ahora voy leyendo también son interesantes en su temática, planteamiento y lenguaje, esta novela me tiene atrapado y ando dándole, de suerte tal que estoy seguro concluiré su lectura rápidamente.

El planteamiento de Sonia Chocrón está documentado con pasajes sobre la Segunda Guerra Mundial y la invasión nazi a Francia, particularmente la entrada de sus tropas en Paris. De igual manera en lo concerniente a la vida y cultura de la comunidad judía y de sus quehaceres en Caracas, cuestión esta última que forma parte de su existencia dado su origen, vinculado ancestralmente a esa raza aunque ella haya nacido en Venezuela como parte de una generación que seguramente no fue la primera. La otra cuestión sobre la que hubo de investigar y nutrirse la autora para exponernos esta creación magistral, fue en las artes de la magia correspondientes a ese personaje mundialmente conocido y caracterizado por sus números de “escape”, que fue Harry Houdine.

De entrada, uno no sabe si la las mujeres sobre quienes versara el texto son las hermanas de Isaac Brandao: Fortunée, Esther y Rachel, solteronas las tres. Más adelante, Isaac actuará conforme lo hacen sus hermanas, al no reconocer a Esther como hermana suya señalando que sus hermanos solo son Albert, Fortunée y Rachel, con lo cual asume el juego de sus hermanas respecto a una “posible” infidelidad de su madre. En el decurso de la lectura topamos con Lia, a quien conocemos de inmediato, para luego ver aparecer en el relato a sus descendientes, Helena, su hija y posteriormente,  Sara Soler, la nieta de aquella a través de “Helenita”. Una novela en la que la figura del Dr. Marcel Gabay parece jugar un rol preponderante. Mantiene nuestras aprehensiones acerca del papel de este señor en la vida de Lia.

Avanzando hacia la mitad del texto, asumo que cada una de las mujeres que van sobresaliendo en la misma: Lia, Helena y Sara, juegan su rol conforme arquetipos de la mitología griega que se expresan en Hecate, la mujer bruja aparecida en sus andanzas a Lia; Demeter, la mujer madre que sacrifica su existrir en favor de la protección de su hija, Sara; finalmente Kore, a quien  veo en Sara y su vinculación madre e hija respecto de Lia. Esto lo asumo desde la perspectiva en que lo plantea el Dr. Risquez[2].

Esa idea la asumimos a partir del momento crucial que personalmente centro alrededor de las páginas 145 – 159 donde se narra “La celda de la tortura china”,  sin embargo, a partir de la página 163 el escenario cambia totalmente y vamos develando el hilo conductor de la novela: Mas que la maternidad y las relaciones madre e hija, pienso en los acertijos de la vida. Esos que nos imponemos y cierran nuestro intelecto al pensamiento de lo que otros, en este caso personas muy  cercanas unas de otras, han hecho en sus vidas y con su existencia, una cuestión que forma parte del libre albedrio de cada quien y que Chocrón maneja con una extraordinaria habilidad para mantener el suspenso y llevarnos a un desenlace en el que finalmente cada una pudo haber vivido su autorrealización, y donde Helena deviene en la más afectada.

La huida del hogar paterno asumiendo el matrimonio como estratagema para montar tienda aparte y alejarse de una realidad que vivida en los recuerdos no les permite una vida tranquila. Es el Karma filial que en lo femenino llevará posteriormente en su existencia a que Helena se una en matrimonio con el Sr. Soler y luego Sara lo haga con “Pompas Fúnebres”, también para escapar de la “jaula del hogar familiar”. Sara utilizare el sexo y la droga como vía de escape en la confrontación con los eventos de su existencia.

La cartomancia, la astrología y el  zodíaco, el consumo de drogas son cuestiones menores ante el acoso sexual que experimentara Sara de manos de su propio padre o la sospecha de la infidelidad de Lia ante Isaac, cuestión está última que la final se demostrara nunca existió y por el contrario, detrás de aquella mentira aflora una verdad que consumió muchas vidas en los tiempos del “holocausto”, la salvación de niños de su potencial exterminio a manos de los nacional socialistas en los campos de concentración. En eso, Marcel y Antonio conjugaron una triada fabulosa al lado de Lia, quien posiblemente, lo que olió en su caminata por las calles de Paris, más que el tiempo de la momificación, tal vez haya sido el olor asfixiante de la muerte que podía cortar de golpe aquellas vidas que Herodes no pudo sacrificar para evitar la presencia divina del Dios de todos. Sonia Chocrón hace gala de su afición por el cine, en el reconocimiento que hace de la filmografía universal para establecer vinculaciones con pasajes de su novela. De igual manera, llama nuestra atención el hecho de que prácticamente cada episodio de la novela sea precedido en su desarrollo, por la “puesta en escena” de los números de Harry Houdine, los que destaca contra el contenido de cada capítulo.

