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Farmacéutico. Profesor Titular en la UDO. Consultoría y Asesoramiento en planificación, organización y gerencia. Coaching. Políticas públicas. Estudios de especialidad, maestría y doctorado.

jueves, 23 de junio de 2022

Lo político, la política y el pensar de piedra venezolano

 

Lo político, la política y el pensar de piedra venezolano 

Una de acepciones que encuadran el significado de la palabra político, corresponde a “Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o del cualquier otro modo.” En cuanto a la palabra política, establece en nuestra mejor acepción,  Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos”, considerando lo referente a doctrinas y actividades políticas. En el primer caso considera al ciudadano y su responsabilidad ante los asuntos o cuestiones del Estado, en el segundo, refiere a quienes participan de estos mismos asuntos desde una perspectiva diferente, alcanzar posiciones en la estructura de los poderes públicos que no es otra cosa que, aspiraciones al ejercicio del poder político directamente vinculado a las cuestiones del Estado.

Luego y en términos prácticos, se afirma coloquialmente que la política está guiada en sus acciones por el interés de los actores. Interés que a mi manera de ver, diferencia a quienes se cobijan bajo una u otra de las definiciones anteriormente expresadas, de manera tal que quien o quienes se atienen a lo político lo hacen en razón de su interés por el mejor funcionamiento de la antigua polis ateniense, trastocada ahora en las definiciones del Estado - Nación mientras que, quienes se atienen a la política lo hacen en procura de alcanzar posicionamiento y poder en la estructura de mismo.

Una forma muy sencilla de interpretar el rol de ambos en el escenario de los asuntos públicos es que los primeros están llamados a hacer sentir sus ideas, planteamientos y necesidades en cuanto demandas desde el comportamiento ciudadano; los políticos por su parte, calificación genérica de quienes desean acceso a las estructuras del poder público, están llamados a plantear ideas que procuran la satisfacción de las necesidades de la sociedad y que, cuando no han accedido al poder como tal, desempeñan ese rol desde las organizaciones que los agrupan en tanto grupos de opinión hasta los partidos políticos, convirtiéndose en intermediarios entre la sociedad y el Estado. De esa manera simple y sencilla hemos de asumir la realidad política de una sociedad.

Ahora bien, no se trata solo de atender las demandas sociales, la participación de los intermediaros comprende, desde sus propias creaciones intelecto modelares, la interpretación contextual de la realidad inmanente a su tiempo así como el diseño y la ejecución de acciones y tareas que conducen hacia el fin y propósito final de la política desde la perspectiva del Estado, cual es, gestionar las mejores condiciones posibles para el avance sociopolítico, socioeconómico y sociocultural de la comunidad en la que desempeñan sus actividades.

Tenidas así las cosas, ubicado cada quien en el ámbito de sus capacidades y competencias vinculadas a su rol en cuanto lo político o la política, corresponde entonces ubicarse en el marco de las responsabilidades que corresponden a unos y otros. En el caso de los primeros, ejercer la ciudadanía en tanto defensa y ejercicio de derechos así como el cumplimiento de deberes; para los otros, asumir su rol de conductores y guías de la sociedad, lo que cada factor político asume desde sus propias visiones de la realidad y la manera de cambiar y transformar desde lo existente hacia mejores estadios de la misma. Es lo que correspondería en este segundo caso a la visión ideológica, al pensar la realidad y establecer lineamientos estratégicos que a mi manera de ver no se generan en términos facticos de fines o propósitos, pues todo el análisis lleva a la actuación inmediata y por tanto, eminentemente táctica. Y, la táctica sin la base estratégica implica dar vueltas girando sobre el propio eje, sin saltos que den fluidez al recorrido que avanza hacia la concreción de acciones estratégicas previamente diseñadas.

Ello tiene mucho que ver con las metodologías de análisis de la realidad. En ese sentido, el espectro modelar que habría de iniciar en lo descriptivo para avanzar a lo interpretativo, queda atascado en viejos paradigmas configurados desde una visión mecanicista al abrigo del conocimiento y los saberes del principios del siglo XIX, fundados en tesis cartesianas y newtonianas, que si bien superaron el positivismo decimónico, se han quedado en el materialismo histórico herneckerniano, materia de estudio  obligatorio para todo cursante de educación media o superior con aspiraciones de hacerse dirigente estudiantil en el contexto de la izquierda radical venezolana, al extremo pro-izquierdista ortodoxo del totalitarismo.

Materialismo histórico, teoría de las clases sociales derivada de la propiedad de los medios de producción cando la esencialidad de estos imbricaba a las materias primas de corte material, provenientes de la tierra, el capital necesario para poner en marcha las operaciones alrededor de la explotación económica y la fuerza de trabajo expresada en el hombre viejo, proletario y explotado por el homo economicus, sin entrar en consideraciones en cuanto al uso de la tecnología y el posterior y progresivo desplazamiento de la actividad humana en la explotación económica y comercial en un contexto que hoy va en vías de extinción porque la esencialidad y potencia del trabajo humano se funda en la labor del homo sapiens que deja atrás al homo faber marxista y sus perspectivas de configuración alrededor de la definición del revolucionario hombre nuevo y la nueva sociedad. Pensamiento de piedra.

En el otro extremo, las vertientes del liberalismo, con análisis descriptivos e interpretativos de corte igualmente totalitario, en algunas de sus más agudas aristas consustanciadas con el pensar jerárquico organizacional, lineal y de causa efecto, derivadas hacia el individualismo avasallante que no pocas veces ha sido caracterizado con base en la ausencia de rostro humano y en ambas situaciones, guiados por el estructuralismo morfológico de base sistémica que si bien mantiene vigencia desde la estadística demostrativa y comprobatoria de hipótesis, simplifica el problema y luego del análisis proyecta resultados que, en el caso de lo atinente al comportamiento humano no siempre hace diana en sus aproximaciones a la verdad sino luego de la evaluación de multiplicidad de cohortes evaluadas.

