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Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

sábado, 30 de abril de 2016

Julio Cortazar y la credibildad de algunos pseudopolíticos venezolanos

A propósito de los resultados obtenidos por la convocatoria de la oposición a la recolección de firmas para activar el revocatorio presidencial, vale lo que Julio Cortazar pauntara en una entrevista que le hiciera la revista Life, y que el refería al capitalismo y su interes por colonizar culturalmente a los pobladores de América Latina, cuestión en la que esa revista represeta un valuarte importante: "la dialectica del diablo consite en pagar un alto precio para conseguir, en otro tablero, ganacias mucho más altas". La traigo a colación porqué expresa una inquietud que mueve a reflexionar sobre el papel que han de cumplir los políticos, en este caso de oposición, respecto al hecho de transformar la manera de ver y hacer la política en la Venezuela actual. 
 
Formas de ver y hacer la política a la que para nada le sirven de eco, el pescueceo al que se refiriera Andrés Eloy Blanco cuando señalaba que nada es mas ruidoso que un carro viejo y un diputado nuevo. Pareciera que importa más la cantidad que la calidad, más el caldo que la sustancia por aquello de que lo importante es aparecer, aunque hablen mal de uno, pero aparecer por encima de todo. Evidente reflejo de la "cultura del espectaculo" que se impone por estos tiempos, a la que alude Vargas Llosa en uno de sus últimos libros de homónimo título.
 
He señalado y reitero, no se trata solamente de las críticas al quehacer político de los rojos. No, entre las guabinas hay mucho bagre en el campo de la oposición, entre los azules hay mucho buitre que ha comido en el mismo plato desde el que los rojos han lanzado migajas a la población y ahora pretenden ganancias en el río revuelto de la política de hoy, a propósito del referendum revocatorio presidencial por el que, es evidente hay un importante paso de avance pero por el cual no es posible aún, cantar victoria.
 
Y digo estas cosas porque se ha pretendicio descaficar el hecho manifiesto expresado por pseudolideres de la oposición en día miercoles cuando la avalancha de firmas sobrepaso en cuestión de horas todas las expectativas a nivel nacional. Algunos de estos "dirigentes" afirmaron que alcanzadas las metas numéricas, aparentemente no caía más que enviarlas a Caracas ese mismo día y realizar de inmediato la "Rueda de Prensa" para dar los resultados en una actitud del más puro y sacrosanto pescueceo.
 
En términos de firmas, lo importante no era la meta sino el mayor número posible de rúbricas por cuanto el impacto político es lo que en este caso cuenta. Y miren si tuve razón que hubieron de esperar hasta el final para dar cierre como lo estableció el cronograma de captura de las mismas, para dar su famosa rueda de prensa. Allí voy. No debe la oposición, decir una cosa e incimplirla. Y no deben estos aprendices de la política (Jóvenes, viejos y bagres coprófagos), asumir el engaño y la inmediatez mediática como sustancia de la polítca y de lo político.  Hay que ver las encuestas e interpretar que después del 6D el apoyo popular y electoral, tanto a la MUD como a la AN por encima del reconocido trabajo político realizado hasta ahora, ha disminuído, levemente, entre cinco y diez por ciento, pero ha disminuido. ¿Y entonces?
 
Hasta ahora la política se ha manejado en Venezuela dando relevancia a lo urgente, cuando lo político exige atender lo importante. Y en la Venezuela de estos tiempos, para mantener la esperanza de lo político y el apoyo de la gente, es hablar claro para mantener la credibilidad política.  Y una manera de hablar claro es sobreponiendo la verdad al ansia del "mareo" hacia las masas, para apuntalar en términos temporalmente exiguos, apariones mediáticas sin efecto e impacto en la población en general, en la que no solo cuenta la oposición, sino también cinco millones de electores que desde el otro lado de nuestra ecuación, hacen posible la transitividad de las leyes democráticas dentro de los escuetos mragenes en los que hoy, practicamente sucumbe el sistema.
 
Hablar claro, para finalizar, es como el mismo Julio Cortazar señala por encima de sus convicciones políticas e idelógicas identificadas con el comunismo sesentoso. Que esas convicciones no estaban al servicio alienante ni del capitalismo, ni de ningún aparato ideológico por muy revolucionario que se bautizara, sino al servicio de la crítica que podía dar soporte al comunismo latinoamaricano, aun por encima del comunismo cubano. Allí, más allá de las diferencias, hay alguien en quien creer, en el pasado y más importante aún y que sirva de orientación a los dirigentes a quienes aludo, jóvenes, viejos y brages nauseabundos, en el aquí y en ahora, tan necesario para el país y la sociedad civil cansada ya de tanta mediocreidad política.

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