Algunas cuestiones adicionales. Primero aquello de que “El libre albedrio siempre era un arma de doble filo: el peso de las decisiones solo tendría un responsable: ella misma. Y si  bien entendía que desde ese momento su vida era toda suya, también comprendió muy pronto que liberarse era uno de los grandes riesgos en la vida” (p. 25).

Cambio de nombre, aceptación de una religión diferente a aquella con la que crecimos, son parte de una cotidianidad que se va construyendo en la medida que las dinámicas de este tiempo ubican a cada quien ante la realidad de su propio destino, aquel que de verdad puede construir cada quien alrededor de sus existencia.

Son parte de los riesgos, o en todo caso, un riesgo: El libre albedrio y sus decisiones, que más temprano que tarde, cada uno de nosotros toma o debe y ha de tomar para dar luces propias a su existencia.

La segunda, referida al hecho de que “Todos en la búsqueda del triangulo de los grandes anhelos: salud, dinero y amor. (P. 27). Es cuestión que llama mi atención por cuanto en sondeos que he realizado sobre páginas en las que hombres y mujeres cruzan sus expectativas para establecer relaciones de pareja, llama mi atención el que estos son los mismos referentes que mayoritariamente se plantean quienes acuden a portales web desea naturaleza, particularmente las mujeres.

Me consumen, las novelas y textos literarios que tienen como escenario la ciudad de mi infancia y juventud: Caracas. Por eso, recordar las calles de Los Palos Grandes, con el detalle de sus arboledas y las raíces a flor de acera, me trajo por un momento a esos mundos de los que el tiempo y la distancia me han alejado. Una  ciudad a la que me acerco temeroso en ocasiones que se van distanciando en el tiempo. Aunque viví una parte de mi infancia en el oeste de Caracas, después de aquella noche en la que me atracaron a fuerza de “picos de botella”, decidí que, por razones de seguridad, el oeste de Caracas terminaba para mí en la Calle Real de Sabana Grande, concretamente en la librería “Sumate”. De igual manera, para mí, el este clase media desde Las Acacias, Santa Mónica y Bello Monte hasta El Márquez, conforman los limites de mi querida capital. Por eso, que agradable que la autora me haya llevado al recuerdo de dos adorables sitios para el compartir agradable de un café o un desayuno completo: Danubio y Saint Honoré, dos pastelerías divinas.

Por último y sin agregar palabra alguna, vale citar de Sonia Chocrón, “Como bien lo había dicho Shakespeare en Romeo y Julieta, las despedidas llevaban consigo el dolor de la separación y al mismo tiempo la dulce esperanza, la urgente necesidad del reencuentro.” (p. 132).

Saludo esta primera novela de Sonia Chocrón. Me ha dejado un agradable sabor en cuanto a las esperanzas de que nuestro país no se detenga. Gente inteligente como Sonia, hacen pensar que la Venezuela de nuestros sueños no está perdida. Que el nuestro, es un país abierto a la esperanza de su permanente construcción. Sonia, gente como tu y su quehacer, nos reconcilia con el país.  Felicitaciones y esperamos tu próxima producción literaria, sin duda será un nuevo encuentro con el placer de la creación inteligente y su lectura.


De Alta Mar a Ciudad Bolívar, entre el 5 y 12 de mayo de 2013

CHOCRON SONIA (2012) Las mujeres de Houdini. Bruguera. Caracas.

[1] Bravo Eli (2013). Tres libros son suficientes. En la sección “Inspirulina”. Revista “Todo en domingo” N° 706. Encartada en el Diario El Nacional. Edición del 12 de mayo de 2013.
[2] Risquez Fernando (1991). Aproximación a la feminidad”. Monte Avila. Caracas.

viernes, 10 de mayo de 2013

Universidades Oficiales: Paro Nacional Indefinido



Me dispongo a escribir cuando apenas he regresado de la Asamblea de Profesores que se realizara la casa del Profesor Universitario, sede de la Asociación de Profesores de la Universidad de Oriente en el Núcleo Bolívar (APUDO Bolívar), en Ciudad Bolívar. Asamblea convocada para definir la posición profesoral ante la propuesta de Paro Nacional Indefinido que ha planteado la Federación de Asociaciones de Profesores (FAPUV) a nivel nacional, el cual tiene pautada como fecha de inicio el jueves 23 de mayo.
 
Debo apuntar en primer lugar que, para un docente jubilado no es fácil participar de una decisión que afecta el funcionamiento “normal” de la Universidad, estando fuera de ella en términos de operatividad real aunque en compromiso permanente con la defensa de la universidad pública y autónoma venezolana, más aún cuando se trata de una discusión que se quiere hacer ver, como en otras tantas ocasiones, deslindada del acontecer político nacional. Es precisamente hacia ese punto, donde oriento mi posición en este momento.