Ambas maneras de apreciar la realidad, si no se acercan al cuestionamiento popperiano de su apriorismo, pierden esencia y sustentabilidad reafirmando las máximas einsteinianas de la relatividad, en cuanto a que, quien hace lo mismo de igual manera cada vez ante problemas similares, obtiene idénticos resultados, por termino general anclados en el fracaso. Es la otra variante del pensar de piedra.

El pensar de hoy busca amparo en otras vertientes, en lo complejo por ejemplo, estableciendo alrededor del problema, bucles de pensamiento de los que emergen otros, ampliando el radio de aproximación a la realidad del objeto, desde el objeto mismo, visto y analizado simultáneamente en la mayor suma de totalidad posible sin la proyección de los resultados parciales obtenidos pero sin dejar de tomarlos en cuenta y concretando la presencia del observador como parte de su propio objeto de estudio y análisis de comportmiento.

Si hubiese de pensar un ejemplo posible con miras a interpretar a realidad política venezolana de hoy en día, a junio de 2022, tomaría como fecha base el período 1928  -1936; luego 1936 – 1945 y posteriormente 1945 – 1948, este período arroja importantes conclusiones por cuanto los errores de esos años serán objeto de corrección posterior; seguidamente 1948 – 1958 y 1958 a 1980, período este último, en el que tienen lugar decisiones orientadas a superar los errores de lo que fue todo el proceso 1928 a 1958. Luego, hemos de señalar que nos encontramos aun en medio del período que arranca en 1958 y avanza por estos días, en medio del cual se obtiene una segunda e importante conclusión en cuanto errores que aún estamos lejos de superar en su continuación a las fechas que discurren en 2022. Este periodo puede subdividirse en los años que van desde 1958 a 1980 y desde ese mismo año a 1998  y su continuidad hacia el año 2022, sin necesidad de deslindarlos como periodos parciales por cuanto forman parte del todo que bien pudiéramos asumir como arco temporal democrático, de lo representativo a lo protagónico y participativo.

El primer error, cuya responsabilidad corresponde a Acción Democrática y da al traste con el gobierno de Gallegos, se corrige con el Pacto de Punto Fijo en 1958 si bien se excluye – hecho que hoy es importante punto de análisis – al partido comunista por el derecho a veto del que fueron provistos dos factores que no firmaron directamente el mismo pero estaban allí presentes, tal es el caso de la jerarquía eclesiástica y de la jerarquía militar. Es lo que en palabras de Juan Carlos Rey permitió superar la crisis populista del sistema de conciliación ocurrida en 1948.

A finales de 1979, principios de 1980, el mismo Juan Carlos Rey señala que en su afán de consolidar la democracia como base del sistema político venezolano, los partidos políticos, concretamente Acción Democrática y Copei, se dieron a la tarea de colonizar la sociedad venezolana asfixiando el crecimiento y desarrollo de la sociedad civil en términos de su propia autonomía como sostén del Estado y no de los partidos. A ello lo denomino la crisis populista del sistema de representación política de la sociedad. Algo de esta visión es compartida por Miguel Ángel Campos quien considera que la sociedad venezolana no tomo las banderas de su propia autorrealización y permitió que las circunstancias en la coyuntura la rebasaran sin dar lugar a cambios estructurales que hubieran dado lugar a un modelo sociocultural diferente al que fue instaurado a las sombras de la economía petrolera y el modelo populista de gestión gubernamental que ha primado en Venezuela como base de la democracia representativa.

En Venezuela, de acuerdo a lo señalado por Juan Carlos Rey, se estableció entre 1936 y 1945 un sistema de movilización política. El más importante logro alcanzado vio sus frutos  en marzo de 1946 con el establecimiento del voto directo, universal y secreto como base del modelo político que venía a establecerse en Venezuela, un derecho ampliado a las mujeres y todo analfabetas que hasta ese momento se encontraba excluidos del goce de tal ejercicio en tanto derecho político.

Sin embargo,  los polvos del trienio adeco primero, superados con el pacto de 1958, llevaron a la acumulación de lodos que en 1998 abrieron el camino a lo que hoy no dudo en definir como la estructura revolucionaria de sustitución de la democracia en Venezuela, que se ha venido levantando en los últimos veintidós años y que hoy ha puesto en riesgo de pérdida definitiva, los avances que habían sostenido de manera concreta la democracia venezolana desde 1958. Bien pudiéramos hablar de la coronación de aquellos esfuerzos iniciados por los estudiantes que en 1928 elegirían una reina de carnaval llamada Libertad, desafiando a la dictadura d Juan Vicente Gómez y que, ocho años después, tomaban las calles de Caracas en febrero de 1936 con la primera gran demostración de movilización popular ante Eleazar López Contreras, logrando el reconocimiento y establecimiento de conquistas políticas de importancia contenidas en lo que se conoce como el Programa de febrero.

Establecidos los períodos de análisis y sin entrar en consideraciones particulares en cuanto al porque de esta segmentación, corresponde revisar lo referente a los factores de cambio social que se generan a partir de los descubrimientos y primeras actividades en la Hacienda La  Alquitrana en el estado Táchira, entre 1878 y 1914,  con el advenimiento del petróleo en Venezuela, su influencia e impacto en el crecimiento, desarrollo y  evolución del país, para posteriormente dar curso a las concreciones del pensar de piedra que se ha establecido en la dirigencia política venezolana de los últimos cincuenta años.

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