En primer lugar, quienes nos dedicamos a la actividad docente en la universidad autónoma, estamos padeciendo los rigores de unos salarios de “hambre” con los cuales a muy duras penas puede subsistir hoy un profesor universitario. El soporte de la actividad docente, si un profesor desea estar al día y mantenerse informado del acontecer reciente en su disciplina en primer lugar, y luego en el acontecer general del conocimiento, piedra angular de nuestro trabajo, exige la adquisición de textos de diferente orden y naturaleza así como el acceso a las modernas tecnologías de la información. Ello implica erogaciones que resultan inaplicables si consideramos el costo actual de dichos insumos. Por poner un ejemplo, un texto puede tener por estos días, como me sucedió ayer, un precio de Bsf. 420,00. Quise adquirir tres: El texto en cuestión, de historia contemporánea, una novela y un ensayo; la suma remontaba el millón de bolívares en la antigua denominación, mil bolívares “¿fuertes?” de hoy.

De lo anterior surge una primera acotación, se devalúa la  calidad de la educación al disminuir el acceso de los docentes al conocimiento, por ende también la capacidad y potencial que pudiera existir en el país para la generación de nuevo conocimiento. Obvio que, sin entrar en cuanta de las necesidades que para acceder a él y trabajarlo en paz están señalados como requerimientos del aprendizaje y la transmisión de la información a los alumnos, lo cual exige tranquilidad de espíritu que, si piensa en cómo rendir el salario con un inflación que en apenas cuatro meses del año ya se ubica por encima del 12,00 %, no es dable alcanzar. Una cuestión que afecta fundamentalmente a los docentes que se ubican en los escalafones inmediatos a su ingreso en la carrera profesoral, esto es, instructores, asistentes y agregados si bien asociados y titulares no están como para cantar loas al viento, aunque por el conocimiento acumulado y su dedicación a otras actividades, bien pueden defenderse y capear el temporal, siendo docentes de postgrado y prestando los servicios profesionales que derivan de su experiencia. No hay formas lógicas, ni maneras justas, para rebatir la argumentación que en lo exclusivamente pecuniario ha llevado al planteamiento de posiciones extremas por parte de la academia.

La otra cuestión tiene que  ver, en un país altamente polarizado en lo político y dividido en lo económico y social, con un proceso de transculturización que en términos del cambio de  principios y valores pretende imponerse sin que se haya logrado aún y por el contrario, parece que la sociedad venezolana ha entrado en una situación de irreversibilidad con respecto a ello en cuanto no admitir posturas diferentes al ideal democrático, liberal y civil como contexto para el avance, desarrollo y progreso de la nación. Repito, en un contexto polarizado como el actual, entonces nadie se atreve o quiere asumir que detrás de todo esto privan razones de naturaleza y orden ideológico, político partidista y grupales.
 
La situación que viven las universidades oficiales y particularmente las autónomas, tiene el trasfondo de imponerle controles desde la periferia de su actividad. Controles que tienen como único objetivo, poner las seis universidades autónomas al servicio del “proceso revolucionario”. Una de las razones que dan lugar, entre otras muchas, al deseo de establecer controles sobre este sector universitario pudiera derivar del hecho que, en la más reciente publicación del Posicionamiento Global de las Universidades, el cual abarca un universo de unas treinta mil instituciones de Educación Superior en el mundo, las seis universidades autónomas venezolanas se registran entre las siete mejor posicionadas en lo que refiere a la ubicación continua en el caso de las instituciones de educación Superior a nivel interno, esto es, en el país. El gobierno, que no el Estado, se llenaría la boca señalando que a la par de la masificación transformadora de la pirámide en una cubeta, intentada hasta ahora en relación con el acceso al tercer nivel educativo, pudiera ondear las banderas de la calidad. Una calidad de la que adolecen la mayor parte de las instituciones oficiales de Educación Superior, ubicadas más allá de la posición un mil quinientos, con una alta diferencia de grados y puestos entre estas y aquellas. Sin lugar a dudas, ese es un objetivo político  del gobierno.

Por tanto, la universidad pública, autónoma y democrática, en este caso, la dirigencia gremial de los docentes y otros gremios, no debe sentir temor a plantear abiertamente que en el fondo, no solo se trata de reclamos laborales que en justicia corresponden a profesores, investigadores, personal administrativo y obrero de las universidades, también en el caso de los estudiantes a través de becas y ayudantías, sino de un conflicto político sobre la base del interés que representa para el gobierno, hacerse con el control interno de estas seis universidades: Las más emblemáticas e importantes del país, desde cualquiera sea el punto de vista que sobre esa comparación pueda establecerse. Ni la Universidad Bolivariana de Venezuela, ni la UNEFA, incluso juntas, calzan los puntajes de la geopolítica que corresponde a la academia universitaria pública, democrática y autónoma nacional. Esa es tal vez la reivindicación de mayor monta en este conflicto. En su defensa, alcemos nuestras  banderas.